Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

El secreto para hacer un buen trabajo

El secreto es entrenar la atención para ser capaces de permanecer concentrados. Esto hace que logremos metas tan distintas como ser buenos profesionales, estudiar eficazmente para un examen, minimizar el tiempo gastado en la ejecución y culminación de una tarea, y mantener buenas relaciones con las personas, pues somos capaces de oírlas con atención y entenderlas.

Sin concentración es imposible hacer una tarea con maestría. Se puede conocer el tema, ser experto en la ejecución de la acción, pero equivocarse es fácil si la concentración falla. Los expertos llaman al estado de buena concentración estar en la zona de “flujo”. Suena sencillo, sin embargo, hoy en día las comunicaciones y los aparatos tecnológicos atraen la atención de la gente hacia muchos puntos simultáneamente. El tiempo y el esfuerzo puestos en una tarea se ven usualmente interrumpidos en minutos de atención hacia distintos y pequeños eventos. Es por distracción que cometemos tantos errores o hacemos trabajos mediocres. Es fácil notar la perfecta concentración que demuestran los deportistas durante una competencia. De no hacerlo, sus chances de ganar disminuirían. Ser capaces de estar enfocados en una sola tarea es cada vez más difícil en este mundo conectado incesantemente a las redes sociales y a la información virtual.

La atención es un músculo mental que responde al entrenamiento. De la misma manera que se pueden crecer y fortalecer los músculos haciendo ejercicio, la atención se puede fortalecer haciendo ejercicios de atención. Para empezar, se necesita la resolución verdadera de querer hacerlo. Luego, sigue dedicar quince minutos cada día a alguna tarea que necesite concentración, e ir poco a poco aumentando el tiempo. Meditar es otro camino. Los que meditan aconsejan meditar veinte minutos cada día, y aseguran que la concentración mejora de una manera apreciable. Pero si no se sabe meditar, se puede elegir una tarea atractiva para realizarla sin interrupción, tratando de evadir todo tipo de distracción, incluso la ensoñación.

Hacer múltiples tareas al mismo es lo opuesto a la concentración. Además, los estudios sicológicos realizados con personas que aseguran que pueden hacer muy bien varias tareas simultáneamente han demostrado que no es verdad, que no es más que una ilusión o una percepción distorsionada de la realidad. Así que el ejercicio de concentración se debe intentar con una sola tarea cada vez. Es bueno resolver, antes de empezar, las molestias menores, como las de tener hambre, frío, o dolor, pues las pequeñas molestias disminuyen la concentración. Las emociones negativas y la ansiedad también la empobrecen; sin embargo, se les puede ganar la batalla, una vez esté entrenada.

Es de suma importancia enseñar y ayudar a los niños con esto. Demostrarles que estar activos en la vida social y estudiar son tareas que se contraponen. Mostrarles que es sensato dejar los celulares a un lado para ser más eficaces haciendo las tareas. En este aspecto, los padres son lo que tienen que dar ejemplo y tener voluntad para implementar las acciones correctivas. Pero hay una buena noticia: se están diseñando videojuegos para aumentar la concentración de los niños. Uno es “Tenacity” (tenacidad), como lo explica el sicólogo Daniel Goleman: «El juego ofrece un viaje pausado a través de media docena de escenas, desde un desierto estéril hasta una escalera de fantasía que gira en espiral hacia el cielo. En el nivel de principiantes, se toca la pantalla de un iPad con un dedo cada vez que la persona exhala; el desafío es tocar dos veces cada vez que se llega a la quinta respiración (inhalación exhalación). A medida que el usuario sube a niveles más altos, se presentan más distracciones: un helicóptero vuela a la vista, un avión hace una voltereta, una bandada de pájaros pasa volando». El otro juego fue diseñado especialmente para niños con déficit de atención, se llama Akili’s action-packed, y está en proceso de ser aprobado en USA por La Administración de Drogas y Alimentos.

Antes que nada, lo primero es darnos cuenta de que nos estamos distrayendo, lo segundo es detectar las primeras fuentes de distracción, y lo tercero, definir si nos parece importante estar concentrados; entonces, viene el saber que la concentración se puede entrenar. Así que no hay que perder las esperanzas.

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