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Publicado el Andrey Porras Montejo

Filosofía de claxon II: el estreñimiento en Trasmilenio

Un inexplicable número de conductores han adquirido esta enfermedad por pujar para que los pasajeros dejen cerrar y abrir las puertas de los buses.

La Gerencia de la importante empresa capitalina está preocupada por el creciente número de conductores con estreñimiento. Esta enfermedad ataca sin miramientos, en la mitad de cualquier recorrido o en medio de los tumultos en los Portales.

Un reciente sondeo, realizado por la Oficina de Atención de Desastres creada por esta nueva administración, ha demostrado que la fuerza que hacen los conductores, desde sus cómodos asientos, al momento de cerrar las puertas de los articulados en cada paradero, es la causante principal de la enfermedad. Al parecer, de forma inconsciente, al sentir el sobrepeso y la chichonera, los conductores hacen fuerza en las entrañas para que la puerta pueda cerrarse. Ello les ha causado una dilatación en los músculos abdominales, generando espasmos y retorcijones que el cuerpo convierte en estreñimiento. Y si a eso se le suma la falta de baños en todo el sistema, la situación se hace inmanejable.

“El estreñimiento ha sido una constante dentro de nuestro trabajo”, afirma un conductor quien pidió reserva de su identidad, “es un mal silencioso que queremos erradicar”, vuelve a decir, después de 30 minutos de batalla con su estómago, “lo más grave es cuando los pasajeros no dejan que la puerta se abra, la fuerza y los retorcijones que sentimos son muy violentos”, explica, notablemente conmocionado.

Sin embargo, la gerencia ya está tomando cartas en el asunto. Ha decidido escribirle una carta a los libretistas de la famosa serie médica “Dr. House”, con la esperanza de que le dediquen un capítulo a la extraña enfermedad que relaciona tres insospechados síntomas: el puje del conductor, la chichonera endemoniada y la dificultad para cerrar la puerta. “Queremos que un personaje tan importante e inteligente nos ayude a encontrar un mejor diagnóstico”, explica un funcionario, visiblemente confundido.

Pero la situación tiende a empeorar, pues no solo el estreñimiento se convierte en una amenaza, también la depresión lo es, pues, al parecer, los técnicos que arreglan las puertas de los paraderos han caído en esta silenciosa enfermedad por no poder encontrar la manera de evitar que la gente salte por las puertas y cruce la autopista, para evitarse 100 metros de puente peatonal. Ellos se sienten culpables por esa pulsión suicida que tienen los usuarios del sistema, y han alegado frente al psicólogo frustración y sin sentido, “para qué arreglar las puertas si la gente pone en riesgo su vida”, han manifestado.

Frente a esta situación, un grupo de usuarios consientes de la gravedad del problema han creado un hashtag en las denominado #houseentrasmilenio.

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