Ayer, en el programa Blog deportivo, de Blu Radio, tuvimos un debate interesante sobre el futuro de Falcao.
Hay quienes dicen que el futbolista, de tener una chance real, debería ir al Real Madrid, un equipo grande por historia y actualidad, donde tendría no mucha, sino muchísima competencia.
Otros dicen que es mejor -para recuperar el nivel que tuvo en Porto y, sobre todo, en el Atlético de Madrid- que vaya a un equipo de nombre por lo hecho en el pasado, pero que hoy en día le cueste destacarse, sobre todo a nivel mundial. Esos clubes serían, por ejemplo, Liverpool o Juventus.
En este momento, Falcao García necesita, por encima de cualquier cosa, sentirse querido e importante. Eso, para un futbolista que fue un ídolo en tres equipos por los que pasó y que ahora es uno más del plantel, es esencial.
El Tigre no es un hombre conflictivo ni tiene un ego estratosférico, sin embargo es vital que sienta el apoyo de sus jefes y de quienes lo rodean.
Louis van Gaal, técnico holandés del Manchester United, se convirtió en el enemigo público número uno del 99% de la Colombia futbolera por no poner a Falcao como titular todos los fines de semana. Yo hago parte del 1% restante que no lo critica.
Van Gaal puede emanar toda la soberbia de la galaxia, pero el tipo no es ningún aparecido.
Hay que ser jodido para atreverse a cuestionar a un señor que ha ganado una Champions League, una Copa UEFA, una Copa Intercontinental, seis ligas, tres copas nacionales, dos Supercopas europeas y cuatro domésticas a nivel de clubes.
Y que, además de todo eso, el año pasado consiguió la medalla de bronce en el Mundial de Brasil, derrotando rivales como al vigente campeón España (5-1) y Chile y quedándose ad portas de la final tras caer por penales contra Argentina.
No sobra recordar que 10 de los 23 futbolistas que lograron ese tercer puesto en Brasilia contra el local jugaban, en ese momento, en la tan venida a menos liga holandesa.
Pero volviendo al tema Falcao, no está demás decir que el Tigre llegó al United después de varios meses sin jugar por la grave lesión que sufrió en el Mónaco y que incluso lo obligó a perderse la Copa del Mundo, y que Van Gaal nunca, léase bien: nunca, lo pidió para el cuadro inglés.
Esto explica que muchos digan, con más rabia que argumentos, que el holandés “no le da minutos” y que por eso “no la mete”. ¿Es tan así la situación? Veamos:
– Falcao ha jugado 1243 minutos en 23 partidos y ha marcado cuatro goles.
– Esos 1243 minutos significan casi 14 partidos completos.
– Las cuatro anotaciones en los 1243 minutos equivalen a un tanto cada 311 minutos, es decir, cada casi tres cotejos y medio.
El capitán de la Selección Colombia no ha jugado tan poco como se dice –sí de manera irregular- y menos cuando Van Gaal nunca lo pidió. Pero también es cierto que un goleador como Radamel podría ser tenido más en cuenta para así volver a su máximo nivel y recuperar toda la confianza a nivel futbolístico y psicológico.
Por eso, yo coincido en que Falcao no debería irse al Real Madrid y sí a un Liverpool, Juventus, o ¿por qué no? regresar al mismo Atlético.
Más allá de sus 29 años, no es descabellado pensar que después de hacer un par de buenas temporadas a nivel individual con alguno de esos tres equipos pueda llegar directo a la titular de un gigante.
¿O no recuerdan lo que sucedió con Luis Suárez hace menos de un año? Después de descoserla en un equipo tan normal, en cuanto a plantel, como el Liverpool e incluso casi sacarlo campeón, saltó al Barcelona donde hoy es una pieza clave del ataque.
O mejor: recuerden lo que fue el Falcao del Atlético de Madrid cuando llegó Simeone. Yo no dudo que el Tigre sea capaz de repetir esas actuaciones siempre y cuando tenga el respaldo incondicional de su entrenador.
No obstante, dígase lo que se diga y escríbase lo que se escriba, al final todo está en manos de Radamel. Es decisión suya si quiere seguirse llenando los bolsillos afuera de la cancha o si quiere volverse a llenar la boca de gol adentro de un estadio de fútbol.
Twitter: @pabloriosg