Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

El español en el Polo Norte

El cliché dice que en el futuro todos hablaremos inglés. Pero contra el cliché suele haber siempre un antídoto, en este caso embotellado en forma de telenovelas y discos compactos en español. Y no sólo en esa forma. Mi esposa neerlandesa –que tan sólo domina el alemán y el español, además de su lengua materna– emprendió hace un par de años un viaje de dos semanas por Noruega, y aunque iba acompañada de una amiga que habla inglés, y una pareja joven que chapurreaba además algo de noruego, sentí cierta inquietud por la fluidez de su comunicación con la población indígena.

Al regresar a Colonia, y cuando le pregunté si había tenido oportunidad de contactar con gente noruega, me contestó que sí, y que como los noruegos se recusan a hablar en lengua alemana (cosa perfectamente explicable si recordamos los años de la ocupación nazi), pues que lo había hecho en español. Esta respuesta de mi mártir me sorprendió tanto que empecé a investigar el grado de difusión de mi idioma en la patria de mi bienamado Ibsen. Y descubrí algo sorprendente.

En la cazuela del noruego, donde desde hace siglos se cuecen expresiones y vocablos de las demás lenguas nórdicas, hoy se encuentran palabras y hasta expresiones en español. La jerga juvenil en base a frases de procedencia anglosajona, tan de moda hasta hace recién ayer, se ha quedado para la generación «carroza». Hoy lo que priva es «lo hispanoruego», una forma de hablar que se oye en la calle, y en discotecas, colegios y universidades. Esta circunstancia, que no deja de ser extraordinaria, había sido objeto por esos años de un ambicioso y riguroso estudio, el mayor realizado nunca en ese país, sobre el «argot nórdico».

Las conclusiones de dicho estudio, dirigido por Eli–Marie Dranger, conocida investigadora de la Universidad de Agder, fueron tan inesperadas como espectaculares. Tras recorrer colegios y universidades de todo el país y después de haber entrevistado a miles de chicos de todas las edades y estatus social, los investigadores que trabajaron con Dranger afirmaban que las expresiones en español, que habían oído desde Oslo a Trondheim pasando por Bergen, no sólo han «adulterado» (algunos dicen «enriquecido») la lengua vikinga, sino que están tan asentadas en la mente de los jóvenes, que han llegado para quedarse.

En un estudio de 1995, se mostraba una tendencia radicalmente diferente: casi todos los barbarismos provenían del inglés. Los expertos achacan esta «revolución lingüística» a varios factores. Por un lado, los éxitos de cantantes como Julio y Enrique Iglesias, Ricky Martin, Gloria Estefan, Cristina Aguilera, Jennifer López y otros tantos que han paseado su arte y su palmito por Escandinavia dejando a su paso modas y modos nuevos. Por otro, la facilidad de asimilación de los turistas que viajan a España, y por último, el hecho de que España y lo español están de moda.

Los verdaderos maestros del nuevo «spansktnorkt», una especie de argot hispano-nórdico, son los jóvenes de entre 10 y 35 años. Vocablos como «adiós», «caramba», «nena», «chavala», «porro», «salsa», «señorita» y «vale», arrasan entre estos modernos vikingos, amén de los clásicos tacos que es como los españoles llaman a las palabras malsonantes. Se oyen frases como «Vale, amigo! Hombre, Kommer du pa disco?” (¡Vale, amigo! Hombre, ¿vienes a la discoteca?) u «Hola guapa! Caliente, caliente, jeg lover dette blir fantástico!» (¡Hola guapa! Caliente, caliente, ¡te prometo que será fantástico!).

Sí, el español está de moda entre los noruegos. Si no sabes algunas palabras en ese idioma y no comprendes lo que te dicen ¡estás perdido! ¿Vale?  Y así quedaría explicado el misterio de que una neerlandesa de viaje por Bergen y sus alrededores, pudiera contactar con los aborígenes gracias a la lengua de Cervantes.

Pero, puesto que digo Bergen, y puesto que dije Ibsen : Tampoco al gran dramaturgo se le cayeron los anillos en Los pilares de la sociedad cuando le hizo decir a un personaje que se burlaba de los animales domesticados del circo: “¡Otra cosa sería ver al gaucho galopando sobre su mustango a través de las pampas!” O sea, que ya tan temprano como en 1877 se había abierto paso el español, en su variante argentina, hasta el mismísimo sanctasanctórum de la literatura noruega.

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