Parsimonia

Publicado el Jarne

Vida y obra de un canalla: Javier Krahe

Fue compañero de Sabina, con el que fundó La Mandrágora, un grupo mítico que hizo un disco del mismo nombre que es una delicia para cualquiera. Fue censurado en Televisión Española por realizar una canción contra Felipe González y el sí a la OTAN.  Horneó a un Cristo hace más de 30 años, hizo un corto sobre ello y ha sido juzgado estos días por el delito de blasfemia. Compuso una canción llamada No todo va a ser follar. Bebe, fuma y procura hacer el amor a sus 68 años. Este señor es Javier Krahe.

Javier Krahe. Fuente: Getty
Javier Krahe. Fuente: Getty

Juventud y La Mandroga

Pero, ¿Quién es Javier Krahe aparte de un hombre que ha tenido la virtud de enfrentarse al poder y vivir la vida que ha querido? Este cantautor, madrileño, nació el año 1944 en el noble distrito de Salamanca, barrio de la alta burguesía madrileña. En su niñez ingresó en el Colegio del Pilar, uno de los colegios más caros y selectos de Madrid. De allí salieron periodistas como el exdirector de ABC,  Luis María Ansón, el Consejero Delegado de PRISA –empresa a la que pertenece Radio Caracol-, Juan Luis Cebrían o políticos como José María Aznar o el actual líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Gracias al Señor o a quien esté allá arriba -si es que hay alguien-, Krahe dejó de estudiar Empresariales y se marchó a Canadá para evitar realizar el servicio militar. Allí comenzó a ganarse la vida como cantautor, siguiendo a Cohen y Brassens, de los que posteriormente tradujo e interpretó varias canciones. Una vez que en España las cosas empiezan a cambiar después de la dictadura de Franco y se ha estabilizado el país -más o menos-, regresó a España a principios de los 80.

En la vuelta a la Madre Patria se encontró con Joaquín Sabina y Alberto Pérez, con el que fundaron un grupo mítico: La Mandragora. De bar en bar y con unos directos para cagarse de la risa, grabaron un disco homónimo, La Mandragora, que contiene auténticas obras de arte. Las traducciones de las canciones de Brassens realizadas por Krahe son esplendidas, especialmente La Tormenta y Un burdo rumor. En este redondo se puede encontrar la primera versión del Pongamos que habló de Madrid, que popularizó Antonio Flores, el hijo de Lola Flores y que se considera una de las canciones más bellas dedicadas a Madrid; Adivina Adivinanza, que fue censurada por referirse a un supuesto entierro de Franco al que acuden todos los «héroes» de España; o La hoguera, un duro alegato contra la pena de muerte.

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Javier Krahe a la izquierda, Sabina en el centro con barbas de león se apoya en Alberto Pérez que sonríe a su izquierda.

Un disco redondo que los catapultó al éxito, aunque a los pocos años se separan. Krahe siguió su carrera en solitario, aunque mantendrá muy buena relación con Sabina. El Flaco siguió componiendo canciones para otras autores, pero  no alcanzaría el verdadero éxito hasta un años después, sobre todo con el disco que realizo en directo Sabina y Viceversa en directo. Si bien ambos asistirán al programa de TVE Si yo fuera presidente a las órdenes de Tola, narraron de forma satírica la actualidad de la semana durante unos años. Por su lado, Alberto Pérez, se distanciará y continuará su carrera por otros compases.

Cuervo ingenuo

En ese mismo disco en directo, Sabina y Viceversa en directo, se hizo también un vídeo para TVE con una actuación en el teatro Salamanca de Madrid que tuvo muchas consecuencias en la vida de Javier Krahe. Es un concierto en el que varios artistas invitados cantaron canciones de Sabina o las interpretaron a su manera. Javier va a interpretar una canción propia, Cuervo ingenuo, composición que está en contra de la OTAN, a favor de no mantenerse en la Alianza Atlántica por parte de España y que ataca duramente a Felipe González, presidente del gobierno de aquella época. Saltó al escenario y se apagaron las cámaras, que finalmente no recogen su actuación. Televisión Española había decidido que no podía emitirse esa canción en la época de la precampaña del referéndum por su inconveniencia. El País recogió la noticia, que supuso una fuerte polémica en España. A raíz de este hecho,  la canción se conveirtió en el himno de la oposición a la la Alianza Atlántica.

