El ojo de Aetos

Publicado el elcides olaznog

Mariana, Mariana, un cantar de gesta

Pocas veces, como el viernes 10 de agosto antes del mediodía, los colombianos tenemos la inmensa dicha de llorar de la emoción por el triunfo legítimo y épico de un deportista nuestro.

 No sé mucho de Mariana Pajón, al menos no más de lo que sabe la gente del común. Pero verla en el templo del deporte olímpico en la parte más alta del podio con su medalla dorada, y entonando el Himno Nacional en esas circunstancias heroicas, hace que uno se  transforme y se le amparogrisalesee la piel. Es un momento sublime en el cual uno como compatriota de la bella Mariana olvida que hay problemas, que hay hambre, crímenes, injusticia social, congresistas; se olvidan por un instante los robos de los Nule, de los Moreno, las salidas “olímpicas” de Merlano o de Piedad. O un poco más reciente, las brillantes declaraciones de Roy Barreras. Cómo sería mi dicha que durante por lo menos diez minutos olvidé que el alcalde de Bogotá es Noel Gustavo Petro. Sí, amigos, por un instante fugaz, fui feliz. Y estuve a punto de mandar tanquear, de mi raquítico bolsillo, las camionetas del senador Corzo.

 Sólo por eso, gracias Mariana. Pero, para ser justos, debemos decir que ella es la portaestandarte de la brillante participación de Colombia en Londres 2012 porque trae el oro; pero no podemos ignorar las inmensas gestas de Rigoberto, Carlos Mario, Jackeline,  Catherine, Yuri, y de los dos Óscares, Figueroa y Muñoz. Todos ellos, grandes, negros, blancos, COLOMBIANOS. Ni siquiera establecemos diferencias entre el bronce y la plata. El esfuerzo fue descomunal, y nuestra alegría del mismo tamaño. Y que levante la mano el colombiano normal que mientras veía imágenes en la televisión no pudo “evitar que los ojos se me agüen”, como dice la bella canción del inmortal Jairo Varela y su Grupo Niche.

 Para comprender un poco más la grandeza de este puñado de muchachos, basta con darle una rápida mirada a la historia de Colombia en los olímpicos. Mi amiga Wiki, que todo lo sabe, me dio los siguientes registros: Colombia ha participado en 18 olimpiadas, desde Los Ángeles 1932, con dos deportistas (hombres). La participación en número de atletas ha crecido de manera constante hasta llegar a 67 en Pekín 2008 y 104 en Londres 2012. La primera vez que participaron mujeres en la delegación colombiana fue en México 1968 con 5 bellas. También el número de mujeres ha crecido: 19 en Sídney 2000, 21 en Atenas 2004, 24 en Pekín 2008 y la magnífica cifra de 58 en Londres 2012. Con un detalle adicional: en esta última versión fue mayoría de mujeres pues sus compañeros varones fueron en esta oportunidad 46. Los registros dan cuenta de que en todas las participaciones se han logrado 19 preseas, de las cuales 9 son femeninas y 10 masculinas. ¡Bravo por las bellas!

 Claro, con la euforia dorada de Mariana nos podemos dar el lujo de olvidar, por ejemplo, que en Montreal 76, Moscú 80 y Atlanta 96 no trajimos ni una infeliz de bronce. Y que en Los Ángeles 84 sólo hubo una plata; en Seúl 88 y Barcelona 92 sólo ganamos un humilde bronce en cada cita. Y, en el 2000, unita mera, pero esta vez de oro por cuenta de la morenaza dorada, María Isabel Urrutia.

 La historia da para pensar que pese a la mala y en ocasiones pésima administración del recurso económico por parte de nuestros dirigentes, al deporte olímpico colombiano progresa. Y eso es bueno porque para Río de Janeiro 2016 Colombia está obligada, mínimo, a igualar lo logrado en Londres 2012. Ojalá los dirigentes comprendan que cuando se administran los recursos con honradez, todo el mundo gana.

 Capítulo aparte debemos dedicar a los deportistas que compitieron pero no ganaron. Algunos de ellos regresan con un diploma de consuelo. Pero quienes ni eso lograron, también merecen un saludo especial. Debemos recordar que las olimpiadas no son de dos semanas y media, pues empiezan mucho antes con las pruebas de clasificación en el ciclo olímpico. Por eso los 104 colombianos que finalmente nos representaron en la parte final de los juegos, y el ejército de entrenadores, auxiliares, ayudantes, etc., de alguna manera difícil de explicar, también son ganadores y dignos de un reconocimiento especial. A todos ellos, muchas gracias.

 Ya habrá tiempo para balances fríos y cuentas claras; para ver errores y buscar la manera de corregirlos con miras a Río 2016. Pero por esta semana, a gozar con la Reina Mariana y su corte de triunfadores que por momentos nos regalaron la dicha que tantas circunstancias adversas nos han negado. Colombianos, gocemos esta alegría hoy única en nuestra historia y renovemos de una vez por todas la que nos había dado Colombia hace ya 19 años con el archifamoso 5 – 0 en Buenos Aires. Olvidar esa proeza no es negarla; es renovar la esperanza hacia Río 2016 con un presente magnífico: 8 hermosas medallas más colombianas que la cumbia y el porro; que la arepa antioqueña y el ajiaco santafereño…

 Colofón: pese a estar a años luz de Estados Unidos y de China, podemos decir que en el ámbito de América Latina somos potencia en deporte olímpico. Somos terceros después de Cuba y Brasil. Y estamos por encima de México con todo y su oro en fútbol, y varios escaños arriba de los megalómanos argentinos. El puesto 36 entre 205 naciones es un lugar para nada despreciable. Por el contrario, nos sirve para decir con el corazón henchido de orgullo y con los ojos brillantes de emoción: ¡Colombia es grande, carajo!

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