El Cuento

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¿El Catatumbo es igual al Bronx?

Todavía estaba en desarrollo la operación del sábado en el Bronx y probablemente la ausencia de teleprompter -que es el comienzo de todos sus errores- más el dolor de cabeza que ha sido esa región para su Gobierno en la última semana, lo llevaron a soltar la frase: «Mire la coincidencia, hace menos de 72 horas estaba yo en el Catatumbo, que es una especie de Bronx a nivel nacional…” El presidente Santos, que después quiso matizar con un trino la desafortunada frase, no estaba tan equivocado.  

 CatatumboBronx

Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

El abandono del Estado es la más clara similitud entre el Catatumbo en Norte de Santander y el Bronx en pleno centro de Bogotá, a escasos 100 metros de la Casa de Nariño. Y ese abandono todos los gobiernos lo han entendido como falta de presencia militar, creen que es un llamado para enviar una cantidad indeterminada de soldados, fiscales, policías y otros agentes de la fuerza. Pero lo que no han entendido es que va más allá de eso.

No estaba completamente desquiciado el presidente Santos al decir que el Catatumbo es un Bronx de dimensiones nacionales, pero precisamente lo es por una responsabilidad que les cabe a él y probablemente a todos los presidentes que lo han precedido y que a duras han pensado en esa región a la hora de ganar votos. Por eso, ahora todos le han recordado al presidente que en un municipio como El Tarra, él alcanzó el 94 por ciento en la segunda vuelta contra Óscar Iván Zuluaga.

Al salir en libertad el viernes, Salud Hernández-Mora llamó la atención del Estado porque nunca se ha preocupado por una tierra que se cree es de nadie, una expresión que además les ha dado a los grupos armados ilegales cierta absurda legitimidad para operar en la zona como si fueran amos y señores. Pero ella también les jaló las orejas a los habitantes de la región para que dejen de cultivar coca, que se convierte en la materia prima para los elenos, los pelusos (‘Bacrim’ disidente del EPL) y muy probablemente los farianos. Pero no es fácil.

En unos municipios donde el nivel de pobreza está entre el 73 y el 92 por ciento de la población -para no ponerlo en números tan fríos: que por cada 10 habitantes, siete o nueve sean considerados pobres- una actividad económica como la siembra de cultivos ilícitos puede ser la única salida para tener algo qué comer cada día. Si en la mayoría de los pueblos colombianos el mayor empleador es el Estado, a través de las alcaldías, resulta que en estos once pueblos del Catatumbo el mayor empleador ha terminado siendo la ilegalidad.

La frase políticamente incorrecta del presidente Santos ha dado hasta para una canción que le han compuesto en cuestión de horas los campesinos indignados del Catatumbo, quienes a pesar de uno que otro madrazo, han dado en el punto de la dejación estatal: “Lo dijo públicamente para estar actualizado // Nos comparó con el Bronx el desnaturalizado // Qué pensará este pendejo si por acá no ha venido…” Y continúa la canción con la rabia porque creen que después del paro de 2013 los dejaron ignorados: “Ser campesino me obligar a vivir siempre humillado // pobreza es lo que me hereda el gobierno desalmado”.

A pesar de la difícil realidad y de los desacuerdos en las cifras, pues la ONU habla de 7.500 hectáreas de coca sembradas en el Catatumbo, el Ejército de 9 mil y el Procurador exagera hasta las 30 mil; está claro que el negocio del narcotráfico está en el día a día de los habitantes de la región, al igual que lo ha estado de formar diferente por algo más de una década en el Bronx, la herencia de la supuestamente eliminada ‘Calle del Cartucho’.

Este fin de semana después del mega operativo en el Bronx, muchos han recordado una columna de la ex concejal Gilma Jiménez, quien en diciembre de 2003 celebraba la intervención del alcalde Peñalosa en el Cartucho, de donde echaron a los habitantes de la calle, drogadictos, ladrones y quienes cumplían con todas estas características a la vez. La nueva intervención del mismo alcalde, es la demostración de que lo que se pensó entonces así suene crudo, “escondiendo la basura debajo del tapete”, no funcionó.

Ya muchos de los expulsados del Bronx este fin de semana, están buscando un nuevo espacio en el centro de Bogotá y seguramente terminarán creando otro micro cosmos en el que se conjuguen las mafias con el drama social, en este caso, los drogadictos. Eso mismo es exactamente lo sigue pasando en el Catatumbo.

Así se le hayan ido encima al presidente Santos y así no fuera conveniente haberlo dicho, esa mezcla que se da en el centro de Bogotá de legales e ilegales que incluso recurrían al asesinato y a la tortura, es evidente que también ocurre en Norte de Santander, representados por un lado por los campesinos honestos y por el otro por los guerrilleros y narcotraficantes.

El principal problema que hay en la declaración de Santos del sábado no es tanto la comparación entre los dos lugares, sino la solución que apunta a ser la misma de Peñalosa: más Policía, más Ejército, más Fuerza Pública, ese nombre genérico para llevar el Estado a las malas. ¿Por qué no llevan profesores y crean empresas así sea con inversión privada al Catatumbo? y ¿Por qué no buscar darles educación y trabajo, además de una verdadera recuperación a los drogadictos del Bronx en Bogotá? Esas sí serían intervenciones, lo otro es simple represión.

Un punto de giro: Solo causa una mezcla de risa con pesar que los uribistas, para desprestigiar a Humberto De la Calle, sigan compartiendo una publicación de la caverna del periódico La Patria en el que titulan “Cancelan la beca a un estudiante subversivo”.

Otro punto de giro: La incoherencia de algunos fanáticos da para que algunos defiendan la libertad de expresión dependiendo de la ideología del periodista. Así, terminaron llamando “hecho fortuito” el evidente secuestro de Salud Hernández-Mora.

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