Hypomnémata

Publicado el Jorge Eliécer Pacheco

Cómo cantar un gol

gol

Es falso que para cantar un gol se deba respirar profundamente, afirmar el diafragma y dejar que el aire vaya saliendo poco a poco. Saldrá un bonito sonido, es cierto; quizá dure más que el gol del narrador, quizá; pero esas técnicas son equivocadas. Son validas para las canciones de radio, los gritos de los profesores y los regaños de la mamá. Pero cuando se canta un gol, es diferente. El gol duele. Algo debe doler después de un gol, si no es así, está mal cantado. Me atrevo a asegurar que la cerveza se toma únicamente para calmar la garganta, nada más.

Pero eso no es todo, el gol no se canta en soledad. Se considera, incluso, patético cantar un gol cuando no hay con quien celebrarlo. Dicen los expertos que únicamente es valido (bien visto) cuando lo cantan más de 5 personas. Es decir, el gol no existe cuando lo cantan pocos. Existe en el estadio, claro está, cuando está lleno. En el equipo de fútbol: son once. Pero cuando hay menos, el gol se extingue.

Algunos expertos aseguran que siguiendo unas especificaciones muy precisas el gol puede disfrutarse más.

La primera estrategia es bastante conocida. Se usa bastante. Se debe llegar temprano al lugar donde decidió ver el partido y medir aproximadamente un metro entre usted y la pantalla. No desprenderá la vista ella. Maldecirá los anuncios publicitarios que apagan la voz del narrador, insultará a los jugadores del equipo contrario y entablará una conversación con los jugadores que llevan la pelota. Dirá algo así como “Vamos, vamos que tu puedes, dale” Si usa está estrategia tiene el deber moral de cantar el gol antes de hacerse. Como es usted quien sigue el partido y no se pierde ninguna jugada, cuando usted diga gol, en el juego habrá gol.

La siguiente, aunque suene paradójico, es estar hablando de otra cosa en el momento previo al gol: la música de Marta Gómez, la comida mexicana, la concepción económica del arte, el proceso de paz, etc., usted elige según sus preferencias. Cuando haya gol, aún sin verlo, lo cantará. Cuando vea la repetición, lo cantará de nuevo.

La última estrategia es tener afán de marcharse porque tiene una cita, porque tiene una clase o porque debe, sin más. Entonces, estará atento al partido de futbol mientras mira en el reloj cuantos minutos han pasado, sacará el celular para revisar si tiene llamadas perdidas, estará pendiente de un taxi desocupado. La presión de grupo le ayudará. No le dejarán marcharse. Algunas veces se pondrá en pie y se volverá a sentar, moverá con nerviosismo una pierna, etc. Pero cuando llegue el gol, cuando todas las gargantas lo canten y usted lo vea, celebrará hasta las repeticiones. Se arrepentirá de haber querido irse. “Casi me lo pierdo”, dirá, y permanecerá viendo el partido con la esperanza de que su equipo meta otro gol.

¿Cuáles son sus estrategias?

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