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¿Cuál es el problema con Internet.org?

La competencia de los gigantes de Internet por llegar a los que aún no están conectados.

En enero de este año Colombia recibió la visita de CEO y fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, para inaugurar su proyecto Internet.org en América Latina. El servicio, que por ahora está limitado a los usuarios de Tigo, permitirá acceso gratuito a Facebook y otras cuantas aplicaciones (depende del país) escogidas por ellos. Tuvo algunas críticas, pero por ahora en nuestro país, el proyecto sigue en pie.

Por otro lado, esta semana en la India se armó un escándalo en contra de la iniciativa. Los argumentos son varias pero se enfocan en 1. Facebook no equivale al Internet y 2. Se viola el principio de neutralidad de la red (explicación más adelante). A raíz de esto varios de los proveedores de telecomunicación asociados al proyecto se echaron para atrás.

En un editorial en el Hindustan Times de la India, la Coalición para Salvar el Internet lo denominó como “el ambicioso proyecto de Zuckerberg para confundir a millones de usuarios de mercados emergentes, al hacerles creer que Facebook y el Internet son la misma cosa”.

El Centro de Investigación LIRNEasia encontró en el 2012 que muchos usuarios de teléfonos móviles en la ‘base de la pirámide’ en Indonesia dijeron que no usaban el Internet. Pero al preguntarles por Facebook, decían usarlo seguido. Lo mismo se encontró en África, donde más gente responde que usa Facebook que el Internet, lo cual es físicamente imposible. Es decir que en la percepción, Facebook es el Internet.

Los argumentos a favor y en contra de la iniciativa también aplican en Colombia, y creo que es importante mirar a otros países emergentes que se puedan relacionar con el nuestro en términos de conectividad, desarrollo y política pública.

No todas las conexiones son iguales

La primera crítica al proyecto es que Zuckerberg está creando un Internet chiquito, limitado y con el fin expandir la base de usuarios de Facebook para tener cómo monetizarlos. Él no contradice esto, pero argumenta que “algo de conexión es mejor que nada” y que al ver lo importante de la red, estos usuarios eventualmente pasarán a pagar por datos.

Pero según Mark Graham del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, para cerrar la brecha digital no es sólo importante la penetración y el acceso, sino el uso que le de la gente. Al proveer la opción de Internet gratis se puede asumir que la gente la tomará y que la mayoría de estos usuarios serán de escasos recursos. Esto creará un Internet paralelo: el de los que tienen plata y el de los que no.

Hasta ahora pensamos en el Internet como un beneficio absoluto que trae consigo la equidad y el acceso a la información. La mayor parte de la investigación social hecha sobre el tema contradice la teoría. Al paso que vamos el grueso de la información en Wikipedia sobre los países en desarrollo ha sido escrita por norteamericanos y europeos. Por ende, a pesar de tener el acceso no estamos colaborando al mismo nivel y, por el contrario, muy pocas compañías internacionales se llevan la mayoría del tráfico derivado de la creación y circulación de la información que consumimos.

¿Qué es la neutralidad en la red?

La idea comenzó con la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés), la cual considera el Internet como un servicio público básico. Bajo este principio, la ‘neutralidad en la red’ es un conjunto de reglas creadas por la FCC en 2010 para prevenir que los proveedores de los servicios de Internet realicen cambios en la velocidad para favorecer a algunos sitios o bloqueen el acceso a algunas páginas legales. (Ver: ‘6 claves para entender la neutralidad de la red‘).

En el mundo se discute este principio, que tiene como objetivo el asegurar la libre competencia en el mercado en línea. La premisa es que los dueños de los cables que transmiten el Internet, generalmente las grandes empresas de telecomunicación, no puedan discriminar a un servicio en línea por encima del otro.

Al decidir la alianza con Facebook, Tigo está, en teoría, violando este principio. Al presentarle a sus usuarios una alternativa gratis, lo más seguro es que la tomen. Pero eso haría que la entrada de la gente que utiliza Internet.org sea manejada, curada y decidida por Facebook. Si uno opta por esta opción, no puede navegar por afuera de las aplicaciones, incluyendo Google, por ejemplo, o algún link a un medio de comunicación que haya puesto un amigo.

Según una entrevista de El Tiempo a Chris Daniels, Vicepresidente encargado de Internet.org, las aplicaciones que forman parte del conjunto surgen de una discusión entre Facebook, el operador y el gobierno. “Se determina cuáles son más útiles y cuáles van a mejorar más su vida. Estamos abiertos y siempre estamos discutiendo qué nuevas aplicaciones pueden formar parte de Internet.org”. Pero por ahora no se ve por ningún lado qué proceso hay que seguir si se quiere ser incluido en el portafolio de aplicaciones.

A conectar a los que faltan

En realidad el mayor problema de Zuckerberg ha sido el nombre de su proyecto. Si hubiera dicho que iba a proporcionar algunos servicios gratis para los usuarios más pobres, que se llamara Facebook.org, no hubiera levantado tanta crítica.

Ya hay varias iniciativas que están tomando otras entidades del sector privado para intentar traer el Internet hasta las áreas más remotas del mundo. Project Loon de Google piensa conectar a la gente por medio de globos. El mismo Facebook también compró una fábrica de drones con el mismo propósito. Sea lo que sea, la única forma de expandirse para estos gigantes es competir por la población que aún no se conecta.

Andrea Alarcón

Consultora de redes sociales y comunicación digital

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