Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

El Presidente de Ecuador, Lenín Moreno, traicionó el derecho de asilo y la libertad de prensa

Yo no conozco personalmente a Julian Assange. A juzgar por el testimonio de su antiguo socio Daniel Domscheit-Berg (Inside WikiLeaks: My Time with Julian Assange at the World’s Most Dangerous Website – Dentro de WikiLeaks: Mi Temporada con Julian Assange en el Sitio Web más peligroso del Mundo), Assange es un tipo difícil. Este juicio ha sido corroborado, aparentemente, por la conducta del mismo Assange.Al fundador de WikiLeaks se le acusa de hackear el teléfono de Lenín Moreno, extraer fotos suyas y de sus hijas, y luego ponerlas a circular en la red, así como de filtrar información que compromete al hermano delPresidente en un caso de corrupción.  Esta no es precisamente la conducta que un anfitrión espera de un huésped, menos la que un gobierno que da asilo de la persona asilada en su embajada.

Estas no son las únicas impropiedades de las cuales se puede responsabilizar a Julian Assange. Cuando se presentó como candidato al Senado de Australia con el fin de obtener inmunidad como parlamentario y poder salir del encierro en el que estaba, Assange se burló de candidatos rivales de un modo que motivó al entonces Presidente Rafael Correa a pedirle que observara decoro en sus intervenciones política. Más grave fue el hecho de que, sin la autorización de Correa, Assange animó al Embajador de Ecuador ante el Reino Unido a que le diera un salvoconducto a Edward Snowden, de modo que éste pudiera dejar el Aeropuerto de Moscú y dirigirse a un país que lediera asilo.

Muchísimo más grave fue el hecho de que Assange sirvió de intermediario entre los hackers rusos y la campaña de Donald Trump para que ésta pudiera tener acceso a miles de correos del Comité del Partido Demócrata. Esta acción dio lugar a que Correa ordenara que le quitaran a Assange la conexión a Internet.

El Gobierno de Barack Obama había iniciado acciones legales contra Assange y había permitido que Chelsea Manning, a la sazón Bradley Manning, fuese torturada para que incriminara a Assange. Hillary Clinton, quien no salía bien parada en muchos de los cables filtrados por WikiLeaks, muchas veces expresó una fuerte animadversión hacia WikiLeaks y, sobre todo, hacia Assange. Éste sabía que le iría mal con Clinton, pero sólo un hombre desesperado podría pensar que lo mejor para él y para el mundo era que Donald Trump llegara a la Presidencia de los Estados Unidos.

Todo esto pesa en la balanza contra Julian Assange. Sin embargo, si prospera la petición de extradición de los Estados Unidos al Reino Unido, Assange podría ser enviado al país del cual filtró al público, con la ayuda de muchos periódicos, miles y miles de documentos que muestran el lado oscuro de la mayor potencia política y militar del mundo. El Gobierno estadounidense quiere castigar duramente a Assange e intimidar a cualquiera que se atreva a seguir su ejemplo. Por eso, no me cabe duda de que Assange corre un grave riesgo de ser torturado y de que su integridad física y mental resulte seriamente deteriorada.

Todo eso lo sabía el actual Presidente de Ecuador, Lenín Moreno. Frente a todas las impropiedades, desmanes y graves infracciones a las reglas que tenía que seguir Assange en la Embajada ecuatoriana en Londres, a lo que podríamos sumar los gastos en los cuales incurrió esa Embajada durante los siete años que estuvo Assange asilado allí, en mi opinión, todo esto debió haber tenido un peso menor frente al bien mayor de proteger a Assange y de evitar que sea usado para intimidar a todos los que en el futuro piensen que su deber moral es filtrar información de gobiernos que actúan de un modo inmoral. Por esta razón, considero que el Presidente de Ecuador, Lenín Moreno, traicionó el derecho de asilo y la libertad de prensa.

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