Con los pies en la tierra

Publicado el Observatorio de Tierras

“SI” a la Paz y el Campo Colombiano.

8 razones para respaldar la Política de Desarrollo Agrario Integral-

 

Cristian López*
 

El simple hecho de terminar la guerra y evitar el derramamiento de sangre, así como detener el ciclo interminable de violencia política que nos ha acompañado durante la mayor parte de nuestra historia, deberían ser razones suficientes para considerar que los colombianos elegiremos el SI en el Plebiscito que se avecina y que refrendará los acuerdos entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP. 

Sin embargo, la personalización del debate (SANTOS/URIBE/FARC) pone en aprietos la iniciativa, olvidan algunos que no se trata de una campaña por un partido, un candidato o una simple “dejación de armas”, sino por la aprobación de planes para combatir el problema del narcotráfico; alcanzar la verdad y reconstruir la memoria histórica; lograr una apertura política que corrija la exclusión de las amplias mayorías, e implementar un prometedor acuerdo que resuelva los problemas históricos del campo Colombiano. Estamos mirando el punto en la pared y no la pared completa.

Hay más cosas en juego y para comprenderlas debemos estudiar los acuerdos y aprovechar la oportunidad que tenemos en frente. Por ejemplo, cuando vayamos a las urnas y depositemos nuestro “SI a la PAZ” estaremos aprobando y avalando el acuerdo de Política de Desarrollo Agrario Integral[1] que:

  • Crea un Fondo Nacional de Tierras cuyo objetivo es, desde un enfoque diferencial y de género, administrar y dotar tierras a campesinos sin tierra o con una cantidad insuficiente de esta. Este acuerdo ataca directamente la desigualdad en el acceso a la propiedad rural y, en consecuencia, impactará positivamente en los índices de calidad de vida de las comunidades campesinas. Ayudará a que, entre otras, el 0,4% de los propietarios no siga concentrando el 41% de la tierra mientras que el 80,2% de pequeños campesinos apenas tiene acceso al 8.6% de ésta[2].
  • Moderniza y actualiza el catastro rural, lo cual redundará en un mayor recaudo predial para los municipios, así como en la formalización de la propiedad (hoy el 55% de predios es informal)[3].
  • Se compromete a resolver los conflictos entre uso y vocación del suelo que hoy nos imponen un esquema rural improductivo y regresivo (de 22 millones de hectáreas aptas para agricultura apenas se utilizan 8, mientras que en ganadería se usan 33.8 millones siendo aptas apenas 8[4].
  • Trabajará para que en Colombia las vacas, la minería y los monocultivos no tengan más tierra que los mismos campesinos: actualmente la ganadería usa 33.8 millones de hectáreas, la mega minería 8 millones, los monocultivos extensivos 7 millones y los campesinos apenas tienen acceso a 1.5 millones[5].
  • Acuerda una serie de Planes Nacionales para la modernización del campo entre los que encontramos un Plan Nacional de infraestructura y adecuación de tierras que incluye la construcción de vías terciarias, distritos de riego y drenaje, electrificación y conectividad a internet.
  • Establece un Plan Nacional de Educación Rural que apunta a darle vuelta a la actual situación del campo colombiano que tiene al 20% de los jóvenes entre los 6 y los 16 años por fuera de la escuela[6], al 76% de los jóvenes entre 17 y 24 años sin acceso a la educación[7], al 99% de la población campesina sin acceso a la Universidad[8]y al 11.5% de la población rural en el analfabetismo[9].
  • Se compromete con un Plan Nacional para el fomento de la economía familiar y solidaria que facilite la comercialización de los productos campesinos, incluyendo la construcción de centros de acopio y distribución. Esto representaría una oportunidad para avanzar por la senda de la seguridad y la soberanía alimentaria abriendo la posibilidad de erradicar el hambre en Colombia y ahorrarnos las 10 millones de toneladas anuales de alimentos que importamos actualmente.
  • Facilita el acceso a créditos y asistencia técnica para la producción, buscando saldar la deuda histórica con las comunidades campesinas que tiene al 83,1% de los productores sin acceso a maquinaria, al 83.3% sin acceso a infraestructura, al 89% sin créditos para la producción y al 90,4% sin ningún tipo de asistencia técnica.[10]

 

Claro está que una cosa es llegar a un acuerdo refrendado a través de un plebiscito y otra muy distinta lograr implementar todo lo acordado: allí estará la verdadera disputa política y el verdadero reto institucional y social, sin embargo, cada día trae su afán y por ahora, en primer lugar, nos toca ganarle el pulso a la guerra.

En cualquier caso, será mejor ir a las urnas erguidos y decididos por la PAZ, y no, parafraseando el dramaturgo italiano Dario Fo, “erguidos porque la mierda nos llega hasta al cuello”.

 

 *Investigador IEPRI, Universidad Nacional de Colombia
@Cristian_UNal

 

PDTA: Dejamos algún material didáctico para que nos pongamos en la tarea de estudiar y comprender lo que verdaderamente se acordó.

1) Página Oficial de las Conversaciones de Paz: https://www.mesadeconversaciones.com.co

2) Borradores de los Acuerdos: https://www.mesadeconversaciones.com.co/documentos/borradores

3) El Problema de la Tierra en Colombia: https://www.youtube.com/watch?v=O_8_3slpD-A

 


[1]Este acuerdo está basado en 4 pilares principales: 1) Acceso y uso de la tierra, 2) Sistemas especiales de seguridad alimentaria y nutricional, 3) Planes nacionales para lograr una reducción radical de la pobreza y la eliminación de la pobreza extrema, 4) Programas con enfoque territorial.

[2]III Censo Nacional Agropecuario. DANE

[3]“Comprendiendo los Acuerdos de la Habana, Punto 1 Política de Desarrollo Agrario Integral”.  Material de Apoyo Didáctico de la Campaña Nacional Forjando Paz. www.forjandopaz.org

[4]Ibid.

[5]Ibid.

[6]III Censo Nacional Agropecuario. DANE

[7]Ibid

[8]“Comprendiendo los Acuerdos de la Habana, Punto 1 Política de Desarrollo Agrario Integral”.  Material de Apoyo Didáctico de la Campaña Nacional Forjando Paz. www.forjandopaz.org

[9]III Censo Nacional Agropecuario. DANE

[10]Ibid.

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