Pelota literaria

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FUTBOL BAJO EL AGUA

Su vida transcurre rodeado de agua y alrededor de una pelota.  Vive en Belén, un municipio amazónico del Perú que colinda con la ciudad de Iquitos, allí nació hace 35 años y sus papás lo bautizaron Raider, de apellido Canayo.

Lo conocí en una barca de madera navegando por el río Itaya que bordea Iquitos, besa el Amazonas y comunica con Belén, el recorrido de 30 minutos entre ambos puertos fue amenizado por el fútbol.

Me indicó con su índice derecho el campo de fútbol inundado unos dos metros por las lluvias y que lo obliga a él y a su equipo a mover los partidos a las tierras altas en un campo deteriorado. Observar las porterías consumidas por el agua hasta la mitad fue sobrenatural: para volver a jugar allí pasarán cinco meses hasta cuando finalice la temporada de invierno, aproximadamente en abril de 2020.

Con semejante anécdota cautivó mi atención y ya no paramos de hablar de fútbol. Raider está feliz, en los últimos 14 meses vio por primera vez a su selección -Perú- salir subcampeón de América, y llegar a un Mundial -Rusia 2018-. Con esa realidad no discute el nombre de Ricardo Gareca como el más grande influyente del cambio en el futbol del país incaico que también es amazónico.

Raider desde pequeño nada en el río y juega fútbol. Es el 9 de su equipo y tiene una marca de un gol cada tres partidos. Paolo Guerrero es su ídolo y siente agobio al percibir la despedida del capitán muy pronto, y sentir que no hay nadie que remplace su grandeza. Se acuerda de Claudio Pizarro, y dice: -con Perú nunca hizo nada.

Este delantero amazónico tiene su casa flotante sobre el río en Belén, en la que viven su mujer y tres hijos: todos «peloteros», futboleros. Quiere que el mayor de 10 años -en la posición de defensa- pueda llegar a probarse en las inferiores de Sporting Cristal en Lima. Hay mucho que trabajar y ahorrar para ello; nada fácil desde la lejanía de la selva.

La vida de Raider transcurre en la sobrevivencia: carpintero, pescador, guía; en ese mundo diario juega en todas las posiciones, puede hacer cualquier trabajo. En el campo, es siempre delantero. Eso sí, goza de la selva verde y frondosa que simula de público y barra, se enfrenta al equipo rival con habilidad y experiencia, y también debe gambetear a la humedad devastadora para el rendimiento, y a la sed como inesperado enemigo.

El problema del agua es inimaginable. Un acueducto precario provee de agua a Belén -unos 50,ooo habitantes- dos veces al día de 7-9am y de 4-6pm. El agua de los ríos está contaminada hasta con 7 químicos provenientes de la minería y el petróleo. Ya nadie la usa para consumo. Juegan fútbol en el Amazonas y no tienen agua suficiente para re-hidratarse durante los encuentros.

La ausencia de agua condiciona su rendimiento y los partidos no duran más de una hora. Cuando llueve su campo queda inundado e inservible: el fútbol bajo el agua: así en la vida de Raider, así en la vida del Amazonas.

Un «autogol» natural y humano inconcebible que no impide a este hombre indígena adorar el fútbol y soñar con que al menos uno de sus hijos bese la fama y no esté condicionado por el agua cada vez que quiera saltar a un campo de juego.

 

 

 

. Su casa flotante sobre el río Itaya

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