MEMORIAS DE AMORES ESCARLATAS

Publicado el Jaz Castle

EL FEMINISMO EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

Desde tiempos remotos y hasta hace seis décadas era inconcebible que una mujer adoptara actitudes de un hombre;inconcebible que exigiera sus derechos;inconcebible que votara en las elecciones de nuestro país y tuviera la libertad de elegir cómo vestirse, cómo hablar,cómo tener sexo,porque hasta en eso nos tenían subyugadas los cavernícolas del pasado;mismos que reencarnaron en ministros que andan diciendo que usar anticonceptivos es pecado…

En aquél entonces una buena mujer debía ser sumisa,dedicarse a las labores del hogar, como si hubiera venido al mundo simplemente para hacer feliz a todos,excepto a sí misma.La mujer era tan solo sinónimo de ama de casa, madre y con el hombre que se casaba debía seguir hasta su muerte; así este le diera una muenda cada vez que se le diera la gana o le fuera infiel…

Sin embargo, aunque creamos que el tiempo,la globalización y el empoderamiento laboral de las mujeres, han dejado atrás ese horrendo pasado,la cruda realidad es otra y no distamos mucho de lo que tuvieron que pasar nuestras abuelas, bisabuelas y tatarabuelas.

¿Quién dijo que la mujer hoy es libre?

Fuente: Flickr

Si fuésemos libres no nos acobardaría el hecho de salir a la calle en la noche para evitar una violación; no tendríamos pudor al salir con un escote a la calle, o pasar frente a un grupo de albañiles. Si fuésemos libres y respetadas, los hombres hace siglos se comportarían como eso: como caballeros. La violencia intrafamiliar y contra la mujer sería algo tan desconocido como el planeta Caronte.Si fuésemos libres tomaríamos la iniciativa con un hombre, sin que este asuma que tenemos la moral distraída y asumir la vergüenza  de que sea nuestro mismo género el que nos condene; porque es una verdad universal, sin lugar a dudas, que el peor enemigo de una mujer es otra mujer.Si fuésemos libres no nos daría miedo tener una cara bonita, y que nos ataquen con ácido caminando por ahí; práctica que ya se ha vuelto costumbre en Colombia.

Es lamentable creer que si un hombre es cortés, caballero y respetuoso con nosotras, asumamos inmediatamente que nos está coqueteando, cuando ese debería ser su comportamiento con toda mujer sin importar si es gorda, bajita, ciega o anciana.

Porque el común denominador es conocer puro “guache” que nos invita a salir y terminamos pagando nosotras la cuenta, así sea  la primera cita; que se atreve a decirnos que le caigamos en su apartamento, como si fuéramos prepagos a domicilio; ese típico hombre que nos hace sentir que tenemos que luchar con cien mujeres más, en un ring de boxeo para ganarnos su amor y atención. Lo peor de todo, es que somos las mujeres las que hemos creado estos monstruos, porque tenemos la idea falsa de que el amor debe ser sufrido, abnegado y lo más parecido a una telenovela mexicana, para que sea amor verdadero.

Lamentable, que los mismos hombres afirmen que a todas las mujeres nos gusta que nos maltraten porque conocieron alguna que si lo permitía, pero olvidan que aún existimos mujeres a las que nos gusta que nos traten bien, nos mimen y respeten.

¿Y sí tienen sexo?

Normalmente discuto mucho con mis amigos hombres, porque cuando una mujer es de mente abierta, le gusta el sexo y habla de este tema con mucha naturalidad, inmediatamente la catalogan como una mujer de moral distraída y fácil.

En mi caso, hace años que las etiquetas me dejaron de molestar y dejé de prestarles atención, pues entendí que sólo yo puedo saber quien  soy, sólo yo puedo juzgarme y criticarme, no los demás.Sí no me gusta algo, lo expreso sin miedo y doy mi punto de opinión, aunque generalmente terminan diciéndome “histérica” o “feminista.”

La primera vez que me llamaron de este modo, fue en el comité de una revista dónde un compañero había cambiado sin mi autorización, una historia que me tomó dos meses escribirla. En efecto, yo estaba reclamando algo que por derecho me correspondía, y la única forma que este compañero halló para insultarme fue llamarme “feminista”.En otra ocasión, un hombre al que amé muchísimo, me dejó porque me negaba a ser sumisa, y prefería alguien más “receptiva” , en efecto se casó con alguien así, tan receptiva que le aguantaba cachos y de todo. Aunque me rompió el corazón,decidí que nunca sería sumisa con ningún  hombre a menos que yo quisiera,no por obligación o por retener a alguien.

Podría seguir contando mil experiencias pero el papel se acaba, sé que ustedes también tendrán muchas más historias que contar y que algunas se habrán sentido identificadas con mi forma de ser y de pensar.

¡TÚ PUEDES HACERLO!

Sólo les doy este consejo chicas: no le teman a las etiquetas, a ser ustedes mismas así el mundo se les venga encima. Cada vez que alguien las llame “putas”, “feministas”, “histéricas” o cualquier otra etiqueta vacía, sonrían y dense una palmada en el hombro, porque significa que lo están haciendo muy bien. ¡Vamos que hasta las mismísimas Emma Watson y Susana y Elvira lo confesaron! Sí no me creen, lean su nuevo libro: «Lo entendimos todo mal».

Aunque insisto, el feminismo jamás debería tomarse como una moda, sino como una convicción dispuesta a defenderse hasta las últimas consecuencias.

Pero sobre todo no teman expresar sus sentimientos, euforia o deseos, eso es lo que nos hace ser mujeres auténticas y para nada disminuye nuestra feminidad, valor o dignidad.

¿Y qué si la idea de tener hijos no te atrae como a las demás?

¿Y qué sí disfrutas del sexo sin compromiso?

Porque sí estás con alguien es porque quieres y no para llenar tu soledad.

¿Y qué si ser sumisa no va contigo?

Porque no te gusta que te den órdenes, gritos o amenazas.

¿Y qué si tu estilo de vida es ser independiente?

Porque en tu futuro no visualizas ni de riesgo ser mantenida por un hombre.

¡Es tu vida, es tu cuerpo y son tus reglas!

Fuente: FlickrFuente: Flickr

Comentarios