El Cuento

Publicado el ricardogonduq

El ciudadano Ordóñez

Seguramente desde la próxima semana, como están las cargas en el Consejo de Estado, Alejandro Ordóñez dejará de ser el Procurador porque será anulada su cuestionada reelección en 2012. De esta manera, sin Procurador Ordóñez, tendremos como él mismo ha dicho, al ciudadano Ordóñez. El hombre que buscará la Presidencia en 2018 para seguir defendiendo sus ideas: que siga la fumigación con glifosato, que se justifique el paramilitarismo como apoyo contra la subversión, que no se permita la eutanasia, que no haya restitución de tierras, que se anulen los derechos para las parejas homosexuales, que siga el combate armado de las guerrillas. Y si no ha perdido la costumbre, que se quemen libros.

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Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

Desde que envió su primer saludo en Twitter, paradójicamente el día de la mujer que pasó, se sospechaba que estaba comenzando la campaña presidencial de Alejandro Ordóñez para la Presidencia en 2018. Las visitas a varios municipios del país y sus discursos de la última semana pidiéndole al presidente Santos “amarrarse los pantalones” fueron la confirmación.

“Todos con Ordóñez” dice la imagen de Whatsapp de doña Beatriz, su esposa. Por lo visto, el Procurador ya tiene publicidad lista para salir a recoger, que no ganarse, los votos de tantos colombianos que piensan igual a él. Y el favor se lo hará el Consejo de Estado sacándolo del cargo por cuenta, sin embargo, de una legítima demanda que señala las irregularidades en su reelección por el conflicto de intereses de los senadores que votaron por él. Así, la prematura salida del organismo de control lo convertirá en una víctima que se meterá en la carrera en la que ya andan Fajardo, Petro y Vargas.

No he visto la primera encuesta donde midan a Ordóñez con estos tres, no sé si es porque no le gana al margen de error, porque hay quienes dicen que cuando deje de estar expuesto a la prensa y sin el cargo de Procurador, de acá a la campaña de 2018, va a perder relevancia para la opinión pública. No lo creo así. En la última Gallup, él alcanzó 31 puntos de imagen favorable contra 21 de desfavorable. Viene en ascenso y como siempre analizan los encuestadores, “es ampliamente desconocido”, un punto para que explote.

El Cuento aquí no es si Alejandro Ordóñez, el conservador de Bucaramanga, pueda o no ser presidente de Colombia. Es claro que tiene las opciones y el apoyo para lograrlo, incluso inscribiéndose por fuera de un partido político, como hizo Uribe en 2002 y recoja firmas. ¿Acaso Viviane Morales no obtuvo más de dos millones contra la adopción gay en cuestión de meses? Que se las endosen y se resuelve el asunto. El Cuento está en los riesgos de la agenda del ciudadano Ordóñez como Presidente.

Si contra los pronósticos de los que ya dan a Vargas Lleras como presidente en 2018, el Procurador gana, es probable que sin importar lo que suceda con la salud de los campesinos de los zonas más apartadas del país y los pleitos internacionales en las fronteras, Ordóñez decida restablecer las fumigaciones con glifosato. Así como lo pidió en una demanda en mayo de 2015 ante el Consejo de Estado después de llamar “culipronto” al Presidente Santos por tomar la decisión.

También sin arrepentimientos como el del ex fiscal Montealegre con Carolina Sabino a finales del año pasado, decida mover los hilos desde la poderosa jefatura del Estado para que las mujeres que aborten, en cualquier caso, terminen encarceladas. Su posición ha dejado ver que no importa el caso, cree que se configura como un homicidio, porque para él, existe una persona desde el momento de la concepción.

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Si tenemos a doña Beatriz como primer dama, también podríamos retroceder en avances logrados como la eutanasia, la eliminación de la reelección y hasta nos veríamos sometidos a debatir si en Colombia debe haber o no pena de muerte para algunos delitos.

Con el ciudadano Ordóñez en la Casa de Nariño también nos olvidaríamos de los derechos para las parejas del mismo sexo, su posibilidad de casarse y de adoptar a menores de edad que no tienen más futuro que ver cómo pasan los días en los hogares del ICBF. Quizá habría una nueva guerra frontal, de bombardeos por lo menos contra las bandas criminales que haya en la época. Y que se tenga el ELN porque sí se lo llevaría el tren de la paz, porque como muy seguramente aún estarían negociando, él acabaría con esas conversaciones.

Probablemente el también temido Donald Trump en Estados Unidos es mucho más caricatura de lo que es el próximo ciudadano colombiano sin ocupación. Pero algo sí tiene Ordóñez del otro, como en su fundamentalismo por una agenda tan conservadora, como la que ostentaba a finales de los años ochentas cuando era concejal de Bucaramanga y se dedicaba, según algunos que lo conocen, a quemar libros de García Márquez, entre otros.

La clave estará, como siempre, en los electores, pues aunque no se puede decir que todo sea por cuenta del presidente Santos, hay que reconocer que en los casi seis años que lleva en la Casa de Nariño, ha cambiado el ambiente de derecha y conservadurismo que estaba respirando el país al final de la década anterior con Álvaro Uribe.

Basta con recordar lo de «dejar el gustico para después». Pues bien, todos los cambios políticos se notan en las instituciones y por eso los colectivos pro aborto, pro matrimonio y adopción gay, pro legalización de la marihuana y progresistas en general, por convicción y no por partido, tendrán que saber defenderse y enfrentar con con votos, al Procurador saliente y candidato entrante.

Un punto de giro: ¿Por cuánto tiempo más los amiguitos de los políticos locales en cada región se seguirán ganando los contratos para alimentar con cualquier cosa a los niños y jóvenes de los colegios? Mientras tanto, las señoras Parody y Plazas, mucho show, mucho Twitter, pero tienen todo igual.

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