El Grupo de Diarios de América (GDA) acaba de ofrecer datos sobre el costo de vida en Latinoamérica.[i] Tomando algunas muestras, en primer lugar puede apreciarse que el costo mensual de vida en Argentina(US $310) era ¡inclusive inferior al de Venezuela (US $425)!. [ii]

Tanto así que el argentino, mientras el promedio de sus vecinos (Brasil, Uruguay y Chile) se aproxima a los US$672, resultaría un 54% inferior al de ellos.

Paradójicamente, Argentina (200%) también se disputaría con Venezuela las tasas de inflación más altas de la región (190%- Dato no confiable).

¿Por qué el país más “barato” podría, al tiempo, ser el que castigue el bolsillo de los pobres con la inflación más alta?

Al respecto, Milei probablemente ha acertado en algunos diagnósticos:

  • Argentina se sostiene con créditos que no paga (haciendo imposible que le presten más más o que le presten, hoy, aproximadamente al 21% anual en dólares)
  • Argentina se sostiene emitiendo pesos que cada vez compran menos productos (llámense bienes de consumo o dólares).
  • Por una parte, esos pesos inducen a comprar acelerada y forzosamente de mercancías sin que el comprador escatime el nivel de sus precios (lo que hace que la inflación se acerque a hiper inflación).
  • Por la otra, también con esos pesos emitidos, la Argentina paga la nómina de aproximadamente el 60% del total de empleados (no productivos) de la nación.
  • Para agravar el panorama, el precio real del dólar tiende hacia arriba (acaba de duplicarse este diciembre) porque la divisa es escasa.
  • Primero, por exportaciones brutalmente castigadas con retenciones anticipadas y segundo porque no puede importar bienes y servicios relativamente más baratos (si son de consumo) o vitales para producir (si son de capital).
  • Si la producción se estanca, el volumen de mercancías en las vitrinas disminuye y, nuevamente, se impulsan los precios hacia arriba (junto con un inevitable mercado negro en dólares).
  • Pasarle la motosierra al agudo y crónico déficit fiscal argentino, fortalecería el panorama macroeconómico.
  • Esa motosierra se justificaría porque el aparato de Estado es un demonio.[iii]

Pero Milei podría errar en varios asuntos:

Atribuirle todo el problema inflacionario a su presunto origen sólo monetario[iv]

La inflación se produce por desequilibrios en la oferta-demanda monetaria como también en la oferta-demanda de mercancías.[v]

Esos desequilibrios pueden ser simultáneos, llevando esas economías hacia un paro (del tipo confinamiento covidiano).

Se hacen críticos cuando al mismo tiempo escasean las divisas, por ejemplo, y escasean las mercancías en las vitrinas.

O cuando los consumidores tienen en su bolsillo muchos pesos devaluados “devorándose” una escasa cantidad de mercancías en las vitrinas.

El enfoque de Milei, por tanto, pecaría por una observación parcial de un problema de alta complejidad.

Como el Banco Central es un “demonio” dependiente del Ejecutivo, habría que cerrarlo.[vi]

Su misma tendencia parcializada, le llevaría a Milei a matar al perro para sacarle las pulgas.

Milei confundiría la dependencia con la existencia del Banco Central. Por ello se equivocaría eliminándolo, no gestionando su independencia, como lo hacen exitosamente muchos países del planeta.[vii]

La creación de una Junta Monetaria relativamente independiente con miembros multisectoriales, ha probado ser en el planeta un camino más corto y sostenible.

Como el Banco Central dependiente emite pesos sin control, ¡habría que dolarizar la economía argentina!

Eliminando la autonomía emisora nacional en cabeza del Banco Central, Milei pasaría de un abismo a otro: dependería totalmente de la Oficina del Tesoro de los Estados Unidos.

Su falaz revolución, cambiaría una dependencia monetaria interna manejable, por una dependencia extranjera inmanejable.

(Ecuador queda muy cerca de la Argentina…)

Con el agravante de que, cayendo en su falacia del origen “puramente monetario” de la inflación, Milei olvidaría que la oferta y demanda de dólares depende de la fortaleza macroeconómica de los países y no sólo del flujo neto de dólares en el mercado.

Esta fortaleza macroeconómica, no se lograría, a la Milei, sólo ajustando el déficit fiscal.

El demoníaco aparato del Estado desnudaría en Milei un ideologismo esquizoide, ocultando que incurre en una crasa petición de principio económico.

Es la complejidad del mercado moderno la que exige un administrador eficaz de las reglas de juego entre los agentes Productores y Consumidores (Superintendencia a escala local, Organizaciones Mundiales). [viii]/[ix]

Ese administrador eficaz, conviene que sea el Estado, perfeccionamiento socioeconómico que es de la modernidad.

Aquí también Milei, auto demonizándose, intentaría que los agentes se regulen libremente, alucinación probada cuando la tendencia global es fortalecer ciertas regulaciones del mercado zafándose del credo anarquista en sus presuntas bondades libertarias.

[i] “Costo de independizarse en Latinoamérica”, en diario El Tiempo, Colombia, edición de diciembre 24 2023, P. 2.4, 2.5. El infograma muestra todas las fuentes nacionales consultadas por el GDA y aclara que sus datos en dólares han sido actualizados a noviembre 27 2023.

[ii] Incluidas sus respectivas hiperinflaciones

[iii] Alconada, H. (2023). “Javier Milei, el libertario…”. GDA, edición diciembre 31 2023 en diario El Tiempo-Colombia, Pág. 1.26.

[iv] Milei, J. (2023). El fin de la inflación. Buenos Aires: Planeta, Páginas 23-28.

[v] Ídem., Págs. 56-63.

[vi] Ídem., Págs. 79-84.

[vii] El mismo Milei se contradice, dándole espacio en su libro a políticas independentistas (Páginas 91-96).

[viii] North, D. (1993). Instituciones, Cambio institucional y Crecimiento económico. México: FCE.

[ix] Krugman, P. et. Al. (2009). Microeconomics. N. York: Worth Publishers, Pag. 35, entre otras.

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