Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

El lugar donde somos felices

Por: Adriana Patricia Giraldo Duarte

El tiempo es una máquina incontenible, arrolladora. Se ubica del lado de la vida donde puede huir de la memoria.

Sabe que nunca nada podrá ocupar su sitio, porque el único espacio en el que somos felices, está lejos de su alcance.

Pesa cuando intenta detener la fuerza de la razón, antes de que puedas elegir con consciencia el primer momento del día.

Arde. Pica en la mente cuando la amnesia quiere enlodar el buen tránsito de tu pensamiento.

Vuelve a ti cuando recuperas el entorno que ha sido tuyo, el refugio inviolable, la esquina por donde entra el sol en la tarde.

A veces se anticipa para que veas que no tienes aliados.  Cree que puede confundir el mensaje con el que creciste y en el que valoras un andamiaje heredado, pero a la vez listo para revaluar, en cada movimiento de avance por la vida.

Cuando aprendes a no tenerle miedo, le hablas cada que abres los ojos, dominas su furia y domesticas sus intenciones.

Cuando has dialogado con sus penumbras, sabes que solo necesitas un trozo de paciencia para retornar a tu esencia.  Y entiendes que son episodios que luchan contra el olvido, y que tarde o temprano el cauce de tus emociones regresa, porque nada dura para siempre y porque el tiempo puede ser rebelde, pero tu ya aprendiste a ponerle magia a los minutos.

En cada tiempo hay tránsitos hechos para permear la duda, y hay memorias indestructibles y privadas que habitan exclusivamente el lugar en el que somos felices.

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