El Cuento

Publicado el ricardogonduq

Los ‘salta empleos’

Esta es la historia de Carlos José Sánchez, quien desde enero de 2015 cuando tuvo su primer empleo después de graduarse de Finanzas de la Universidad de la Salle, ha pasado por otros tres trabajos, hasta hoy: El Banco de Bogotá, la firma independiente Ekonoscol que trató de crear con un amigo, la aseguradora El Libertador y hasta la semana pasada el Banco Coomeva. Acaba de renunciar porque quiere trabajar solo por internet. Es un job hopper, el grupo de “salta montes” de 18 a 35 años para los que un año sin cambios es demasiado.

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Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

Claro que hay casos más extremos, como el de una ex compañera de trabajo que duró menos de un mes y medio en su puesto, después se fue a probar suerte como modelo unas semanas más y luego descubrió que lo suyo era crear empresa, un restaurante junto a su novio.

Eso de los jóvenes emprendedores no es para todos, pero en Colombia la idea ha venido creciendo por cuenta de la inconformidad de muchos con el trabajo que tienen. Abrir Linked In, cuenta en elempleo.com o darle continuamente F5 a Computrabajo son la muestra de que es realidad el estudio hecho por Ricardo Garcés, que concluyó que el 71 por ciento de los colombianos son infelices en sus trabajos.

Pero esa insatisfacción permanente y esas ganas tan naturales de querer tener algo mejor no son infundadas, tienen su recompensa. Saltar, saltar y saltar de trabajo ya no es tan mal visto. “Aquellos que cambian de empleo en promedio cada dos años, tienden a tener mayores ingresos y cargos más altos” me explicaba esta semana el joven viceministro de empleo, Luis Ernesto Gómez durante una pausa suya en el Senado. Aunque él por ahora no tiene una cifra, es consciente de que la tendencia de cambiar de ocupación en corto tiempo ya es un promedio de la generación de los millenials y la generación Y; de los 18 a los 35 años.

Aunque es mucho mejor un job hopper que un ‘Ni-Ni’ que ni estudia ni trabaja simplemente porque no quiere; la inestabilidad y la falta de profundizar en las habilidades siguen siendo riesgos para estos de nuestra generación que se vuelven adictos a salir con la caja de la oficina, para ir a instalarse en otra. Por eso, algunas empresas, advierte el viceministro Gómez, no ven muy bien y descartan antes de la entrevista a los que ven con dos trabajos en un año.

No creo que saltar de empleos sea necesariamente negativo, aunque el caso de Carlos José me deja con dudas sobre la inexperiencia que van dejando –valga la redundancia– las cortas experiencias. En el Banco de Bogotá no aprendió mayor cosa porque cuando ya estaba empezando a aprender la dinámica de sus funciones, al mismo tiempo pensó en comerse el mundo, en crear una nueva firma que transformara la economía del país y hasta ahí llegó todo. Pero esas loterías de los hitos se las han ganado Zuckerberg y de pronto otros más que se cuentan con los dedos de la mano. Tal vez no todos.

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Por eso aquí nos tienen que solucionar, de verdad, el asunto del desempleo juvenil, que no es tan dramático como en otros países pero sigue siendo según cifras oficiales de un 15 por ciento. Yo creo que con el subempleo, el rebusque que llaman, es de lejos mucho mayor. Porque como lo debatía hace unos meses con María Fernanda Carrascal y Josias Fiesco, otros dos activos jóvenes; no todos podemos ser creadores de empresa, a algunos nos tocan trabajar y eso a veces es lo que no hay.

Maravilloso saltar y saltar, pero si realmente caemos en suelo firme y no en un abismo como es probable que ocurra en Colombia porque las empresas, muy cómicas ellas, de entrada piden para todos sus cargos así sea el más simple, experiencias de un año. ¿Y de dónde pues?

En eso están trabajando, me recuerda el treintañero viceministro Gómez, desde el Gobierno con el programa de primer empleo que en abril del año pasado prometió darles un puesto a 40 mil jóvenes. Hoy van por 18 mil, pero la meta tiene que ir más allá. Porque los job hoppers que de momento hay en Colombia más por la realidad laboral que por la moda, tienen que encontrar esa posibilidad de ser Tarzanes que salten sin problema de un bejuco a otro sin darse contra el piso.

Un punto de giro: A 100 días de iniciar su mandato, el alcalde Peñalosa tiene un 39 por ciento de favorabilidad, según el Centro Nacional de Consultoría. Seis puntos más que con los que ganó en octubre de 2015. ¿Éxito o fracaso? Se los dejo a ustedes…

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