Parsimonia

Publicado el Jarne

La mujer que vengó al Che Guevara

La historia es fascinante. La hija de un propagandista nazi, Hans Ertl, el llamado «fotógrafo de Hitler», disparó el 1 de abril de 1971 en la ciudad alemana de Hamburgo contra el cónsul boliviano. El asunto no tendría tampoco mucha más trascendencia si no fuera por el nombre del hombre al que había matado: era el coronel Roberto Quintanilla, el hombre que había amputado las dos manos al Che Guevara en la quebrada de La Higuera en Bolivia.

La maldición del Che

De la supuesta maldición del Che Guevara ya había hablado Jon Lee Anderson en la genial y equilibrada biogtrafía que hizo Che,  una vida  revolucionaria. Casi todos las personas implicadas en la muerte de Guevara perecieron de forma violenta o en  extrañas circunstancias, lo que acrecentó más la leyenda del Che.

A Honorato Rojas, un colaborador campesino que delató a la columna del Che, lo mataron los continuadores del ELN, el grupo que funda Guevara, en 1969. Juan José Torres, un general que votó a favor de la ejecución del Che, muere asesinado por unos grupos paramilitares argentinos en 1976.  Dos semanas antes, el coronel Joaquín Zenteno, también implicado en la muerte del argentino, muere asesinado en París por el grupo «Brigada internacional Che Guevara».

En esta larga ristra destacan dos personas aparte de Quintanilla. Por un lado, Félix Rodríguez, la persona encargada por la CIA para acabar con el Che, tuvo varias advertencias de la agencia estadounidense sobre planes de los servicios cubanos de inteligencia para acabar con su vida. Por otro lado, el autor material, Mario Terán, que todavía hoy vive entre pelucas y disfraces por el miedo a que Cuba o sus aliados lo maten.

Roberto Quintanilla también se encuentra entre los objetivos declarados tras la muerte del Guevara. El gobierno boliviano lo envía a Hamburgo como cónsul para sacarlo del mapa de cualquiera que se quisiera cobrar venganza. El cónsul estaba en guardia, así que para matarlo habría que hacerlo de una forma diferente.

La hija del nazi

Los entresijos de la historia los cuenta Jurgen Schreiber en su libro La mujer que vengó al Che Guevara, la historia de Monika Ertl editado en español por Capital Intelectual. Schreiber es un afamado periodista en Alemania que ha ganado varios premios y que investigó el asesinato de Roberto Quintanilla.

La autora habría sido Monika Ertl, la hija del nazi de Hans Ertl, también conocido como «el fotógrafo de Hitler» por ser el camarógrafo de Riefensthal. Ertl se fue a Bolivia, donde los nazis encontraron refugio después de la guerra -allí estaba Klaus Barbie, «el Carnicero de Lyon»- y se instaló tierra adentro en Bolivia. Allí tuvo varios hijas, entre las que se encontraba Monika.

Monika era una guapa alemana que se casó pronto con un industrial. Pertenecía a la alta sociedad de La Paz, una sociedad casi medieval en las que diferencias sociales y raciales eran abominables. De alguna manera se cansó de aquella vida y se unió al Ejército de Liberación Nacional, el grupo revolucionario creado por el Che. Empezó con ellos como colaboradora para luego unirse al grupo y pasar a la clandestinidad.

Durante su corta vida revolucionaria tuvo una relación con Inti Peredo, uno de los hombres claves del Che durante su estancia en Bolivia. Peredo sobrevivió de forma milagrosa a la operación que cercó a Guevara. El Inti rehizo el grupo y siguió luchando, aunque más tarde apareció su cadáver con marcas de tortura en 1969.

Había muerto bajo el mandato de Quintanilla, el hombre que le había amputado las manos al Che y que se había licenciado años antes en la Escuela de las Américas, un centro del que saldrían muchos de los militares que gobernarían a fuego y sangre Sudamérica los siguientes años. El coronel debía morir por cometer aquellos actos.

Tres balas para su excelencia

Había que vengar al Che y a el Inti, así que había que asesinar a Quintanilla. Para eso se encargó la misión a Ertl. Con identidad falsa y disfraz, pidió cita con la excusa de sacar visados. El día 1 de abril de 1971 mató a Quintanilla con un revolver coltcobra del 38 que había escondido en su cartera en Hamburgo.

Hamburgo es una ciudad de izquierdas en la que siempre ha habido un fuerte movimiento antisistema como estos días se ha demostrado. En aquellos días era la Oposición Extraparlamentaria, la APO, quien aglutinaba a estudiantes, sindicatos y movimientos sociales descontentos con la política de aquel momento.

 Por increíble que parezca, la APO tenía un piso debajo del consulado boliviano. Los militantes de aquel movimiento colaboraron con el ELN para matar a Quintanilla. Pero no seamos ingenuos: como en tantos episodios oscuros, aparecieron los servicios secretos cubanos. La Habana se encargó de facilitar contactos e intermediación y labores de inteligencia como falsificación de pasaportes o  dar cobertura legal a algunos movimientos.

En el relato también aparece otro personaje de novela: el editor Osvaldo Feltrinelli. Editor de una de las principales casas de Italia y con una fortuna  cosiderable, Feltrinelli murió años después en 1973 cuando estaba preparando un atentado con dinamita. Debido a ello se descubrió que el dandy era el líder del GAP, un grupo terrorista de izquierdas italiano de Los años del plomo.

El editor había viajado a La Paz en 1967 para defender a su escritor, Regis Debray, que se había enrolado en las filas del Che e iba a ser juzgado. Debray, un escritor que después trabajó para el presidente francés Mitterrand. Allí Feltrinelli habría conocido a Monika. También aparece el periodista danés Stage, a sueldo de La Habana y que estuvo en en La Paz cuando mataron al Che. Ayudó en la operación. Los tres se reunieron días antes en un hotel de Zurich, en el que Feltrinelli le proporcionó el arma y Stage los pasaportes a la alemana .

A partir de ese momento Monika será buscada por toda Sudamérica. En contra de los criterios de los cubanos, volvió a Bolivia para reincorporarse a la guerrilla. Murió abatida por el ejército boliviano. Parece que en su muerte tuvo un papel clave Klaus Barbie, amigo de la familia y criminal nazi al que siempre persiguió el cazanazis Simon Wiesenthal, artífice de la operación de caza a Eichmann en Buenos Aires.

Está la historia de la mujer que vengó al Che Guevara. Un libro que les recomiendo.

En Twitter: @Jarnavic

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