Parsimonia

Publicado el Jarne

El 15M, nuestro mito generacional y fundacional

En los últimos meses me he dedicado a leer y ver de forma sistemática las intervenciones de los miembros de Podemos. Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención es su voluntad de enraizarse en el 15M y glorificarlo. Y es que el movimiento de los indignados que opera ya como un mito generacional, y quien sabe si, como fundacional. Una nueva naracción que sustituirá al de la Transición y contra el que previsiblemente lucharan nuestros hijos o nietos.

La Transición Española ha sido un mito que se ha difundido muy bien. Sobre todo en Latinoamérica. Felipe González se la vendía a Fidel Castro cuando cayó el Muro de Berlín y parecía inminente que hubiera cambios profundos en la isla. La oposición cubana también ha bebido de estas aguas. El proyecto Varela se basaba en cierta medida en la Ley de Reforma Política, que rompió desde dentro el régimen franquista. El último en recetarla ha sido el actual ministro de Asuntos Exteriores español, Juan Manuel García-Margallo.

El período atesora logros loables. Se pasó de una dictadura a una democracia en relativo poco tiempo, con una crisis económica galopante y un acuerdo amplio entre las grandes fuerzas sociales. El recuerdo de la Guerra Civil y la suma de debilidades facilitaron aquel encuentro. Hoy, la idea principal del relato de la Transición es que todos cedieron para crear un marco de convivencia lo suficiente amplio y ambiguo como para que cualquiera estuviera cómodo.

Desde hace un tiempo, hay un proceso de revisión de esa época. El relato de la generación anterior se ha roto. El sistema no ha sabido dar solución a los problemas actuales ni colmar las aspiraciones de las nuevas generaciones. De todas las críticas, la más dura y peligrosa para el statu quo proviene de Podemos. El nuevo partido habla de régimen del 78, asemejándolo al Franquismo y propugna la apertura de un proceso constituyente para cambiar las reglas del juego y forjar nuevos consensos.

Pero para derribar un mito, primero hay que construir otro. Es aquí donde aparece el 15M. El movimiento de los indignados va a operar como un nuevo mito generacional y puede que también fundacional. ¿Por qué? Porque tiene todos los ingredientes para que así sea. Contó con un amplio respaldo en las calles de gente de diversa procedencia y se organizaba en asambleas, donde no había siglas de partidos políticos u organizaciones. Un fenómeno que se extendió por toda España, también en Cataluña.

Poco importa que se diluyera como un azucarillo con el paso del tiempo. Que fuera un caos en su organización o que virara con el paso del tiempo hacia posiciones izquierdistas. Da igual. A la gente le ha quedado una buena recuerdo del 15M. Para algunos fue su primera experiencia política o la última esperanza para forjar un mundo mejor. Si encuentra otro acontecimiento político y social similar en España que suscitase las mismas sensaciones en los últimos treinta años aparte de la Transción, digánmelo.

Estas circunstancias han sido aprovechadas muy bien por Podemos. No sólo para captar el espíritu del momento, sino que también para apropiarse de él. Mientras que el resto de partidos políticos envejecieron cuando la gente salió a la calle, Podemos es un partido completamente nuevo que reinterpreta a los indignados y los lleva a su terreno. Si hay un partido con vocación de mayorías, tendrá que hacer algo parecido. El 15M va camino de convertirse en un mito generacional. Y yo me atrevo a decir que fundacional.

En Twitter: @Jarnavic

Comentarios