República de colores

Publicado el colordecolombia

Barranquilla, con amor de río y mar

Una postal escrita sobre Bocas de Ceniza, donde se encuentran el río Magdalena y el mar caribe, creando belleza.

Por Samantha Saray Ruíz Jiménez*

Barranquilla, la ciudad donde la alegría se come y las batallas son de flores. Nos gusta pensar que tenemos “el segundo carnaval más importante del mundo” y, como si fuera poco, el privilegio de ser bañada por el mar Caribe y el río Magdalena al mismo tiempo.

Es precisamente en Bocas de Ceniza donde se puede apreciar lo privilegiados que somos de poder observar cómo nuestra naturaleza nos regala la dicha de tener la desembocadura del río y el mar en un solo plano.

Cada uno de ellos pelea por su territorio. El mar jamás permite que el agua del río se entrometa en él, y lo mismo pasa con el río. Es como esos amores que no pueden vivir el uno sin el otro, pero cada uno en su propio espacio, porque cuando intentan estar cerca la fuerza de la corriente choca con las olas y cada uno vuelve a su lugar.

Las Flores es el lugar donde está ubicado Bocas de Ceniza; para llegar hasta allí se debe atravesar la vía 40. Cuando se emprende ese camino no somos conscientes del paraíso que nuestros ojos están a punto de ver y nuestra mente a punto de fotografiar, uno de los regalos más hermosos que la madre naturaleza nos pudo dar.

Bocas de Ceniza. Foto sin crédito tomada de internet.

Llegamos hasta allá en unos vagones tipo tren que llevan por los antiguos rieles del ferrocarril Barranquilla-Salgar, por los tajamares hasta la desembocadura del río Magdalena.

Cuando se emprende el viaje el viento se vuelve más fresco y empieza a desordenar el cabello de los viajeros, y ni hablar de su aroma, como de arena mojada por la lluvia.

12 kilómetros separan a Las Flores de Bocas de Ceniza. Mientras se avanza se pueden observar, casas, lugares abandonadas y cultivos.

Más adelante podemos ver la maravilla de tener a nuestro lado izquierdo el río Magdalena y a nuestro lado derecho el mar Caribe, mientras se escucha las olas que chocan con las piedras en su ir y venir. Solo 15 minutos dura llegar hasta el final, a la punta de Bocas de Ceniza.

Mientras más cerca se está del final, más fuerte y más fresco es el viento. Observas el color cenizo que se produce gracias a la unión del río y el mar. Este mágico lugar ha sido fuente de inspiración para todo tipo de artistas, desde poetas, pintores y cantautores de distintos géneros.

Llega la tarde y consigo se lleva el atardecer, dejando una postal de sol que poco a poco va bajando permitiéndole a la luna que refleje su belleza en Bocas de Ceniza.

Mientras los vagones se van devolviendo con sus pasajeros, llega la oscuridad y le da paso a la naturaleza de descansar, salen los animales con libertad de poder disfrutar de hábitat natural y con más fuerza se sigue escuchando el choque de las olas del mar Caribe golpear las fuertes corrientes de las dulces aguas del río Magdalena.

*Comunicadora y periodista egresada de la Universidad Autónoma del Caribe.

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