Bernardo Congote

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¿El junior Gilinsky induciría un suicidio familiar?

La familia Gilinsky tiene tradición en Colombia. Hace algunos años producto de ciertos altibajos bancarios. Y, ahora recuperada, porque uno de sus herederos llamado Gabriel, habría recibido unos millones para que juegue a hacerse rico por su cuenta. Para ello decidió, de pronto con la anuencia de su familia, comprar la revista Semana.

Ello ha significado el desmantelamiento de la revista, después de que llegó a ser uno de los medios más prósperos y, al tiempo, respetados del periodismo. Tal y como se ha conocido desde diversas fuentes, Gilinsky pretendería hacer de Semana en Colombia una especie de Cadena Fox a la criolla, haciéndole eco a su fanatismo trumpeano[i].

En Estados Unidos Fox se ha convertido en la voz cantante del desgobierno Trump. Y, de pronto sin guardar proporciones, Gilinsky pretendería reconstruir con Semana el desastroso camino que, por esa misma ruta, recorrió la cadena RCN, ganándose con creces el mote de “Radio Casa de Nariño”.

Londoño también se pregunta por qué Gilinsky en lugar de desbaratar a Semana no creó una nueva revista donde tuvieran acogida los voceros de la ultraderecha sectaria[ii]. Eso habría sido lógico como resultado de una estrategia constructiva.

Pero las evidencias prueban que la estrategia Gilinsky tiende a ser destructiva. Se trataría de cortarle las alas a uno de los medios críticos que subsisten en medio del sectarismo uribista que ha marcado los últimos y precarios 20 años de la historia política colombiana, llevando al poder a los peores[iii].

Sin embargo, y hablando de plata y de platudos, cabría preguntar qué tan buen negocio puede resultar el experimento Gilinsky. En Colombia hizo carrera finalizando el siglo anterior la falacia de que “mientras a la economía le iba bien, al país le iba mal”.

Resultó tan falso el argumento, que hace 60 años Corea del Sur tenía un PIB inferior al de Colombia y hoy, su PIB es cinco veces mayor al nuestro[iv].

Eso probaría que, en relación con Corea, Colombia se ha venido empobreciendo. Y explicaría no sólo por qué es precaria la distribución del ingreso sino que estemos impulsando un sectarismo político falazmente “democrático”[v].

Si la política se degrada, se degrada el Estado, se degradan las organizaciones y se degradan, por supuesto, sus empresas y empresarios. El hecho de que en Colombia haya tan pocos ricos, es una prueba contundente de su pobreza real[vi]. Y si esos pocos ricos atentan contra las instituciones ¡Cataplum!

No se entendería entonces cómo un grupo empresarial próspero como el Gilinsky, le estaría apostando a un periodismo destructivo de las instituciones. Inclusive si fuera cierto que su heredero pueda hacer con su plata lo que quiera, porque “lo que quiera” amenazaría con derrumbar el propio imperio financiero de su familia.

Michael Porter se hizo hace unos años impulsor de esta advertencia: no pueden existir empresas prósperas en medio de un Estado fallido. Argumento que contribuiría a confirmar que, desbaratando a Semana, el junior Gilinsky estaría jugando con fuego.

La prosperidad empresarial necesita estabilidad institucional. O sea, la que cultiva la Democracia. La democracia ha venido recuperando el daño que produjo el absolutismo dictatorial de su primera mitad, lastrada por dos guerras mundiales sin sumar Corea y las guerras preventivas de Bush.

¿Por qué sin razón si no una de carácter suicida, un empresario con cinco dedos de frente encontraría rentable contribuir a la destrucción de los valores democráticos en Colombia donde tiene buena parte de su capital?

¿Esto de la Revista Semana indicaría que el grupo Gilinsky viene perdiendo sus cinco dedos de frente? ¿Y estaría dispuesto a perder su fortuna en este juego…?

Congótica 1. Entre 1980-2017, la inflación en Corea Sur creció a una velocidad anual del 6% mientras en Colombia, del 26%[vii].

Congótica 2. Entre 1980-2017, la guerra en Colombia mató aproximadamente a 250.000 personas[viii].

Congótica 3. Cuando a la política le va mal, a las empresas les va mal.

El autor es Co Director del Grupo SERVIPÚBLICOS (Minciencias B),  Profesor universitario e Investigador Junior (Minciencias), miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina – www.federalismoylibertad.org) y escribe el blog argentino: www.federalismoylibertad.org/agenda/artículos

[i] https://www.elespectador.com/opinion/gabriel-gilinski-un-alquimista-invertido-columna-915180

Consulta de abril 18 2020

[ii] Ibidem.

[iii] Https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/Eligiendo-entre-peores

Junio 19 2018

[iv] https://www.google.com/search?q=pib+corea+del+sur&oq=pib+corea&aqs=chrome.1.69i57j0l7.5700j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8

Consulta de abril 18 2020

[v] El Coeficiente Gini de Colombia sería del 0,499, veinte puntos peor que el de Corea del Sur. Hommes, R. “El relativo rezago de la economía colombiana”. El Tiempo/A fondo, junio 20 2019, pg. 1.13.Cálculos del blog).

[vi] http://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/necesitamos-mas-ricos

8 enero 2019

[vii] Ibidem. Hommes, R. Cálculos del blog.

[viii] Congote, B. (2011). La iglesia (agazapada) en la violencia política. Disponible en www.amazon.com

 

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