Ya empezaron los candidatos a ofrecer lo divino y lo humano para quitarles el votico a los incautos en las elecciones de octubre. El uribista Diego Molano y Jorge Enrique Robledo, que para unas cosas es de izquierda y para otras no, propusieron Transmilenio gratis en Bogotá.

Por menos envainaron al alcalde Gustavo Petro acusándolo de detrimento patrimonial  por reducir el valor de la tarifa. El tiempo le dio la razón al ahora presidente de la República, quien contó en Twitter que fue embargado, procesado y finalmente exonerado de conducta culposa.

Muy loable bajar tarifas para favorecer a estudiantes y a personas de la tercera edad, o en horas de menor demanda como hizo Petro, pero sugerir gratuidad es irresponsable y populista: puro desespero disfrazado de marketing político. No faltará el que prometa poner fin al problema de los temblores de tierra en Bogotá o construir el primer ovnipuerto. ¡Capaces son!

La maldición del padre Margallo

“El 31 de agosto de un año que no diré, sucesivos terremotos destruirán Santafé”.

Cada vez que tiembla en Bogotá, reaparece como fantasma el padre Francisco Margallo, pues hizo esa terrible predicción en 1827, tras el robo y profanación de la Capilla del Sagrario, que forma parte de la Catedral Primada. Ojalá que ese 31 no sea el de este mes, y en caso de que sí, mejor dormir con calzoncillos nuevos y medias sin huequitos para no pasar vergüenzas en la morgue. El último gran terremoto ocurrió en 1917, cuando “Bogotá ocupaba tan solo un pequeño sector…  Se enmarcaba entre las actuales calles 32 y 3 sur y entre las carreras 1 y 24, y se alargaba hacia el norte hasta el sector de Chapinero, donde había fincas de recreo que gradualmente se convirtieron en residencia permanente de familias adineradas”, según la crónica del Servicio Meteorológico Colombiano. Dos siglos antes ocurrió otro que dio origen a la primera noticia impresa en la capital: “Aviso del terremoto sucedido en la Ciudad de Santa Fe de Bogotá el día 12 de julio del año de 1785”.

(Archivo: Biblioteca Nacional de Colombia)

¿Ovnis en Bogotá?

Cuando escucho que ya vienen los  extraterrestres, supongo que están tanqueando sus naves en Marte, de compras en Júpiter o mecateando en Saturno; y cuando dicen que vienen en son de guerra, imagino criaturas que comen ratas como hacía Diana en V, la Batalla Final, la extraordinaria serie de televisión de los 80s, en la que lagartos venían del espacio a esclavizar humanos.

El director de la Nasa, Bill Nelson, anticipó en julio que un comité de científicos hará público este mes de agosto un informe para “aclarar tantas sospechas sobre alienígenas”.

Creo saber algo. Una vez, siendo adolescente, fui con mis amigos a una cofradía llamada El Círculo. El anfitrión dijo que había entre nosotros un incrédulo y de inmediato me apartaron, mientras los demás, tomados de las manos, sentados alrededor de una mesa rectangular, ‘recibían’ mensajes que llegaban desde Ganímedes, de forma telepática, a través de un señor al que llamaban ‘hermano Hernando’, un mortal como los demás (al menos así se veía), que descendió pausadamente por unas escaleras de madera hasta el primer piso, vestido todo de blanco, menos los zapatos que eran negros de amarrar. No recuerdo la casa del encuentro, pero sí que mientras regresábamos en buseta al barrio, sobre las siete y pico de la noche, uno de mis amigos exclamó emocionado:

—“Mire, mire… el ovni acaba de alejarse por Monserrate. ¿Lo vio?

—¡Cuáles! Yo no vine nada —respondí medio aburrido.

—Pues no lo vio porque usted no cree en estas cosas —respondió el otro en tono burlón.

Ahora de viejo sí creo. Cuando me hablan de alienígenas, pienso en Aristóteles, Jesús, Beethoven, Da Vinci, Buda, Steve Jobs, Isaac Asimov, Woody Allen, Shakespeare, García Márquez… ¡Los genios no son de este mundo!

Señor ministro, Juan David Correa

Cuatro libros del escritor Mario Vargas Llosa fueron declarados Patrimonio Cultural en Perú. Se trata de las primeras ediciones de “Los jefes”, “La ciudad y los perros”, “La casa verde” y “Los cachorros”, escritas entre 1957 y 1967. Los libros están bajo  custodia de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).

Qué bueno sería que lo mismo hiciera el Ministerio de Cultura en Colombia con las obras de nuestro único Premio Nobel de Literatura para fomentar la lectura: Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca y El amor en los tiempos del cólera. Ojalá el mensaje llegue a oídos del nuevo ministro Juan David Correa, cuyo nombramiento nos alegra por su comprobada sensibilidad social y compromiso con el arte.

La columnista Florence Thomas cuenta que el ministro Correa pertenece a “una generación inspiradora, rara, creativa y no dogmática”, con “una claridad ética y política envidiable”.

El mundo de la literatura está feliz con su nombramiento. Ojalá haga lo correcto por los artistas y la cultura colombiana.

  • Lapidario

“Si nos ubicamos entre el dolor y el placer, nunca más nos faltará el dinero”.

Si usted es el paciente, debería ver los seis episodios de esta buena serie de Netflix: “Medicina Letal” (Painkiller) Y si usted es el médico, con más veras. Es la historia de cómo la industria farmacéutica hace fiesta -¡y dinero!- con el dolor de la gente en complicidad con ciertos médicos.

https://youtu.be/vEnRBc0N6P0

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