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Impresionistas, calidad y educación, paradigmas perversos?

700-escuelas@jeborrero

En el París de 1,860 se consideraba que los únicos pintores en capacidad de generar obras de “calidad” eran los pocos aceptados en un círculo llamado “El Salón”, que era parte del programa de fomento de cultura del gobierno francés del momento. Los criterios de selección para permitir a un artista participar en una de estas exhibiciones eran arbitrarios y estandarizados, lo más probable era ser rechazado.

Lo curioso es que entre aquellos “desdichados”  que en su momento les fue negada la posibilidad de participar en “el salón” se encuentran algunos nombres bastante conocidos para quienes saben de arte (aclaro, yo no sé de arte), personajes como Edgar Degas, Paul Cézanne, Claude Monet, Pierre August-Renoir, y Camille Pissaro, fracasaron en su intento de  llenar los criterios que les darían su entrada ese grupo de privilegiados artistas. Lo irónico es que cada uno de ellos, en su momento, llegó a ser de las figuras más importantes del impresionismo, y sus obras hoy por hoy se venden por millones de dólares, cuando se venden.

Como lograron esto?, ante la imposibilidad de participar en los círculos tradicionales, estos artistas más allá de ajustar sus estilos a lo que en su momento se aceptaba como arte “de calidad”, buscaron un espacio propio donde, libres de exigencias, se les permitiera exhibir sus obras tal como estaban destinadas a mostrarse, el resultado fue que tuvieron la oportunidad de brillar, y desde sus días ser determinantes en la disciplina que decidieron abordar.

Casi todas las industrias, en algún punto de su desarrollo, sufren cambios radicales en lo que se considera “calidad”.

Como este ejemplo hay cientos, en los setenta las aerolíneas pensaban que servicio de calidad era ofrecer abundante comida, espacio y lujo; hoy en día la mayoría de viajeros están dispuestos a llevar su comida o esperar al destino, y a cambio prefieren que se les ofrezca un servicio puntual, seguro y de bajo coste.

Las métricas de lo que se cree calidad van cambiando, sin embargo en el caso de la educación existe una resistencia estructural a la evolución, por años hemos creído que los currículos y evaluaciones estandarizadas, el profesorado cargado de títulos y publicaciones son sinónimo de buena educación, y esta negativa al ajuste puede estar trayendo problemas para muchos alumnos aun desde las etapas  más tempranas de su vida.

El modelo tradicional de educación (más claramente en la formación básica y secundaria) asume que todos los seres humanos pueden ser incorporados en un proceso transversalmente uniforme, industrial, para inculcarles los mismos conocimientos. Sistemáticamente se ignoran factores culturales, de preferencias, de fortalezas, dejando en el camino rezagados a muchos individuos que por no ajustarse al patrón se consideran inadecuados y condenados al fracaso.

En países como EEUU se está prescribiendo drogas como la Ritalina como si se tratara de caramelos, por la tendencia a creer que todo niño inquieto sufre de un déficit de atención.

Estos sistemas de “talla única” se prestan para que quienes no se acomoden al sistema tradicional, como lo fue “el salón” en la Francia de 1,860; sean prontamente relegados.

Un sistema educativo responsable, en lugar de concentrarse en transmitir una serie de verdades universalmente aceptadas, con maestros que cada período académico repiten la misma información a distintos sujetos, debería ver a la persona como un menú de oportunidades, determinar que destrezas tiene para aprovecharlas y cultivarlas de manera temprana y así maximizar la probabilidad de éxito.  En lugar de buscar autómatas académicos ajustados a un ideal fijado por Dios sabe que organismo, formar individuos que explotan sus facultades y fortalezas.

Hoy por hoy, cuando hemos sido testigos del colapso de modelos tradicionales de industrias como la discográfica, cartografía, editoriales, y probablemente el comercio a manos de una revolución digital; conviene pensar si nuestro entorno esta convirtiéndose en el caldo de cultivo necesario para una disrupción educativa que presente el escenario alterno para que los individuos más allá de ser sometidos a un proceso industrial, perfeccionen sus talentos, tal como lo hicieran hace 150 años los pintores impresionistas cuando abandonaron los espacios de siempre para en sus propios términos convertirse en leyendas.

Existiendo la posibilidad de generar contenido digital de la mejor calidad, (en este momento incluso es posible conseguir cursos de las mejores universidades y profesores de manera gratuita y en línea), la tendencia es a que llegue a existir un repositorio enorme de conocimiento virtual global, depurado por comunidades de usuarios que se encargan de validar la calidad de los componentes del mismo. Los casos de éxito más recientes han revelado que lo que creíamos eran docentes de calidad muchas veces no lo son, y que en educación el cómo transmitimos es tan o más importante que el que transmitimos

El roll del maestro debería pasar de “repetidor” al de un administrador que con información clara sobre las fortalezas, deficiencias, e intereses de sus alumnos se encargue de diseñar y coordinar programas a la medida soportado por los medios virtuales, ya departamentos de educación en algunos distritos de EEUU han experimentado estos métodos con resultados más que prometedores, y naciones como Finlandia desde hace años se preocupan en aprender rápidamente sobre sus alumnos, más que en tratar de que los estudiantes aprendan enlatados precocinados  para ellos.

Cuanto tiempo tardara una acción decisiva. No sé, pero pequeños cambios marcan las diferencias, y mientras más rápido se den los primeros pasos, mejor será para todos.

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