La droga, ¿y Colombia?

Publicado el Jorge Colombo*

Sobre las drogas, no hay que pedir más estudios, hay es que leerlos.

Defender la criminalización de las drogas (o la persecución a los usuarios) es cada vez más complicado: ya se lleva medio siglo [1] y el problema sólo empeora. En el ultimo cuarto de siglo se habló repetidamente de un replanteamiento de estrategia, sin ver resultado o cambio alguno. Hoy, a raíz de las críticas que el modelo recibe, se habla de una necesidad de hacer estudios para saber que decisión tomar.

Pero eso también es un sofisma de distracción. La verdad no es que toque hacer más estudios, al contrario lo que hay hacer es leer los que ya existen. Las drogas, como uno se podrá imaginar, han sido profundamente y extensamente estudiadas. El tema es de muchísimo interés pues tiene aspectos médicos, psicológicos, antropológicos, ambientales, económicos, legislativos, filosóficos…. pero no de seguridad.

¿Y que nos toca oír en Colombia? Cuando viene el zar antidrogas, es el ministro de defensa y no el de protección social el que se ve con él. Es una muestra más del desbalance que existe en el enfoque prohibicionista. Mientras el zar antidrogas viene a hablar de ayuda a adictos, solo se discute el tema de seguridad y el Plan Colombia.

Acá el problema no es tanto de consumo. Porque en las ciudades colombianas es fácil conseguir cocaína. Y a bajo precio. ¡Pero aún así nuestros indices de consumo son inferiores a los de otros países donde el producto es más escaso, más costoso y menos puro!

La dimensión del problema de consumo en Colombia no justifica el costo que pagamos con el enfoque actual. Acá tenemos es instituciones capturadas por los tentáculos del narcotráfico, no una juventud echada a perder en la adicción.

No se esta acá argumentando que el consumo de drogas no deba ser tema de preocupación, lo que se esta diciendo es que tenemos el enfoque equivocado.

Volviendo al tema de los estudios, veamos lo que nuestro General Oscar Naranjo tiene que decir al respecto. Me baso en un articulo publicado el 10 de Noviembre en el Espectador:

«En estas materias de drogas, así como en el derecho penal resulta muy peligroso que los ciudadanos basados en sus sentimientos y pareceres determinen el contenido de las leyes», señaló.

Agregó el general Naranjo que para decidir qué hacerse sobre el uso de la marihuana se necesitan informes científicos y criminalógicos a los que hay que unir la presión de los padres de familia para que no se permita el consumo de la marihuana.

Tiene toda la razón. Toca escuchar a los expertos, no los sentimientos de los ciudadanos. Todo lo contrario a lo que nuestros políticos vienen haciendo. Los legisladores en esta materia se han aliado con los miedos de las ciudadanos y no con los que han estudiado el tema. El enfoque correcto, es decir el que sale de estudios, ya se conoce:

1. The Consumer Union Report on Licit and Illicit Drugs (1972) explica: “casi todos los efectos perjudiciales que comúnmente le atribuimos a los opiáceos, de hecho, parecen venir más bien de las leyes anti-narcóticos”.

2. Special Committee on Illegal Drugs (2002) concluye (recomendación 6): «El comité recomienda que el gobierno de Canadá enmiende la «Ley federal de control de drogas y sustancias» […]. La legislación debería estipular las condiciones para obtener licencias de producción y  venta de cannabis; criminalizar el trafico y la exportación ilegal […]».

3. Cocaine Project (1995): “Los problemas de salud que acarrea el consumo de sustancias legales, particularmente el de alcohol y el de tabaco, son mayores que los problemas de salud que acarrea el consumo de cocaína. Son pocos los expertos que describen la cocaína como inevitablemente nociva.»

Háganle caso al General Naranjo: lean los estudios y tomen la decisión pertinente. Para mantener el consumo a raya y para que los menores no tengan acceso toca regular la producción, la venta y el consumo. Hoy por hoy cualquier menor con curiosidad consigue lo que quiera en nuestras calles, no por falta de esfuerzo policial, sino por tener el enfoque equivocado. Con el agravante de que lo que consigue es mucho más toxico de lo que debería ser. Además, el menor heredará el problema del narcotráfico.

Notas:
[1]: o hasta más, ¡un siglo! siendo precisos.

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