Burlaburlando

Publicado el donhumor

“Prostitucionalmente” futbolistas

humor 3

Sin duda alguna, las piernas de las emprendedoras del sexo (prostitutas) y las de los jugadores de fútbol (¿también?) cumplen una función social bonita y admirable.

Además, es de ver que entre unas y otras piernas existen algunas semejanzas. Digo: no en cuanto a sus cosas, sino en cuanto a su labor.

Pues, si bien nos fijamos, las de los futbolistas se mueven en todas direcciones para atajar o meter goles, según su puesto en la cancha.

Y las de las emprendedoras del sexo se juntan o se apartan para impedir o facilitar la “goleada”, según el caso que las ocupe.

En todo caso, tanto unas como otras conocen de sobra la indescriptible emoción del arco bien penetrado. O sea, la vibrante emoción del gol.

Pero a lo que voy es a que tal vez estos parecidos fueron los que desencajaron la lengua de algún dirigente del balompié para soltar que “los jugadores de hoy son unas prostitutas vestidas de uniforme de fútbol”.

Esta vez sí que pateó mal el dirigente. Porque pateó a los uniformes en su orgullo, a las prostitutas en su negocio, y a los jugadores en sus pelotas.

Resumo: tras muchos intentos, al fin la Dimayor logró que las prostitutas se decidieran a emplear sus piernas en el fútbol de estadio, y dejaran el de alcoba.

Pero, frente a esto,  ¿qué estarán pensando ellas de los dueños de la Dimayor?

No lo sé ciencia cierta, pero imagino que su instinto maternal las está llevando a considerarlos sus hijos predilectos.

Y exclamo yo, ¡con semejantes hijos, para qué hijastros!

Creo, en fin, que a las prostitutas les ha llegado el tiempo de ocupar el lugar de privilegio que los dirigentes en buena hora les asignaron en el fútbol profesional.

Deben ser ellas, por consiguiente, las que en los partidos salten a la cancha, y no los mismos jugadores de siempre.

Les aseguro que así todas las nalgas del mundo colmarán las sillas de los estadios.

Y ellas las que manipulen las palancas de mando del fútbol profesional.

Y así, y solo así, dejará el balompié de estar en malas manos, para quedar, al fin, en muy buenas piernas.

Que así sea.

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