El ojo de Aetos

Publicado el elcides olaznog

La reforma judicial de los HP (Honorables Parlamentarios)

La tapa de las tapas. Se dieron garra los HP (Honorables Parlamentarios). Si una persona honesta quiere una prueba más de la naturaleza del “oficio” de congresista, puede ser que no viva en Colombia.

 La ultrafamosa reforma judicial que acaba de aprobar el Congreso es una muestra contundente de lo que ya es entre la gente una verdad absoluta y que debe ser incluida en el diccionario de la Real Academia, al menos en su versión colombiana: política es sinónimo de corrupción. O, como decía mi abuelo: político y corrupto son la misma vaina.

 Vamos por partes. El deber de un congresista es diseñar (codiseñar) las normas con las cuales se debe regular el comportamiento de una sociedad determinada. Pero en Colombia nada de eso ocurre. Ejemplos hay por cientos. Un congresista utiliza su curul (que es del pueblo que lo elige, no de su madre ni de su padre) para favorecer intereses propios o de sus más allegados. ¿Quieren un ejemplo entre cientos? Pues averigüen cuál o cuáles congresistas diseñaron la norma de la revisión técnico – mecánica de los automotores y comprueben quiénes son los dueños de las llamadas servitecas autorizadas para el efecto. Si no son amigos o familiares de los HP pues lo son de sus esposas o de sus novias, o de sus amantes. Así funciona la política, qué le vamos a hacer…

 Pero volvamos al caso que nos ocupa. Para un colombiano del común es un aserto que las cámaras legislativas de nuestro país son un nido de insaciables roedores (ver las redes sociales). En Locombia es tarea bien complicada, por no decir imposible, hallar un político que no se haya untado nunca, que no haya apoyado una iniciativa parlamentaria sin pensar en beneficiarse o beneficiar a alguien. El solo hecho de cobrar sumas astronómicas por un “trabajo” que NO beneficia a la gente sino que la perjudica ya permite dudar de su honestidad.

 Los últimos días han estado en el ojo del huracán doce congresistas que conformaron una comisión de conciliación que no se entiende por qué ni para qué fue creada. Es un ente diabólico que apenas permite entrever que fue conformada para darles vida a los orangutanes que resultaron en el documento final. Y hasta el momento no hay una explicación convincente acerca de la razón de ser de esa comisión, que deja un fétido e insoportable olor en el ambiente.

 Los doce congresistas aludidos son Alejandro Carlos Chacón, Orlando Velandia, Martín Emilio Morales, Luis Fernando Duque, Juan Manuel Corzo, Juan Carlos Restrepo, Jesús Ignacio García, Gustavo Puentes, Germán Varón, Eduardo Enríquez Maya (cacique de caciques), Carlos Edward Osorio y Roosvelt Rodríguez Rengifo, todos de diferente pelambre político. Pero estos apenas son los más visibles, porque culpables son todos, léase bien, todos los congresistas, unos más que otros. Y el Gobierno de Santos, que de tumbo en tumbo patrocinó durante dos años este esperpento jurídico.

 De los doce, Germán Varón y Roosvelt Rodríguez, se opusieron a los desmanes propuestos por sus compañeros, aunque no porque estuvieran muy convencidos sino porque los micos eran tan grandes que parecían elefantes, con perdón de don Ernesto Samper.

Merece párrafo aparte el señor Simón Gaviria Muñoz, Presidente de la Cámara de Representantes. El superdelfín tuvo la desfachatez de admitir públicamente que NO había leído el texto final, (supongo que el inicial tampoco porque se nota que este señor de lectura pocón, pocón) pero no tuvo reparos en dar su aval como presidente de la Corporación. El sujeto en mención está dando pruebas irrefutables de pertenecer a esa camada de políticos del corte de Andrés Pastrana y Samuel Moreno, corticos de pensamiento pero hábiles para las componendas y para los negocios con dineros oficiales. Es decir, personajillos que si se tiene en cuenta su precariedad intelectual, nadie se explica cómo llegaron a los más altos puestos de la política nacional. Sin embargo, están ahí. La gente se pregunta cuáles son los méritos – más allá de ser el hijito de los expresidentes César y Ana Milena – para que un imberbe político como Simón el bobito con tan poca experiencia en estas lides sea el flamante Presidente de la Cámara de Representantes.

 No le demos vueltas al asunto; los beneficiados con el esperpento mayor son los propios HP (Honorables Parlamentarios) que se autoblindan para que la misma justicia que dicen reformar ni los mire aunque sus delitos sean de la mayor gravedad; en este sentido, más de 40 parlamentarios que están a punto de perder su investidura ya no la perderán porque el régimen de inhabilidades deja de existir; también los HP se benefician porque se revive la impunidad, perdón, la inmunidad parlamentaria, (objetivo de don Juan Manuel Corzo, el mismo que se queja porque el cerro de millones que se gana no le alcanza para pagar la gasolina de sus flamantes 4×4) lo que se traduce en que pueden seguir haciendo de las suyas sin que nadie, nadie en absoluto los pueda cuestionar. Impunidad oficial total.

 También se favorecen los altos magistrados que aumentan su descomunal poderío, pues en vez de disfrutar ocho años en el cargo ahora se gozarán doce. Incluso se van al carajo los procesos por el carrusel de las pensiones en una altísima corte porque quedan por cuenta de la Comisión de absoluciones, otra vez perdón, de acusaciones de la Cámara. La “reforma” en este caso particular se burla de la Contralora Sandra Morelli, quien de forma valiente se atrevió a investigarlos. Pero no; queda demostrado que los altos mafistrados son intocables.

 Preguntas finales entre muchas otras que se formula el “constituyente primario”: ¿para qué tenemos tantos legisladores como si en Colombia sobrara la plata? ¿Es  o no es inmoral que en un país en el que todo falta, haya personajes que se tiren la plata de esa manera tan cruel? ¿Por qué ganan tantos millones los secretarios de Senado y Cámara?, ¿cuál es su función? ¿Por qué hay tantos colombianos masoquistas que con su voto o su abstención alimentan y engordan nuestro ganado ratuno? 

 Colofón: la perla mayor de los legisladores colombianos, su máxima creación en dos años de despilfarro presupuestal, más que indignación, causa verdadera putería. Pero ese sentimiento se multiplica por mil cuando se ve a los cínicos buenosparanada defendiendo sus atrocidades como si fueran prodigios de justicia y equidad. En esta situación tan vergonzosa la única esperanza de los colombianos es que los medios masivos y los periodistas honestos apoyen al pueblo en su iniciativa de cerrarles el paso a los roedores. El referendo debe ser el RACUMÍN QUE NOS SALVE DE TANTO DESANGRE ECONÓMICO.

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