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Dulce bellum inexpertis

¿Vamos a celebrar los dos siglos de independencia de España con una guerra entre Colombia y Venezuela? ¿Vamos a hacerle a Bolívar, dos siglos después de sus batallas por nuestros países, el gran homenaje de festejarlo con una guerra entre nosotros? Lo que está pasando en la frontera con Venezuela es gravísimo y tenemos el deber de oponernos, desde ahora mismo, a lo peor, es decir, a escaramuzas fronterizas que nos lleven a una guerra en todo el sentido de la palabra. Según el célebre adagio de Erasmo, «Dulce bellum inexpertis», la guerra es dulce para los que no la han probado. Y si bien en Colombia hemos probado una guerra larguísima de baja intensidad, con la guerrilla, desde una breve escaramuza fronteriza que hubo con Perú, en 1932, y fuera de un batallón enviado a Corea por solicitud de Estados Unidos, no hemos tenido la muy amarga experiencia de la guerra internacional.

Lo grave, lo gravísimo, es que en estos momentos, para la camarilla de extrema izquierda que gobierna Venezuela, y para la camarilla de extrema derecha que gobierna a Colombia, nada sería más funcional que una guerra en las fronteras. Venezuela vive un mal momento: en Caracas hay racionamiento de agua y luz, los mercados están cada vez más mal abastecidos, crece el descontento. Como escribe Ibsen Martínez, «la pérfida Colombia vuelve a ser, como de costumbre, motivo electoral. Esta vez de la campaña por las legislativas de 2010.» Y Uribe necesita la famosa hecatombe de la que habló como motivo fundamental para hacerse reelegir por tercera vez.


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