Parsimonia

Publicado el Jarne

Crónicas de la Mafia, o de cualquier otro sitio

El corresponsal del grupo Vocento en Italia -un grupo empresarial que agrupa a varias cabeceras regionales españolas-, Iñigo Domínguez, tiene la costumbre de leer todos los días las noticias de los periódicos que hablan de la Mafia. Con esa rara afición y un buen trabajo de investigación, ha hecho un libro genial llamado Crónicas de la Mafia en el que ha recopilado la historia de esta organización. Leyéndolo, no saben lo que me ha recordado a Colombia.

Uno podría creer que Crónicas de la Mafia se ceñiría solo a la historia de esta organización criminal. Craso error. Hablar de la Mafia es hablar del último siglo y medio italiano. Es adentrarse en la necesidad del poder, económico o político, de la Mafia y viceversa. Es hablar de los pactos de la burguesía industrial con la mafia del XIX para unir Italia, de los arreglos durante el desembarco de los aliados en la II Guerra Mundial. O en la Guerra Fría, entre la Democracia Cristiana de Andreotti y la Mafia para parar a los comunistas o cualquier intento de integrarlos en el gobierno.

La historia en Italia se escribe a golpe de sentencia judicial. Con la ayuda de los arrepentidos y la investigación de un poder judicial independiente y, muchas veces temerario, se van aclarando hechos históricos como matanzas o graves asesinatos. Pero para que eso ocurra pasan años y años, muchas veces décadas. Y a veces esos jueces si se atreven a ir más allá de donde deben, se van quedando solos y sin protección. Una señal para que la Mafia o cualquiera acabe con ellos.

Aún así, quedan muchos cabos sueltos que nunca se amarraran. Los protagonistas de estas historias mueren en extrañas circunstancias o mantienen un silencio sepulcral hasta su muerte. Muchas veces no sabemos quiénes los han asesinado ni por qué  motivo. Las propias declaraciones de los arrepentidos son contradictorias. Los jueces son incapaces de reunir las suficientes pruebas como para condenar a los delincuentes. La nebulosa cubre los casos y la opinión pública se cansa de ellos. Los periodistas nos perdemos en una maraña que es imposible de desentrañar y sólo unos pocos son capaces de armar todo el rompecabezas.

Sólo nos queda la intuición de que todo está más o menos podrido y que el combate está amañado desde el principio. De que el dinero lleva al poder y el poder al dinero y que se necesitan mutuamente. Pero eso no son sólo Crónicas de la Mafia. Esa podría ser la crónica de cualquier otro sitio. Colombia, España o cualquier lugar.

En Twitter: @Jarnavic

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