Parsimonia

Publicado el Jarne

Cuando la muerte venga a visitarme

Volvíamos a la gran ciudad, a Madrid. Después de más de tres semanas a la ribera del Ebro, había que volver a la villa y corte. Entonces, como tantas otras veces, volví a cantar Pongamos que hablo de Madrid. Me encanta esta canción. Por una vez la música está a altura de la letra. Normal, porque no es de Sabina la melodía.

Es una costumbre que tengo siempre que estoy fuera más de dos semanas. Es la canción que tarareaba cuando un avión desde Bogotá me devolvió a la capital del imperio español. La verdad es que odio y amo esta ciudad a partes iguales, pero la echo mucho de menos en cuanto estoy más de una semana fuera de ella. Y las canciones del Flaco siempre son una buena luna de miel antes de volver a los achaques del matrimonio entre esta ciudad y yo.

La cantaba en el coche. Conducía mi madre. Entonces llegué a la última estrofa de la canción y me invadió la duda: ¿Cómo la termino? Le pregunté a mi madre. Ella lo tenía muy claro, ella la terminaría a su manera:

Cuando la muerte venga a visitarme,

  que me lleven al Sur donde nací,

  aquí no queda sitio para nadie,

  pongamos que hablo de Madrid. 

Le encanta Madrid. Lleva más de 25 años aquí y se siente muy a gusto. Pero si hay que volver a Ítaca y, además, a morir, hay que volver al Norte. Madrid es un lugar de paso; es la parada en la que más tiempo ha estado, pero tiene claro que su sitio de descanso está cerca del Ebro. Ha nacido y se ha criado allí arriba. Su familia está en Aragón. Para ella solo había que cambiar Norte por Sur y ya estaba arreglado el asunto. Y como es el algo que hace Sabina siempre que quiere -hacer pequeñas variaciones en las letras para amoldarse y gustar al público-, no hubo ningún problema.

Entonces me tocó a mí. ¿Cómo termino la canción? En mi pueblo soy un forastero y ni siquiera conozco a toda mi familia. En Zaragoza tengo a la familia más cercana, pero la veo de pascuas a ramos y no simpatizo con la ciudad. El Pirineo me encanta, pero llevo más de 6 años sin ir. Después de tantos años, el Norte no es una opción. Llevo más de 14 años aquí y la ciudad me gusta. La he enseñado decenas de veces y me sigue apasionando recorrerla y enseñarla de nuevo. En invierno o en verano, me fascina.

Así que tuve que hacer lo mismo que hizo Sabina después de pasar algunos años en Madrid y de que se muriera Tierno Galván, el mejor alcalde de Madrid en democracia: cambiar la letra. Tuve que terminar de forma distinta la última estrofa, y para eso hay dos maneras de terminar la misma canción:

Cuando la muerte venga a visitarme,

 no me despiertes, déjame dormir,

  aquí he vivido, aquí quiero quedarme,

  pongamos que hablo de Madrid.

En Twitter: @Jarnavic

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