Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

Haití, Colombia y las ciudadanías de primera y segunda clase.

Colera Haiti - Renny Rueda

El 19 de Octubre del año 2010, las autoridades sanitarias de Haití declararon estado de emergencia nacional, por la detección de un brote de cólera que para la fecha cobraba algunas decenas de ciudadanos muertos. Hoy, 7 de enero del año 2011, aproximadamente dos meses y medio después de las advertencias, el brote de cólera en Haití registra un saldo total de 3.651 muertos -151 más que hace un día-, además de un número estimado de 151.705 personas contagiadas con la enfermedad. En promedio, cada 24 horas, a consecuencia de la epidemia mueren más de 46 personas, y se contagian otras 1.920.

Las cifras, y la reducción en el tiempo del despliegue que se le ha dado a la tragedia, llaman la atención acerca de una lógica perversa, conforme a dos variables particulares. En primer lugar, la capacidad del ser humano de ignorar, a medida que pasa el tiempo, la dimensión de problemáticas tangibles y reales, cuyo impacto lentamente se borra de la memoria, en una dinámica homeostática propia de una cultura inclinada mas a la comodidad, el placer y el facilismo, que al abordaje consciente de problemas y a la aceptación de compromisos y responsabilidades.

En segundo lugar, a una condición inherente a la configuración política y económica actual del mundo, en donde se lleva a cabo una siniestra clasificación de los seres humanos en ciudadanos de primera y segunda categoría, muy distantes los unos de los otros, cuya única variable de selección depende de los medios económicos. Así, el sistema político actual no solamente realiza una categorización de los países, sino también de los individuos.

Tanto en Haití, como en Colombia y el mundo, es necesario no olvidar, que la verdadera justicia en una sociedad no se construye a partir de palabras, sino a través de condiciones objetivas de vida en donde la eliminación de ciudadanías de primera y segunda clase debe ser el principal objetivo. La indiferencia que se vive con respecto a los pobladores haitianos, por su condición de pobres, es la misma indiferencia que se percibe frente al drama de mas de dos millones de Colombianos desalojados de sus viviendas en diciembre por el invierno, o de los mas de 110.000 civiles asesinados en Irak, a consecuencia de la ilegal ocupación norteamericana.

El más evidente error del análisis político actual en materia de derechos, nace del desconocimiento de que la desigualdad política se encuentra íntimamente ligada a la desigualdad económica. La consecuencia práctica de la indiferencia ante realidades como esta, es la condena al atraso. En las últimas décadas, con hipocresía diplomática, Colombia ha construido sus propios Haití, cuyos pobladores sacrifican en el olvido sus vidas ante gobiernos que se han despreocupado por la desigualdad, y como en el mito de Sísifo, empujan sin éxito solo la piedra del crecimiento a partir de la inequidad, condenando perpetuamente a sus pobladores a vivir en la ignorancia y el subdesarrollo.

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Renny Rueda Castañeda

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