Nota preliminar: En mayo de 2019, tuve el honor de inaugurar el evento “Mujeres y Diplomacia” en el marco del simposio “Mujer, Género y Comunidad” en el Instituto Cervantes en la ciudad de Chicago, en donde presté servicios diplomáticos. Por ser hoy, 24 de junio, cuando se celebra el día internacional de las mujeres en la diplomacia, considero vigentes aquellas palabras, que publico sin modificación. A todas las colegas y amigas, felicidades en este día.

Buenas noches para todos.

Señoras y Señores,

Como diplomático y como hombre, me honra estar aquí, compartiendo unas ideas en el cierre de la Conferencia “Mujer, Género y Comunidad”, una necesaria y oportuna iniciativa de mi colega Aylin Joo Liem, Cónsul General de Chile y de la querida amiga Esther Quintero-Guzmán, Directora Asociada de la Universidad de De Paul. Felicitaciones a ellas, al Instituto Cervantes por acoger este panel de clausura y a todos los que han contribuido al evento.

A la diplomacia se le suele representar con la figura femenina y algunos la identifican como Irene, la diosa griega de la paz. En cierto libro se describía a la Diplomacia como una dama elegante que luce una corona de laurel y pisa trofeos militares destrozados. En la mano derecha tiene una pluma y en la izquierda un pliego donde se lee: Mis poderes son la persuasión, la sagacidad y la sabiduría.

Sin embargo, a pesar de aquella temprana identificación femenina, en la diplomacia moderna, la misma que nació en los albores del Renacimiento y que se formalizó como profesión en el Congreso de Viena de 1815, no aparecen las mujeres en un rol protagónico, al menos en su inicio.

La diplomacia durante mucho tiempo, fue una actividad exclusivamente masculina, solo se permitió a las mujeres ingresar al servicio exterior de Estados Unidos en 1922 y hasta 1946 en el caso del Reino Unido.  Tuvo que haber sido particularmente difícil el camino iniciado por las primeras mujeres diplomáticas

Se tiene noticia de la señora Diana Apcar, que fue nombrada por la República de Armenia en 1918 como cónsul en Japón. La húngara Rosika Schwimmer, fue designada en 1918, como embajadora de su país en Suiza. En 1923, la Unión Soviética nombró como embajadora en Noruega a la reconocida revolucionaria Alexandra Mikhailovna Kollontai. Fueron las primeras diplomáticas reconocidas como jefes de misión en el Siglo XX.

En 1949 es designada Eugenie Anderson como la primera mujer embajadora de los Estados Unidos en Dinamarca. Solo hasta 1996, Madeleine Albright fue designada en 1996 como Secretaria de Estado, bajo el gobierno del presidente Bill Clinton. En Colombia, la Sra. Noemí Sanín, nuestra primera Ministra de Relaciones Exteriores, fue nombrada en 1991.

No obstante las dificultades, las diplomáticas han dejado huella en su trasegar por el mundo. Aparece el gran referente de Eleanor Roosevelt, quien independiente de su rol protagónico como Primera Dama en los cuatro periodos de su esposo, el presidente Franklin D. Roosevelt, fue delegada de Estados Unidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue la primera presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y ayudó a redactar la Declaración Universal de Derechos Humanos. Durante el gobierno de John F. Kennedy presidió la Comisión Presidencial sobre el Estatus de la Mujer.

De la gran patria que habla español, la comunidad hispanoamericana, deseo mencionar a una gran educadora y feminista, Lucila Godoy Alcayaga, más conocida como la gran poeta Gabriela Mistral, quien aparte de recibir el premio Nobel de Literatura en 1945 fue diplomática. En 1925 fue delegada por América Latina en el Instituto de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones y sirvió como cónsul de Chile en diversas ciudades del mundo.

Para quienes servimos como diplomáticos en Chicago, es un gran orgullo, que la actual decana del cuerpo consular en la ciudad, sea una mujer, la querida amiga Patricia Maza, Cónsul General de El Salvador.

Afortunadamente en la actualidad, en todos nuestros países hay destacadas diplomáticas. En el caso de Colombia, deseo resaltar la figura de la ex ministra de Relaciones Exteriores María Ángela Holguín, la persona que ha estado por más tiempo en el cargo de Canciller en nuestro país, durante ocho años consecutivos de 2010 a 2018, marca que ningún hombre puede ostentar, en la historia colombiana. Ocho años, en los cuales la ex ministra Holguín tuvo entre muchos logros, un papel destacado en la construcción del acuerdo de paz entre la ex guerrilla de las FARC y el anterior gobierno del ex presidente Juan Manuel Santos.

El Ministro actual, Carlos Holmes Trujillo ha demostrado su confianza en la mujer, nombrando en su equipo cercano a varias colegas de carrera diplomática, en puestos de dirección importantes, como son la Viceministra Luz Stella Jara, la Jefe de Gabinete Diana Mejía y varias Directoras como la Consular, Embajadora Margarita Manjarrez.

No tengo que ir muy lejos para ver el predominio femenino en nuestra Cancillería. El Consulado General de Colombia en Chicago, que tengo el honor de liderar, está integrado por dos hombres y seis mujeres. Sin duda, es la explicación para entender por qué es uno de los mejores consulados de Colombia en el mundo, modestia aparte. A todas ellas, gracias por su labor, sacrificio y compromiso constantes.

Pero sea el momento también para reconocer una labor silenciosa y fundamental de otras mujeres en la diplomacia, quienes no reciben sueldo ni reconocimientos, la de las esposas de los diplomáticos varones, siempre voluntarias y dispuestas al apoyo de sus maridos. En mi caso, mi esposa Patricia ha representado la columna vertebral de mi trabajo. Sin ella, no creo que yo estuviera aquí hablándoles hoy día. Gracias amor.

La historia de las relaciones internacionales en el mundo ha rotado entre la guerra y la paz, el conflicto y el diálogo. Si no hemos llegado a una Tercera Guerra Mundial ha sido gracias a una figura femenina, la diplomacia, porque esta combinación entre ciencia y arte, no solo se representa con una figura femenina, es que por antonomasia la diplomacia es femenina.

Ahora, deseo dejarlos en compañía de la Ministra Consejera de la Embajada de España en Washington, Señora Cristina Fraile Jiménez de Muñana.

Muchas gracias.

Chicago, Instituto Cervantes, 15 de mayo de 2019.

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