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Paro nacional agrario

Por: MARCO FIDEL AGUDELO CANO (@canocanomarco)

Que el Paro Nacional Agrario es político, afirma alarmada y despectivamente el presidente. ¡Pero claro que es político! Como si toda expresión de libertad, rechazo e inconformidad de una persona hacia el Estado no lo fuera.

Es político y eso está bien. Y aunque admitirlo incomode y el gobierno le haya dado un torpe y poco serio manejo, la administración Santos ha sido respetuosa de la protesta en el pasado. Lo aclaro para marcar la diferencia con los gobiernos de Uribe, durante los cuales tal hecho ciudadano se reprimió en todas las formas legales e ilegales posibles.

Diferente es decir que el paro está siendo permeado por algunos partidos políticos en candidatura, con el propósito de desestabilizar al gobierno.

Afirmar lo anterior es tan cándido como decir que el paro es sólo de campesinos. No es un secreto para nadie que el origen de las guerrillas más antiguas en Colombia ha sido de campesinos inconformes y abandonados por la institucionalidad estatal, entonces no es coherente la moralizante posición de los gobernantes y montones de ciudadanos que los quieren ver como actores contaminados por las guerrillas.

Otro cotidiano error es presentar el paro campesino como un problema coyuntural. Los campesinos han tenido problemas con el Estado y los gobiernos desde que somos República y, aunque en el Paro Nacional Agrario haya divisiones entre sus líderes, las necesidades siguen siendo las mismas, históricas y estructurales, que no se resuelven con subsidios amordazantes y silenciadores.

Nos hacen creer que es solo por reivindicaciones económicas y no lo es. Hasta el representante de la ONU para Colombia afirma que en temas negociados en el paro pasado no hubo avances, ni en sustitución de cultivos ilícitos, ni en la presión de grupos legales e ilegales que tienen interés en tierras y políticas específicas, ni en el cumplimiento de subsidios para la producción, ni en la disminución de desplazados.

A su vez, Dignidad Cafetera denuncia grandes monopolios en la comercialización del café, los transportadores afirman que los fletes no fueron intervenidos perdiendo plata, situación agudizada por el contrabando de alimentos que ingresa de otros países y que el gobierno no controla, sumado a los altos precios de producción, según Dignidad Papera, a lo que hay que agregar el altísimo costo de la gasolina.

¿Por qué no se resuelven de una vez las grandes carencias de los campesinos marginados? ¿Por qué nuestra clase dirigente aún no entiende que para una sociedad la pobreza es el más costoso de sus males?

Que gobernar es más que concentrar riqueza. Que si una persona protesta es, generalmente, porque sufre sin sus derechos, que la carencia supera la ideología, que al país no se le puede seguir mirando desde las cómodas sillas de la capital, cual mayoral a sus parcelas. Modernizar al país es más que construir carreteras, es incluir e integrar a los territorios, erradicar la desigualdad social, es cogobernar (gobernar con otros) y construir con ellos las agendas regionales de gobierno. Ese es el país moderno que reclamamos.

¿Por qué tan preocupados los representantes del gobierno? Ministros, secretarios y enviados del presidente para mediar en el paro. ¿Por qué tanto miedo? En otros momentos los campesinos no han sido más que población despreciada, ignorada en sus necesidades. Ahora resulta que el riesgo de un paro agricultor es tema de primera agenda ¡Resulta tan paradójico justo antes de campaña y reelección!, aún así el gobierno continúa firmando tratados de libre comercio que tiran al traste la producción de los campesinos.

Hipócrita y aparente interés hacia los sin tierra, los olvidados, los sin techo y los  hambrientos, los ciudadanos de segunda y tercera, los campesinos que nunca han estado en la agenda política, ni gubernamental y no lo estarán a menos que pongan en riesgo el trampolín reeleccionista.

“En estas condiciones, la sola idea de un paro es injusta cuando estamos cumpliendo”[i] afirma Santos, argumentando que esto responde a intereses políticos pretendiendo dañar su reelección y con claro efecto negativo en la campaña presidencial.

Además de autorizar a la Federación de Cafeteros pagarle a los caficultores el subsidio de Protección del Ingreso Cafetero (200.000 millones de pesos) no entregado al gremio desde el 2013, el presidente Santos autorizó la compra de la cartera de los agricultores y cafeteros que está en mora y adeudan menos de 20 millones de pesos, sin cobrarles intereses en los próximos tres años[ii].

Sin embargo tras cada encuesta se le restan puntos de favorabilidad y el paro ya es real y amenaza con sumar sectores inconformes que encuentran una oportunidad única para sacar ventaja y cobrar viejas deudas. Se gobierna o se hace campaña. Juntas, además de peligrosas, son ineficientes y pone en evidencia sus bien conocidas estrategias, malicias y corruptelas para conservarse en el poder.

No le espera una semana agradable al presidente, en especial por la jornada del 1° de mayo, Día Internacional del Trabajo y de marchas colectivas que estarán en pleno furor, aunque la Fuerza Pública haga lo que mejor sabe hacer: reprimir.

Han querido hacer del Proceso de Paz un fortín de campaña electoral y todo indica que los ciudadanos están más preocupados por los problemas estructurales del país (educación, vivienda, economía, salud). ¿Situación preocupante? Tal vez, aunque puede ser una reacción natural ante la oportunista estrategia del candidato presidente de convertir al Proceso de Paz en su caballo de batalla.

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[i] http://www.lanacion.com.co/index.php/actualidad-lanacion/item/233720-el-paro-agrario-no-se-justifica

 

[ii] http://cablenoticias.tv/vernoticiaiphone.asp?WPLACA=15506

 

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