LA CASA ENCENDIDA

Publicado el Marco Antonio Valencia

DEBATE: IDENTIDAD DE POPAYÁN 25

Jaime Chalarca Dominguez

¿ De que le ha servido al departamento del Cauca haber tenido muchisimos presidentes? las regiones que aman el progreso deben trabajar y vivir en el presente, aqui todos somos Colombianos donde quiera que estemos y NO necesitamos pasaporte.

Alvaro Jesús Urbano Rojas · San Buenaventura Cali

Con este criterio tan liliputiense de algunos notables sobre la identidad de la nueva Popayán, se desconoce los aportes que personas de ascendencia almaguereña, coconuqueña, guapireña, timbiana,etc.etc. y de muchos sitios del país le han legado a nuestra bella, hidalga, ciudad de Popayán. Todos somos colombianos y todo quien pise Popayán debe ser tratado como payanes.

Joha Rojas · Popayán · 162 suscriptores

Admito que Popayán a visto cómo se a deteriorado parte de esa historia que se encuentra en su arquitectura, pero también debemos ser concientes que toda ciudad se transforma con el paso de los años. Y con todo respeto, La historia no se estanca en casas o iglesias, la historia la escriben quienes la habitan, incluyendo esos foráneos que no le gustan.
No se a que ciudades te refieres, las ciudades más importantes del mundo han invertido millones de dólares en salvaguardar sus sectores históricos porque más allá de casas o iglesias significan la identidad de un pueblo. Popayán es una ciudad privilegiada por su gran valor histórico y arquitectónico, si le destruyes eso pasaría de ser una ciudad de renombre internacional a ser una mísera y famélica aldea sin importancia alguna.
Joha Rojas · Popayán · 162 suscriptores

Juan Felipe Vallejo V No estoy diciendo que se destruyan los sectores históricos, sino que el sentido de pertenencia no está solo ahí. Las transformaciones no son sólo arquitectónicas sino de pensamiento ¿No es triste pensar que lo único que le de renombre a una ciudad sea la arquitectura? ¿Dónde quedaron los payaneses que fueron capaces de reconstruir sus vidas luego del terremoto? ¿Dónde está el tesón de los payaneses? No soy payanesa ni caucana, pero creo que se debe mirar más allá del centro, me gustaría ver un amor a lo propio que no se quede en llorar por las fachadas destruidas.
Juan Felipe Vallejo V · Bogotá

Álvaro, estoy de acuerdo en que los payaneses debemos defender cual paladines el legado que nos han dejado nuestros gloriosos antepasados, nuestra ciudad es un para nosotros un lugar sagrado que recoge la mayoría de cosas que hacen que para nosotros la vida misma tenga sentido. No obstante lo anterior, no podemos pensar que la forma de defender nuestra ciudad es enemistándonos con aquellos que hoy la habitan en mayoría abrumadora. Hemos de estar a la altura del reto que la historia nos ha puesto y debemos defender nuestro hogar con inteligencia, haciendo que los que hoy desprecian Popayán terminen por amarla, por la razón que sea.

Tomas Sin Hache · Cualquiera

La identidad histórica de Popayán no es más que una inútil fantasía de algunos sectores. En realidad estos sectores lo que reivindican es el olvido y el sometimiento a capa y espada-a punta de sangre, de negación a la diferencia y de producción de esa diferencia: DE CASTIGO-. Para estos columnistas, Foráneo no es el que viene de afuera sino el que les parece feo, anormal, «indio», que no heredó una hacienda en Timbio o Coconuco, que no le gustan las misas y después ir a comer putas a kasandra (si todavía existe), que no quiere tener una protuberancia en la espalda que le permita demostrar que carga santos en Semana Santa. Que no estudió en el Calibio, ni en el americano, ni en los andes. Que su sueño de niño no es el de ser un Paramilitar, como el hijo de J.J Chaux, a quien tuve la desgracia de conocer en mi infancia. Que no le gusta el arribismo.

Estos columnistas me hacen recordar a un tipo muy pueril que solía ser coordinador de disciplina de un colegio tan pueril como él. Su nombre, creo, era francisco. Había sido algún tipo de milico, muy malvado. Aun se le notaba. Su función en el colegio era la de reprimir. No le gustaba que los chicos se dejaran crecer el pelo, los llamaba maricas. No le gustaba que algún estudiante no se parara para ir a la misa en el patio. No le gustaban las camisas por fuera. No le gustaba que alguien evidenciara su pobreza. No le gustaba un descompás en eso que el insistía en llamar marcha. Si, una asquerosa tradición que consistía en obligarte a verte como un militar, para lo cual obligaba a sus estudiantes a ensayar durante semanas en la cancha de fútbol del colegio. Esos chicos se fatigaban pero no podían perder el compás, pues Pacho, como le decían de cariño o de rencor, no dudaría en amarrar el pie derecho de cada uno de sus estudiantes para que marcharan al mismo ritmo. Una imagen casi esclavista, tan típico del imaginario identitario histórico «popayandejo» -utilizo «popayandejo» por que no estoy generalizando y simplificando lo que Popayán es, sino el sentido común que parece quererle imponer como idiosincracia -. Menos mal Pacho vivió toda una vida, se lo llevó la vejes. Un digno representante de aquella clase que se permite hablar en nombre de la RAZÓN y del BIEN. Incluso si para ello tiene que humillar. La imagen de Pacho debe quedarnos en la memoria para que funcione tal como el puente del humilladero, para acordarnos que no todo pasado fue mejor.

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