Hay que situarse en aquella época para entender lo que ocurrió. Estamos en el año 86, después de oponerse a la entrada en la OTAN, el Partido Socialista Obrero Español va a realizar un referéndum al que se había comprometido sobre si España se mantiene en la OTAN o no, a la que había entrado en el año 81. La izquierda está en contra, la derecha ha promovido la abstención y las encuestas, a dos semanas para que se celebre la votación, dan un claro triunfo del no. Al final, sólo será posible la victoria cuando se involucre en la campaña Felipe González,  ponga su posible renuncia encima de la mesa en el caso de que se pierda la votación y haga que cambien las tornas. González conseguirá darle la vuelta a las encuestas, ganar el referéndum de forma inesperada y salvar la cara del Gobierno.

En todo este ambiente, con la calle claramente en contra de la entrada y con el PSOE dividido, cualquier acto de resistencia o de apoyo al no es un ataque directo al Gobierno. Krahe metió el dedo en el ojo al querer cantar una canción en contra de la OTAN. Es el sitio oportuno y el momento adecuado: sólo hay dos televisiones en España y en los días previos a la campaña del referéndum. Por eso, TVE se negó a retransmitir su actuación. Después de esto, tuvo unos años en los que será marginado de los círculos del poder. Krahe siguió con su carrera, pero no volvió a disfrutar de la popularidad que tenía aquellos días.

Disco de Sabina en el que se encontraba Cuervo Ingenuo.
Disco de Sabina en el que se encontraba Cuervo Ingenuo.

Carrera en solitario y el ser canalla como actitud

A partir de ahí, comienza la carrera de Krahe en solitario, donde hará algunos buenos discos y otros no tan buenos, si bien siempre con la música de autor como telón de fondo. Mientras Sabina dejo atrás su etapa de cantautor y evolucionó dentro de su estilo, Krahe permanecerá fiel a la canción de autor. Algunas, con el tiempo, se convirtieron en clásicos que tienen su sello inconfundible: No todo va a ser follar, ¿Dónde se habrá metido esta mujer? o La Yeti, son sólo algunas de las más destacables.

Aunque, la verdad lo que hace a Krahe una leyenda es su actitud. Sigue tocando en los mismos sitios de siempre, procura no cobrar mucho para que no sea muy caro y te lo puedes encontrar en cualquier bar de Tribunal bebiendo. Sólo lo he visto una vez: con una amiga a la que también le encanta Krahe, lo vimos pasar con unos tragos de más dando trompos hacia su casa por los calles de Malasaña. Meses después, una amiga me contó que se fue con unos amigos suyos a tomar unas cervezas después de un concierto en la sala Galileo. Incluso los invitó a una ronda.

Encima del escenario, no he visto a nadie tan divertido. Me recuerda al disco de La Mandragora, donde la gente se ríe a carcajadas durante el espectáculo. Lo he visto un par de veces y si vuelvo a Madrid lo volveré a ver. Se le olvidan las letras, no llega con la voz  a las canciones y carraspea sin parar, pero sólo por ver a un hombre de semejante edad dar 2 horas de concierto, tan lúcido e irónico como siempre y tomarse unas cuántas cervezas en directo, a uno le da igual todo.

Ahora está de juicios. Le exigen 144.000 euros por la emisión de un corto que se retransmitió en 2004 y que se había realizado a finales de los años 70 . Durante una entrevista, el programa de televisión el en que estaba lo emitió sin que él supiera nada previamente. Años después, un grupo católico extremista decidió demandarle y acusarle del delito de blasfemia. Ayer se celebró el juicio oral. La cuestión se ha convertido en una lucha por la libertad creativa y la libertad de expresión. Krahe ha dicho que se va exiliar a Francia si lo condenan. Esperemos que, haga lo que haga la justicia, no se vaya. Sólo queda que con la que está cayendo se nos fuera  Javier. Es lo que le faltaba al país.

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