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Curso acelerado de metro y rima

Como unos cuantos lectores sabrán, he sostenido una ya muy larga y muy tediosa polémica con el escritor Harold Alvarado Tenorio sobre unos sonetos que en mi opinión fueron escritos por Jorge Luis Borges, y que en cambio el poeta colombiano se obstina en alegar que son de su propia autoría. Para tranquilidad de los lectores no voy a discutir aquí de quién son los sonetos.

Lo que sí quiero mostrar es que las versiones publicadas por Tenorio tienen graves errores de métrica y de rima, y que en cambio los sonetos editados en un cuaderno de Mendoza (y en otras publicaciones serias como Diario 16, La Jornada, El Espectador, etc.) son impecables, al menos desde un punto de vista formal.

Para empezar voy a aclarar a los lectores, por si alguno no lo sabe, cómo se construye exactamente un soneto. Este tipo de composición poética fue inventada en el sur de Italia hacia el siglo 14, y de allí pasó a España, a Francia, a Inglaterra, a muchas otras partes. Su esquema es muy sencillo: se trata de catorce versos (dos cuartetos y dos tercetos), cada uno de once sílabas, con rimas consonantes que pueden ir distribuidas según el esquema ABBA, ABBA, CDC, DCD, o, en épocas más modernas, con otro tipo de orden en las rimas. El esquema rítmico no es tan importante, pero sí es fundamental que los versos rimen y que tengan once sílabas. Sin estos dos requisitos, el soneto fracasa como el preciso artefacto verbal que es. De hecho, así son todos los que Borges publicó en vida: catorce versos endecasílabos y rima consonante entre ellos.

Uno de los más famosos sonetos didácticos sobre lo que es un soneto (el meta-soneto) lo escribió Lope de Vega y vale la pena leerlo para repasar su exacto mecanismo de relojería:

Un soneto me manda hacer Violante,

que en mi vida me he visto en tanto aprieto,

catorce versos dicen que es soneto,

burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara el consonante

y estoy a la mitad de otro cuarteto,

mas si me veo en el primer terceto,

no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando

y parece que entré con pie derecho

pues fin en este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo y aun sospecho

que voy los trece versos acabando.

Contad si son catorce, y está hecho.

lope_de_vega

La polémica con Tenorio está centrada en cinco sonetos. No los voy a tediar aquí con su publicación completa. Me voy a limitar a un par de casos en los que se hace evidente que los sonetos que el colombiano se atribuye a sí mismo están mal construidos. Los voy a comparar con las versiones correctas que yo atribuyo a Borges y que han sido publicadas en otros sitios.

Veamos, para empezar, los últimos dos tercetos de uno de los sonetos en discusión. Los que para mí son originales de Borges, dicen así:

El Cantar de Cantares del hebreo,

esa flor que florece en el desierto

de la atroz Escritura, el mar abierto

del álgebra y las formas de Proteo.

Quedan tantas estrellas todavía;

suspendo aquí mi vana astronomía.

Como se ve, son seis endecasílabos perfectos con la siguiente estructura en la rima: CDD CEE. Es típico en los sonetos ingleses de Borges que haya un dístico final, con rima consonante. En este caso: “todavía” rima con “astronomía”, como debe ser. Veamos ahora la versión de Tenorio:

El cantar de los cantares del hebreo,

son la flor que florece en el desierto

de la atroz Escritura, el mar abierto

del álgebra y las formas de Proteo.

Quedan aún tantas estrellas.

Suspendo aquí esta vana astronomía.

Al primer verso le sobra una sílaba: El/can/tar/de/los/can/ta/res/de/lhe/bre/o = 12 sílabas.

Al penúltimo verso, en cambio, le faltan dos sílabas: Que/dan/a/ún/tan/tas/es/tre/llas = 9 sílabas. Dodecasílabos y nonasílabos no son, obviamente, versos correctos para un soneto. Pero esto no es lo más grave. Lo más grave es que el dístico final no rima. Cualquiera puede oír que “estrellas” no rima ni con “astronomía” ni con ninguna otra terminación de los tercetos. El resultado es un desastre evidente.

Aunque los desastres de las versiones mal copiadas por Tenorio son muy numerosas voy a citar sólo una más, para no extenderme más allá de lo necesario. Empecemos ahora por los tercetos finales de otro de los sonetos, tal como Tenorio los arruina:

de Nishapur. Me abruman las auroras

que son y fueron los ponientes,

el amor y Tiresias y las serpientes

las noches y los días y las horas

gravitan sobre la sombra que soy.

La carga del pasado es infinita.

La estructura de las rimas empieza bien: CDD C, pero termina EF (?), una burrada, pues es evidente que “soy” no rima con “infinita”. El segundo verso es de nueve sílabas, el tercero un dodecasílabo; la puntuación final destruye la sintaxis de la estrofa… En resumen: errores garrafales que dan como resultado un esperpento poético. De qué modo tan pulcro, en cambio, había compuesto Borges los finales de ese soneto, con el nítido dístico final, se ve en la versión correcta que he podido recoger en las publicaciones confiables citadas arriba:

de Nishapur. Me abruman las auroras

que fueron y que son, y los ponientes;

Tiresias y el amor de las serpientes

y las noches, los días y las horas.

Sobre la sombra que ya soy gravita

la carga del pasado. Es infinita.

Endecasílabos bien medidos, una estructura normal de la rima para el soneto inglés, CDD CEE, un encabalgamiento feliz en los últimos versos, en fin, un poema bien construido.

Lo único que me interesa aquí es definir si los versos divulgados por «el Saint-Beuve colombiano» están bien construidos o no, si pueden pertenecer o no a un soneto. Les dejo a los lectores serios, y a quienes de verdad saben cómo se escribe un soneto, el veredicto. Para mí es evidente la incompetencia poética que se manifiesta en las versiones de Alvarado.

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