El Erotismo Infinito

Publicado el Ezequiel López Peralta @citaconezequiel

Cómo convertirte en Besólogo (o te devolvemos tu dinero)

Más allá de que los besos son parte de un impulso natural, besar es un fino arte que todos podemos aprender. Y en este medio latinoamericano en el que da la sensación de que los buenos amantes son aquellos que rinden como una máquina perfecta, me permito disentir y afirmar que el placer va mucho más allá de los genitales. Y en el escenario erótico, los besos constituyen sin lugar a dudas el instrumento más importante. Besando vamos a estimular todos los sentidos: saboreamos, olemos, oímos, tocamos, vemos… incluso si cierras tus ojos, tendrás imágenes en tu mente cuya representación y efecto se relacionan con lo visual. Como si esto fuera poco, el beso es definitivamente una promesa: produce fantasías que llevan a situaciones quizás más excitantes aún, insinuadas por el movimiento de los labios, los juegos con las lenguas, los mordiscos… todo eso condimentado con todo tipo de abrazos, caricias, roces y presión de un cuerpo sobre el otro.

La condición fundamental para ser Besólogo experto es entonces reconocer la importancia trascendental del beso, imaginar los potenciales eróticos de la boca y, más que nada, disfrutarlos cual gourmet. Porque besar es precisamente como preparar una comida: tenemos una idea en la mente, alguien a quien homenajear, unos cuantos ingredientes y una mente creativa para combinarlos y dar lugar a un producto original. Pero, ¿Cuáles son los ingredientes básicos de un beso? Son tres, los labios, los dientes y la lengua, que por separado o juntos llevan a cabo diferentes juegos como:

Soplar, lo que produce un cosquilleo en la boca, el cuello y otras partes del cuerpo.

Morder, con mayor o menor fuerza según el lugar del cuerpo y la situación.

Acariciar, con los labios o la lengua.

Succionar, sobre los labios o la lengua.

Lamer, sutil o lujuriosamente.

Diferentes textos eróticos, especialmente los clásicos orientales como el Kama Sutra y el Ananga Ranga, hablan de unos tipos de besos que a veces practicamos de manera intuitiva, pero seguramente vamos a encontrarnos con algunos que nos resultan novedosos.

Como parte de los besos suaves tenemos al beso directo que es el componente esencial de todos los besos, y lo llamamos “piquito”. Un contacto tenue y corto entre los labios, que está muy bien como inicio de la degustación. El beso nominal es el roce casi imperceptible entre ambos pares de labios, que a veces van más allá y recorren diferentes sectores del rostro. El beso palpitante es una variante del anterior, en el que se utiliza para el roce solamente el labio inferior. En este tipo de besos hay una clara división de roles: uno da y el otro recibe. El beso de contacto involucra a la lengua pero de una manera sutil, ya que vamos a utilizar solo la punta para rozar el borde de sus labios. Aquí el corazón comienza a latir un poco más rápido, y a despertarse el deseo. Pero todavía hay que contenerse, falta un largo camino.

Pasamos a los besos moderados, comenzando por el beso de presión, que es un fuerte contacto entre ambas bocas que están cerradas, estimulado por un vigoroso empuje tomando a tu pareja de la nuca. El Beso próximo, practicado al oprimir uno o los dos labios de la pareja, realizando una succión más o menos fuerte. El Beso del labio superior se aplica sobre el labio superior de la mujer, al succionarlo, morderlo, lamerlo, acariciarlo.  Según algunos textos eróticos orientales estaremos estimulando indirectamente los genitales femeninos.

El último capítulo de este curso resumido son los besos intensos. Iniciando con la succión de la lengua, que es la mejor manera de preparar a este singular e inigualable instrumento de placer. Nuestra pareja pone su lengua rígida, la muestra, y luego la succionamos con fuerza. El beso giratorio involucra a la lengua, pero lo más notable es el giro de las cabezas en sentido contrario, agudizando las sensaciones en los labios. Y llegamos al combate de las lenguas. No hay mucho que comentar, el nombre lo dice todo. Las lenguas, que protagonizan la escena, se acarician, se entrelazan, se atrapan, giran y danzan entre sí.

Llegado este punto ya no sabemos si nos estamos besando o haciendo el amor, aunque en el fondo todo es parte de lo mismo. Y aquí la creatividad es nuestra herramienta fundamental: utilizar de manera eróticamente inteligente todos estos recursos, juegos y formas de provocación. Te propongo que dediques con tu pareja un encuentro en el que practiquen diferentes formas de besarse, concentrándose en cada uno de los sentidos asociados al acto de besar. Posterga el acto sexual, no pienses en lo que viene después… un aprendizaje que todos tenemos que hacer es saber disfrutar del camino, sin enfocarnos en el destino. En el 2015 prometo dar lecciones personalizadas. Y no me interpretes mal. En la segunda mitad del año giraré por más de veinte ciudades de Colombia mi espectáculo “Confesiones de un Besólogo”. No lo dudes: con esta lectura, el teatro y la práctica necesaria, serás un besador o besadora profesional. En caso contrario te devolvemos su dinero.

La seguimos en Twitter @citaconezequiel Instagram @citaconezequiel y Facebook Ezequiel López Peralta

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