Las Ciencias Sociales Hoy

Publicado el Las Ciencias Sociales Hoy

Pobres antiguos y nuevos pobres

Por Victor Reyes Morris

Doctor en Sociología.

 

Uno de los efectos ya visualizados de la pandemia, por lo menos para América latina, es el aumento del fenómeno de la pobreza. En nuestro país, Colombia, se venía registrando, desde antes, un aumento de la pobreza multidimensional entre los años 2016 y 2018. En 2018 la pobreza multidimensional fue 19,6% para el total nacional, y para el 2016 era de 17,8% (Fuente: DANE), pero ahora el fenómeno se disparó incorporando lo que se llaman los nuevos vulnerables, o sea aquellos que no estaban antes en la situación de pobreza, pero debido a las circunstancias restrictivas y recesivas de la pandemia, cayeron en esa condición, en lo que la CEPAL, ha considerado un retroceso de más de 10 años en la lucha contra la pobreza.

 

Miremos este nuevo fenómeno, en términos conceptuales, medicionales y de políticas públicas.

El concepto de pobre.

En la discusión de políticas de bienestar en muchos países, al definir qué hacer con los pobres, en términos de políticas de bienestar, se han consolidado dos posiciones al respecto: quienes consideran que la gente es pobre porque de alguna manera quiere serlo, atribuyéndoles inclusive características de pereza o dejadez personal; y quienes consideran que la pobreza es una condición estructural, producto de un sistema injusto. Estas dos posiciones se han expresado en el diseño de políticas públicas tanto así que se crearon términos al respecto, cuando lo usual era que se trataba de un asunto de bienestar (Welfare) y a partir de la orientación de algunos gobiernos de corte neoliberal, se comenzó a acuñar un término Workfare, que planteaba ya no compromisos de solidaridad si no de activación de sectores de la población lo que hizo surgir lo que se ha llamado ayudas condicionadas.

El profesor británico Paul Spicker encontró en ciencias sociales al menos doce definiciones distintas de pobreza. Algunas de las cuales mencionaremos aquí, no como un problema nominativo simplemente si no porque atiende a distintas circunstancias sociales, tanto de concepción del fenómeno como a la elaboración de políticas para tratar el problema de la pobreza.

Un clásico de la Sociología, George Simmel en su obra Sociología:  Estudio de las formas de socialización, dedicó un capítulo de su obra publicada hacia 1908, al tema del pobre y de la pobreza. De ahí se desprenden claves interesantes. Como la misma definición de pobre, y lo considera un concepto relativo y lo define como aquel cuyos recursos no alcanzan a satisfacer sus fines. Es relativo, lo dice Simmel, en cuanto a tiempo y lugar. Pero quizás lo que trasluce de todo el trato de Simmel, a la forma de socialización pobre, es que es una relación en que la atención al pobre hace que se mantenga en esa situación, en función de la limosna y la asistencia pública.

La atención a los pobres de una manera pública más allá de la caridad cristiana, que se hacía o se hace para aliviar la propia conciencia o allanar el camino de salvación, se inicia en Gran bretaña, en el siglo XIX, en donde se comienzan a crear los conceptos de pobre válidos y pobre inválidos. Los primeros los válidos, son aquellos que podían considerarse legítimos porque alguna discapacidad o situación fortuita los colocó en una desventaja objetiva para obtener la propia satisfacción de necesidades. Los “inválidos” son aquellos que a la vista pública eran poco “precavidos” y eran responsables de sus desgracias. De aquí surge esa visión de que los pobres no se ven como producto de un sistema inequitativo sino como seres perezosos o descuidados es un discurso que ha hecho mucha carrera y ha orientado muchas políticas.

Volviendo al presente, la verdad monda y lironda es que los avances de disminución de la pobreza logrados en nuestro país parecen retroceder seriamente vía pandemia en cuanto ésta ha conducido a la recesión económica, la destrucción de empleo, los cierres de negocios y por tanto al desempleo y a la imposibilidad de la economía informal de amortiguar la carencia de ingresos. Muchas de aquellas familias que se consideró salieron de la pobreza, han sido reconducidas, de nuevo a la vulnerabilidad de la pobreza. El alto desempleo que alcanza tasa del doble de lo que se venía observando (más del 20%), es un claro indicador de que se necesitan políticas económicas distintas al tradicional ejercicio de la ortodoxia económica, de la cual se ufanan los ministros de hacienda de nuestro país.

Medición de la pobreza

Pasando a los temas de medición de la pobreza, las primeras medidas surgidas fueron las de pobreza monetaria, que consistían en determinar una canasta básica de bienes y servicios cuyo valor señalaba el límite (línea de pobreza) entre pobre y no pobres. Los pobres eran aquellos a los que su ingreso no le permitían adquirir la satisfacción de sus necesidades básicas. Esta medida tenía limitaciones porque muchos de los costos para familias de estratos bajos tenían subsidios y no se reflejaban en la medida y en general medir ingresos es bastante difícil (algo así como para pedir un préstamo a un banco hay que inflar los ingresos y para recibir una ayuda estatal hay que reducirlos al mínimo).

Surgieron posteriormente otras medidas para superar la medida de ingresos o complementarla y así surgió el Índice de Necesidad Básicas Insatisfechas (NBI), que mide educación, características de la vivienda y dependencia económica. Estas medidas conducían al diseño de políticas para superar la pobreza correspondientemente. Luego el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) diseñó basado en los estudios de Amartya Sen, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), con el fin de clasificar los países en cuanto Alto, Medio y Bajo Desarrollo, incluía Esperanza de vida, Educación e ingreso per cápita ajustado, esta es un índice positivo tendiente a medir bienestar y no lo contrario, pero también se diseñó correlativamente un índice de Pobreza Humana (IPH) que mide la privación. Por último, tenemos el diseño del Índice Oxford (Universidad de Oxford), que mide la pobreza multidimensional en 5 dimensiones y 15 indicadores y es el que podríamos llamar el más vigente actualmente. El diseño de medidas tiene que ver con la política pública y lo que se quiere combatir con ésta, dará el énfasis o componentes de la medida a emplear.

¿Qué hacer?

Volviendo al punto central que nos ocupa como efecto de esta pandemia, no sólo hay que pensar en términos de recuperación económica, sino en atender a todos aquellos tendidos en el campo de la falta de ingresos, que puede ser una pobreza coyuntural o transitoria si se actúa con acierto en verdaderamente disminuirla con políticas que impliquen ayuda de un lado y por otra activación económica para los más vulnerables. El tema de una Renta Básica transitoria para muchas familias es un ejercicio positivo de gran esfuerzo del Estado, pero debe ir acompañado de creación de oportunidades ciertas de estímulo de empleo digno. porque no se puede generar dependencia de una medida que por definición es de carácter temporal.

Es el momento en donde más se justifica una Misión contra la Pobreza que recoja toda la experiencia acumulada de todos los programas del Estado y se emplee a fondo a hacer recomendaciones de medidas prontas y estructurales para combatir la pobreza y lograr en una condición de apremio, lo que la pandemia ha dejado al descubierto con mayor crudeza: la enorme desigualdad que existe en nuestro país. –

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