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Malpelo: área protegida recién ampliada resiste a la pesca ilegal

  • Hace tres meses, la extensión del área protegida de Malpelo pasó de 950 000 hectáreas a 2 700 000, pero la pesca ilegal sigue amenazando la biodiversidad de esta área protegida.

(Mongabay Latam / Eliana Garzón)

El Santuario de Fauna y Flora Malpelo es una isla de la Costa Pacífica colombiana considerada la novena área marina protegida más grande del mundo. Así se refiere Parques Nacionales Naturales de Colombia cuando habla de este espacio marino situado en el  departamento del Valle del Cauca, a cerca de 500 kilómetros del municipio de Buenaventura.

Esta área protegida, que fue declarada en 1995, ha sido ampliada hasta en tres oportunidades: la primera en 1996 (6 millas), la segunda en 2006 (un poco más de 25 millas) y la tercera en 2017 (1,7 millones de hectáreas), explicó Sandra Bessudo, Directora de la Fundación Malpelo y otros Ecosistemas Marinos.

Santuario de Fauna y Flora Malpelo. Foto: Sandra Bessudo – Fundación Malpelo.
Santuario de Fauna y Flora Malpelo. Foto: Sandra Bessudo – Fundación Malpelo.

Y añadió, “en 2005 fue catalogada como Área de Importancia para la Conservación de las Aves (Área AICA), por parte de BirdLife Internacional y por el Instituto de Investigaciones Alexander Von Humboldt. Y en 2006 fue declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)”.

Por si no fuera suficiente, la experta mencionó dos razones más para entender la relevancia de esta área marina: en el 2002 fue declarada una Zona Marina Especialmente Sensible por la Organización Marítima Internacional, y recientemente fue nombrada Área de Refugio Global. “Malpelo le da 200 millas más de área económica exclusiva a Colombia. Gracias a ella limitamos con Costa Rica, es decir que tiene una importancia geopolítica; y gracias a una línea imaginaría, le da al país la posibilidad de trabajar en los temas del tratado antártico”

Sin embargo, todos estos reconocimientos no han podido frenar del todo la amenaza de la pesca ilegal. Diversas especies marinas y sobre todo los tiburones son apetecidos por las grandes pesquerías que extraen estos recursos del mar sin respetar las cuotas y vedas establecidas por el Estado, sin utilizar las artes de pesca adecuadas y vulnerando la legislación que protege a áreas marinas protegidas como esta.

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LA BIODIVERSIDAD MARINA DE MALPELO

Esta es una de las islas favoritas de los buceadores, por las paredes basálticas verticales, los arrecifes de coral y la gran cantidad de tiburones que alberga. La temperatura y la confluencia de corrientes como la de la Cuenca del Pacífico y la Ensenada de Panamá, la convierten en un lugar excepcional para diversas especies, muchas de ellas endémicas.

Allí se pueden encontrar especies de atunes (Thunnus), bravos (Seriola rivoliana), macarelas (Elagatis bipinnulata), Jureles azules (Caranx melampygus), Jureles negros (Caranx lugubris) y los llamados bonitos comunes (Sarda orientalis).

Además hay una gran diversidad de tiburones, como los martillo (Sphyrna lewini), Galápagos (Carcharhinus galapagensis) y los comúnmente llamados sedosos o silky (Carcharhinus falciformis). También frecuentan el área protegida los tiburones ballena (Rhincodon typus) y las mantas diablo (Manta birostris).Esta gran concentración de diferentes animales y especies convierten a Malpelo en un excelente lugar de alimentación para los grandes depredadores del mar.

Tiburones martillo (Sphyrna lewini). Foto. Fundación Malpelo.
Tiburones martillo (Sphyrna lewini). Foto. Fundación Malpelo.

“En las áreas marinas protegidas, la mayoría de las especies de importancia comercial se aparean, reproducen y tienen sus crías”, explicó Bessudo.

Y es por las diferentes características de riqueza natural que enmarcan esta isla, que históricamente ha estado presionada por una de las actividades productivas más antiguas: la pesca.

 

LOS PELIGROS DE LA PESCA ILEGAL

Todas las especies antes mencionadas se encuentran en algún tipo de amenaza. En el caso del Tiburón martillo, según CITES, está catalogado como en peligro, debido a la pesca con redes agalleras y long-line. Caso similar es el de la Tortuga Carey (Eretmochelys imbricata), en estado crítico de amenaza. En esta área protegida, 41 de las 341 especies, tienen algún grado de amenaza.

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La mayor presión de los ecosistemas de Malpelo, es la sobrepesca que se registra en la zona de influencia del área protegida, que ha llevado a la escasez de algunas especies. “En el PacÍfico se presenta una captura de 70 000 toneladas de atún anualmente; y de pesca blanca cercana a las 15 000 toneladas”, según registros de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP).

Pero esta área protegida no solo debe soportar la presión que ejerce la actividad comercial, sino también la pesca ilegal centrada principalmente en la captura de tiburones. “Durante muchos años, llegaban grandes embarcaciones pesqueras y llevaban a cabo una práctica comúnmente conocida como aleteo, es decir que sacaban los tiburones, les quitaban las aletas y los devolvían al mar”, resaltó Bessudo.

Y añadió, “tras la nueva Ley sobre pesca ilegal, esta práctica ha disminuido, sin embargo es posible que siga existiendo mucha en territorio colombiano, debido a las dificultades para hacer control y vigilancia”.

Aleteo. Foto: Fundación Malpelo.
Aletas de tiburones. Foto: Fundación Malpelo.

Las aletas son cotizadas en el mercado asiático, pero esta demanda es a costa del maltrato a los tiburones, pues estas especies son luego regresadas al mar, donde les espera una muerte lenta.

La pesca se considera ilegal cuando se practica en lugares prohibidos como las zonas de protección o las áreas con algún tipo de restricción especial, o cuando se utilizan artes de pesca no permitidas o se capturan especies en temporada de veda. En Colombia, cuando se crea la figura de Parques Nacionales Naturales, a partir de la Ley 2 de 1959, una de las ventajas que trae esta normativa es la regulación que crea en cuanto a la extracción pesquera.

Sin embargo y aunque en términos legales, las áreas protegidas una vez declaradas deberían estar libres de estas prácticas, entre 2011-2016, la Armada Nacional, que es la encargada de resguardar estas aguas, localizó, en varias ocasiones, “pequeños barcos pesqueros de Ecuador y Costa Rica, que por sus características denotaban procesos más artesanales y que al ser registrados tenían 30, 40 tiburones además de peces dorados y meros”, explicó Álvaro José Henao, abogado especializado en derecho ambiental.

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Producto de esas intervenciones en el Santuario de Fauna y Flora Malpelo y su zona de amortiguamiento, surgieron varias denuncias por parte de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNNC), de la Armada Nacional y la Fundación Malpelo, lo que promovió el inicio de un trabajo conjunto con las cancillerías de esos dos países (Ecuador y Costa Rica), para evitar la ilegalidad.

Una versión ampliada de este reportaje fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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