El ojo de Aetos

Publicado el elcides olaznog

Las ilusiones que nos quieren vender con Pekerman…

Digo sin vacilar que después de algunos pasajes del segundo tiempo del partido Perú – Colombia en Lima, sentí unos deseos enormes de volver a ilusionarme con la Selección Colombia “absoluta”.

 La prudencia es sabia. Por eso esperé a ver el partido contra Ecuador. Ahí decidí no comprarle ilusiones a Pekerman ni a nadie, en cuanto fútbol se refiere. Porque el Ecuador de Reinaldo Rueda es un equipito malo que no tiene ni la mitad de lo que nos jugó Perú en Lima. Por eso había que ganarle. Pero no se pudo.

 No se pudo porque el flamante estratega argentino no ha leído cabalmente el fútbol colombiano y se equivoca en los planteamientos y en las alineaciones. Lo que se nota en las primeras de cambio es una Selección Colombia ochoauribesca, ultradefensiva y timorata, lo cual explica en parte la intrascendencia de Radamel; y si don José quiere que el temible tigre Falcao sea tan efectivo como en el Atlético de Madrid, pues debe diseñar un equipo para él. Lo cual es improcedente porque ante una lesión del 9 colombiano (Dios no lo quiera) dejaría al equipo sin fundamento alguno. Además porque una cosa es jugar en la liga española y otra muy diferente jugar puntos decisivos, de cara a la casi imposible clasificación a Brasil 2014. Una selección nacional es una selección nacional y un club es un club. Las diferencias son muy obvias. Un club puede perder 4 o 5 partidos consecutivos y no pasa nada. Gana después 3 partidos y equilibra. Pero una selección en esas circunstancias la mandan p´a la p… bueno, para donde sabemos.

 Uno como aficionado espera que su selección juegue bien y gane. Pero si gana aunque juegue mal, pues el corazón del hincha lo acepta; como en Lima. Lo que nadie quiere es ver un equipo perdedor que gasta miles de miles de millones de pesos en hoteles cinco estrellas, desplazamientos, publicidad, uniformes, premios, etc., además, una nómina con cuerpo técnico de lujo que parece que ni fu ni fa. Y con Colombia pasó eso: no solo jugó mal sino que perdió.

 En honor a la verdad, uno revisa cada uno de los jugadores y llega a la conclusión reveladora de que esos son. Con alguna excepción, todos son muy buenos. Pero NO hay explicación para que no funcionen como conjunto. O para que no se “conjunten”, como diría el emperador de RCN, Carlos Antonio, gurú de gurúes. Quizás al aficionado le cueste ver a Yepes cada rato en el suelo, impotente, con la mirada en el delantero que va camino del gol. Y no se trata de demeritar al gran Mario Alberto, ni más faltaba. Pero resulta que los años no pasan en vano.

 Amaranto Perea es otro al que los almanaques le pesan. A mí nadie me saca de la cabeza que contra Ecuador su lesión fue de impotencia de ver cómo un delantero desconocido hizo fiesta por su sector. Y pidió el cambio para conservar su imagen, porque quería evitar el ridículo personal y la debacle colombiana.

 Sin embargo, tengo mucha confianza en Guarín, en James, en Ospina e incluso en Aquivaldo. Dorlan tiene mucho para dar, pero el técnico debe obligarlo a “conjuntarse”, porque esto es fútbol, no tenis. ¿Me comprenden? A Muriel se le sale la calidad, aunque aún es prematuro hablar de él porque no lo ponen. Pero el gigante de esta Selección no es ninguno de ellos; es un muchacho que “descubrió” Jorge Luis Pinto; les hablo de Carlos Sánchez. ¡Qué jugador, señores! El cuerpo técnico y los compañeros en un acto de justicia deberían entregarle sus sueldos de la pasada fecha a Sánchez. Si no hubiera sido por el morenazo, Colombia estaría hoy con los miserables 4 puntos que nos dejaron Leonel y el “proceso” de don Bolillo Gómez, y estaríamos disputándole a Perú y a Bolivia el último lugar de la tabla.

 A mis apreciados y generosos lectores les digo: el fútbol es un deporte pasión de multitudes y debe vivirse así, con pasión, sentirlo con el corazón. Pero los resultados, los balances, deben ser realizados con cabeza fría, aunque duela. Un mundial sin Messi o sin Cristiano es casi imposible. (Recuerden cómo clasificaron a la brava a Portugal al mundial de Sudáfrica 2010). Pero por más que amemos a Dorlan y a Falcao, debemos saber que nadie va a mover ni un dedo para que no haya mundial sin nuestro tigre. Esto es real y no lo podemos modificar. Es triste pero cierto.  

 Las posibilidades están ahí. La eliminatoria suramericana está nivelada por lo bajo y el único clasificado fijo es Argentina. Lo digo así me lluevan rayos y centellas. De ahí para abajo incluso Bolivia puede porque las diferencias entre uno y otro son muy sutiles. Pero si no se ha de hacer un buen papel en Brasil 14, con una Selección Colombia que juegue aunque sea 5 partidos, pues ni vale la pena sufrir pendejamente.

 Todo depende también de las metas que tracen los mandamases del fútbol colombiano: si es, como siempre, jugar tres partiditos y decir con la jeta llena que hemos ido a 5 mundiales, y chao, pues sigamos haciendo fuerza. Pero si queremos jugar aunque sea cinco partidos, pues trabajemos para ello. Y no inflemos jugadores a punta de prensa que eso le hace mucho daño al fútbol y acaba con las ilusiones de la gente. ¿Tendremos con qué?

 Colofón: el remate de hoy corre por cuenta de mi tío Anselmo: “No nos digamos mentiras, mijo; una eliminatoria tan mala, con rivales tan malitos como Ecuador, con un técnico tan costoso, y con semejante tigre en la cancha, imposible no clasificar”. Hasta razón tendrá el viejo que sabe mucho de agricultura pero de fútbol pocón pocón.

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