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Senador Uribe, se le está yendo la mano

Soy uribista, no me da pena ni miedo decirlo. He admirado y respetado al ex presidente Álvaro Uribe desde que lo conozco políticamente, he creído firmemente en sus posiciones y he avalado incluso sus conductas más cuestionables, me he enfrascado muchas veces en discusiones en las que lo he defendido y he sido tajante al expresar que es el mejor presidente que ha tenido nuestro país.

Siento gratitud hacia él, porque es un hombre que le devolvió la esperanza al país, que lo rescató del poder ilegal de la guerrilla, y eso nadie lo puede negar. Cuando era presidente yo me sentía en paz, sí en paz, irónicamente cuando su emblema era la guerra, pero era una guerra defendiendo al Estado y en ésas siempre hay muertes colaterales, desplazamientos y medios cuestionables, sin embargo, había en el país una sensación de seguridad que sólo él la ha traído en los últimos tiempos. Pero se le está yendo la mano.

El ex presidente, con sus acusaciones al Gobierno y a algunos dirigentes (que incluso trabajaron con él) me parecen tétricas. La oposición es sana y es necesaria para el buen ejercicio de la política y claro está, por el respeto a la democracia, pero el ex presidente y ahora senador se está pasando con sus campañas y sus discursos. Hace poco vi, aquí en Medellín, una valla que rezaba “Para que a Antioquia no la gobierne Santos, vote Centro Democrático” ¿Qué es eso? ¿Antioquia Federal o qué? Yo no soy santista, es más, no veo la hora de que se termine su mandato, pero esa no es la manera de promover una campaña.

El partido que Uribe lidera debería enfocarse en sus propuestas, en sus ventajas, en las fortalezas de sus candidatos, pero no en desmeritar con palabras tan separatistas y hasta fascistas como las de esa valla, a quien, nos guste o no, es el presidente del país, y Antioquia hace parte de él. Nuestro departamento no se puede convertir tampoco en el ícono de la oposición al Gobierno Nacional, simplemente porque Uribe y Santos no se pueden ver, pues al ex presidente lo único que pareciera importarle es acabar con Juan Manuel Santos como para llevarse un punto, y liberarse de la culpa que lo agobia por haberle ayudado a llegar donde está.

Si Uribe no apoya el proceso de paz, a nadie le importa, de todas maneras es algo que está fuera del alcance de todos, incluso de él; y además necesitamos a alguien que piense diferente y le haga contrapeso al Gobierno por si algo sale mal, pero su discurso destructivo y delirante ya está perdiendo credibilidad, porque lo único que uno ve es a Uribe despotricando de Santos, en vez de estar destacando la labor que harán los candidatos del Centro Democrático y de qué manera sus propuestas contribuirán con el desarrollo de Antioquia y, por ende, del país.

Senador Uribe, se le está yendo la mano, y se lo dice una fiel admiradora suya.

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