Parsimonia

Publicado el Jarne

Refugiados: la otra cara de la inmigración

Hoy, día 20  de junio es el Día Internacional del Refugiado. Os dejo un reportaje que hice hace unos meses con unos compañeros acerca de la situación de los refugiados en España. Aquí tienes una noticia reciente de El País donde se apunta a que todavía se han reducido todavía más las concesiones de asilo en España en 2011.

Autores: Daniel Ortiz, Antonio Jarne y Roberto Resino.

Cuando se nos viene la cabeza la palabra inmigración, muchos de nosotros pensamos en una persona que, impulsada por razones económicas y el deseo de prosperar, han venido a nuestro país a la búsqueda de un futuro mejor. Y es que, España, se ha convertido en un país de inmigrantes desde finales de los años 90 con más de 5 millones de extranjeros.

Sin embargo, de estos inmigrantes, un importante sector ha pasado siempre desapercibido para buena parte de los españoles, formado por aquellas personas exiliadas de su país o que han venido en busca de asilo o refugio.

En los primeros años, sobre todo se trataba de gente procedente de Sudamérica, donde la proliferación de las dictaduras y las violaciones de Derechos Humanos que estas propiciaron durante los años 70 y 80, llevaron a muchos a buscar asilo en España.[i]

En la actualidad, el perfil de estas personas ha ido cambiando, a medida que cambiaban los tiempos y la sociedad internacional: Sudamérica ha dejado paso a África como principal exportador de refugiados hacia dentro de nuestras fronteras. Según el informe de CEAR de 2010, España recibió refugiados principalmente de Cuba (406), Nigeria (237), Argelia (175), Guinea Conakry (166), Camerún (155) y Colombia (123).

Dentro de esta nueva tradición de España como un país de acogida, que se inicia a partir del año 78 y pese a estas políticas restrictivas de asilo de los últimos años, debemos de destacar dos casos paradigmáticos de esta política solidaria: El programa Defensores de Amnistía Internacional y la organización Solidaridad con Cuba, con el caso del disidente cubano Regis Iglesias, excarcelado recientemente y que fue trasladado a España.

Programa Defensores

El programa Defensores de Amnistía Internacional (AI) comenzó en 1998. Este sistema permite a una persona que trabaje por los Derechos Humanos y esté en una situación de peligro inminente para su vida, sea trasladada a España durante un período de tiempo que va desde los tres meses hasta el año. Durante ese período de estancia, Amnistía se hace cargo de todos los gastos que pueda tener en España.

Más de 50 personas con sus respectivas familias se han acogido a este programa que es exclusivo de la Sección Española de AI. Casi todas ellas han venido de Sudamérica, sobre todo de Colombia, aunque también ha habido personas de otras partes del mundo como Sudáfrica.

Normalmente, antes de que se inicie el programa para que vengan para a España, se han agotado todas las vías con las que cuenta la organización. “Se pone en marcha cuando no queda otra alternativa. Antes se han realizado Acciones Urgentes u otras medidas de presión que tiene la organización” aclara José Ignacio Montanos, responsable del Programa de Defensores.

Una vez aquí, los primeros meses son difíciles para los Defensores. Aclimatarse al país, dejar atrás a la familia y entender el nuevo rol que van a jugar puede ser duro para ellos.

En este tramo de adaptación, juega un papel fundamental el grupo local que se asigna a los Defensores. Formado por voluntarios, el grupo local les enseña las costumbres sociales de España, les invita a comer o les ayuda en los trámites administrativos que tienen que realizar aquí. Son las personas que ayudan durante todo el tiempo que pasan por nuestro país y les dan ese calor humano tan necesario ante la situación en la que se encuentran. “Yo le tengo que dar un gran agradecimiento a los activistas. Más allá de que tengan la camiseta amarilla, tienen la camiseta de la solidaridad. Me ayudaron mucho” explica María Valencia Rodas, refugiada colombiana que vino en 2003.

Pero una vez que ha terminado el programa, el Defensor tiene que elegir si decide quedarse o volver. El refugiado tiene que elegir qué hacer con su vida una vez que se ha terminado el programa. Una elección que se hace muy complicada ante la actual coyuntura económica en España y los problemas de seguridad que puede tener en su país.

Si elige quedarse, normalmente terminan trabajando en sectores muy precarios. Al no poder convalidar sus títulos universitarios, algunos como Teófilo Rangel, abogado en Colombia, ha terminado de barrendero u otro como Nelson Restrepo, también jurista, ha acabado de vigilante del BBVA en España.

Desde Amnistía se intenta que sigan trabajando en Derechos Humanos y se les permite que hagan algo que aumente su formación, como el Master de Acción Solidaria en la Carlos III, pero no todos pueden continuar trabajando en el ámbito de los Derechos Humanos ante la crisis económica que sufrimos. María Nancy, ha terminado trabajando en la propia Amnistía, pero reconoce que ha tenido mucha suerte. “Tengo estrella. Me siento una privilegiada”.

María Nancy valencia, refugiada en España.
María Nancy Valencia, refugiada en España.

Pero no solo Amnistía Internacional lleva a cabo programas de apoyo a Defensores de los Derechos Humanos. Son muchas las asociaciones, ONGs o fundaciones que, con o sin apoyo gubernamental, prestan servicio a este tipo de personas y que se encargan de realicen su labor en defensa de los derechos humanos.

Regis Iglesias

Es el caso de la ONG Solidaridad con Cuba. La situación de los defensores cubanos es también especial dado el vínculo de la isla con España. A raíz de la Primavera Negra de 2003, son muchos los exiliados y disidentes que, gracias a la colaboración del Gobierno español y las ONGs, continúan su labor de defensa de los derechos humanos en España. Es el caso de Regis Iglesias, colaborador con esta organización.

Su principal labor en nuestro país, junto con la de muchos compañeros, es difundir las ideas y propuestas de regeneración democrática que recoge el Proyecto Varela. “Diariamente, nuestro trabajo está en servicio de lo que sucede en Cuba aparte del apoyo tanto material puntual, como acompañamiento espiritual a los desterrados.”

Los poderes e instituciones tanto públicas como privadas, no son ajenos a su labor: “Algunos gobiernos autonómicos, ayuntamientos o partidos políticos solidarios con la causa de la libertad de Cuba, sí nos brindan su mano solidaria y nos han acompañado en nuestra lucha”.

De ahí que muestren su agradecimiento y gratitud a la sociedad española: Definitivamente España es nuestra segunda patria, la patria de nuestros mayores”.

A pesar de todas esta muestra de solidaridad, un dato de CEAR obliga a ponernos en alerta: en España las solicitudes de protección internacional en el 2010 cayeron a 2.738, casi un 6% menos que en 2009. Una de las cifras más bajas que se recuerdan desde que comenzó a contabilizarse a finales de los años 80 según explica la encargada del departamento de documentación de la CEAR, Yadira Suárez[ii].

A pesar de estos ejemplos de solidaridad, resultan desconcertantes los datos que nos da CEAR. A todo esto se une la crisis económica, que hará más reticente al Gobierno a permitir el asilo y el refugio, de forma que se presenta una situación incierta para los años venideros. Son dos caras de la misma moneda: por un lado la difícil situación, por el otro, los pasos hacia delante dados por Amnistía Internacional y los demás organismos citados, que, hoy por hoy, buscan la colaboración de las instituciones oficiales para enfrentarse a estos retos.

[i] Páginas 62-63 Los años rojos. Las horas Negras de América Latina. El Atlas histórico: Historia crítica del siglo XX Fundación Mondiplo.

[ii] Informe de CEAR 2011 Páginas 90-92

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