Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

LIQUIDACIONES Y OTROS MALES EN EL SISTEMA DE SALUD: SALUDCOOP Y CAPRECOM

Presentación1

La realidad financiera del sistema de salud está bastante comprometida y pareciera que sus actores o no se han dado cuenta o no quieren aceptarlo. La intervención de Saludcoop, que en el 2011 se hizo en forma cinematográfica de prensa desde el Palacio de Nariño, Presidente de la República, el Comandante de la Policía y el Fiscal General como protagonistas, pareciera haber pasado sin los resultados pronosticados Aquella vez se anunció que conoceríamos el cartel de la salud. Hoy después de cuatro largos años seguimos en liquidación.

Por los lados de Caprecom, que venía siendo fortín político en varias regiones y que manejaba el régimen subsidiado, terminó en una hecatombe financiera imposible de recuperar y, al igual que la anterior, sus afiliados pasaron a otras EPS´s y se procedió a su fastuosa liquidación.

Revisemos algunos números: Saludcoop tenía alrededor de siete millones de afiliados y Caprecom cerca de 2 millones; y todos pasaron a otras EPS´s. Los de Saludcoop, a Cafesalud; y los de Caprecom, a 15 diferentes EPS´s, incluyendo un nuevo régimen para la población carcelaria, según explicó en su momento el Ministro de Salud.

En junio de 2015 la Superintendencia de Salud publicó el estado financiero de todas las EPS´s en la llamada circular única. En esta analizaba las diez EPS´s de régimen contributivo, diez y siete del régimen subsidiado y dos mixtas. El resultado fue rojo, con 5.300 billones de pesos.  Con esa fotografía nuestras EPS´s no tienen buena “salud” financiera. Además, hoy tendríamos que re-calcular esta tabla, pues jurídicamente no existen ni Saludcoop ni Caprecom. El impacto de su liquidación cambio automáticamente los estados de cartera de las clínicas y hospitales en nuestro país.

¿Qué ha pasado con los procesos liquidatorios de estas EPS´s, “dueñas” de nueve millones de colombianos?

Cafesalud con mucha dificultad se está tratando de lograr la llamada suficiencia de red; sus propias IPS no dan abasto con todos los pacientes y las IPS privadas no quieren contratar con la nueva Cafesalud por las deudas inminentes y la inestabilidad en los pagos. Además, el Gobierno en menos de seis meses del proceso liquidatorio de ipso facto cambió al liquidador, ante aparentes voces de corrupción. En su momento ese liquidador devolvió a hospitales y clínicas alrededor del 92% de lo presentado, desconociendo todo lo que se había acreditado con la EPS. Esto significó la glosa más grande que hasta la fecha se ha generado en el sistema de salud en Colombia.  Se corrieron los plazos y estamos a la espera de ver como fluye el reconocimiento de esas acreencias y lo que es más importante: el pago de los recursos.

Caprecom todavía no ha cambiado de liquidador; ya le ha devuelto a las IPS las diferentes cuentas y facturas, logrando demorar y disminuir las obligaciones. En un periódico de circulación nacional se contaba como anécdota que la IPS CARI, de Barranquilla, tuvo que gastar alrededor de 200 millones de pesos en reconstruir facturas de esta EPS para poderlas presentar ante el liquidador; de lo contrario hubieran quedado por fuera del proceso. El secreto parece estar en el reconocimiento de acreencias: cuentas de clínicas, hospitales y de proveedores que prestaron servicios.

La otra cara de la moneda es cuando llegan los liquidadores, descontextualizados de esas realidades, a aplicar la norma de liquidación como si las facturas de salud fueran equiparables a una factura de cambio corriente. Ahí está el gran escollo.

Los impactos de las liquidaciones en el sector son muy grandes, no solo para el M inisterio de Salud que debe apropiar recursos y facilitar los temas jurídicos, sino para las instituciones hospitalarias que, habiendo prestado efectivamente los servicios, ahora deben “demostrar lo imposible” ante los liquidadores y reconstruir un pasado que fue cambiado por su irregular funcionamiento.

Los flujos de recursos se alteran, los días de cartera aumentan, los sistemas de referencia y contra-referencia hacen que, de alguna manera, muchos de esos pacientes afiliados a las nuevas EPS tengan problemas en la suficiencia de red.

Por esto las liquidaciones, que seguramente son un mal necesario, impactan negativamente el sector y, de no hacerse en forma eficiente, trasparente y rápida, el sistema de salud seguirá resintiéndose a consecuencia de estas gigantescas y burocráticas liquidaciones.

Quedan en la mesa algunas preguntas: ¿Cuántas EPS´s seguirán en la lista de medidas de intervención, trasformación y liquidación? ¿En qué tiempo tendremos resultados concretos de las liquidaciones de Saludcoop y Caprecom? ¿Cómo se va a soportar el flujo de recursos del sistema con los cambios mencionados? ¿Es la empresa privada la llamada a responder por las ineficiencias de los entes de vigilancia y control? En términos de calidad, ¿qué está pasando con la salud de todos los afiliados con estos cambios de aseguramiento?

Esperemos, entonces, que las cosas fluyan y que, en lugar de empeorar el sistema, podamos tener mejor calidad en salud para los colombianos con un flujo de recursos estable, que permita el normal funcionamiento de prestadores y aseguradores.

 

Comentarios