El ojo de Aetos

Publicado el elcides olaznog

El video de Martino y el mercado de ilusiones

Bienvenido “Tata”. Bien ido “Tata”. A los colombianos nos querían vender una falsa ilusión. Los medios nos hicieron creer que con la llegada de Gerardo Martino los problemas de Colombia se iban a solucionar de un tajo. Que pagarle alrededor de 300 millones de pesos mensuales a un técnico – que hasta hace poco era asistente de Marcelo Bielsa en Argentina – era prenda de garantía para estar en Brasil 2014 y que automáticamente la imagen del país iba a subir como espuma.

No. Como dicen en mi pueblo, esa no es la mama del chivo, amigos de la Federación. Un técnico colombiano como Juan Carlos Osorio o nacionalizado como Julio Comesaña, pueden hacer un buen trabajo, honrado, sin aspavientos, por muchísima menos plata. Y que me perdone Juanma, el pre, que quiere un mago extranjero.

El problema no es el nombre del técnico. Como será que hasta el Bolillo habría podido, si no fuera tan…, mejor dicho, si se hubiera educado un poco. Claro que la sabiduría popular dice que “la mona, aunque la vistan de seda, mona se queda”.

Permítanme hacer estas cuentas, parecidas a las de un artículo de hace un par de semanas. Se busca un técnico para un proceso de un poco más de dos años, en el que sólo se puede trabajar con el grupo de convocados a lo sumo una semana antes de la fecha respectiva. Son 16 partidos oficiales, unos cuantos amistosos y pare de contar. El precio, como decía Pacheco, alargando la elle: unos 8 mil milllllones de pesos… sólo para el cuerpo técnico, es decir, sin contar los gastos de los sacrificados dirigentes ni los millones que se gana el “manager” de selecciones.

Pero bueno, millones aparte, veamos lo deportivo. Están en contienda nueve equipos. No nos digamos mentiras, amigos lectores, pero de esos nueve el trío Bolivia, Venezuela y Perú, salvo que pase algo verdaderamente extraordinario, podría decirse que entran “eliminados a la eliminatoria”. Quedan seis: Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia y Ecuador para disputar cuatro cupos. Si hubiera lógica, que en eliminatorias la hay, aunque se diga lo contrario, a lo sumo se podría hablar de verdadera competencia entre Chile, Ecuador y Colombia por un cupo. Los demás entran porque entran. Se van a acordar de mí. ¿Se imaginan un mundial sin Messi o sin Nicolás Leoz? ¿Olvidan que siempre el último partido es Uruguay – Argentina, para cuadrar cuentas? Recordemos que aún existen los árbitros de carne y hueso, es decir, los que se equivocan pero casi nunca a favor de Perú, o de Venezuela, o de Bolivia, o de Colombia. ¡Son humanos!

Supongamos ahora que hacemos una campaña de lujo y clasificamos por encima de Uruguay o de Chile. ¿Se justifica tanto derroche de dinero, recursos, gritos, lágrimas, tinta de periódicos, cámaras de tv, tanta verborrea radial, etc., para jugar tres tristes partiditos? Amigos, no me digan que de veras están ilusionados con ver a Colombia en cuartos de final.

Se me dirá que esta es una visión pesimista. Tienen razón quienes piensen así. Pero por lo menos no compro ilusiones y ahorro lágrimas. Porque, digámoslo con todas las letras: mientras los dirigentes sean los que son, mientras los intereses de los dueños de la Federación estén por encima de lo meramente deportivo, mientras el fútbol se maneje a las patadas, y no propiamente en la cancha, Colombia no va a estar en un mundial de fútbol. Pónganle la firma, amigos.

Y no, no soy anticolombiano. Incluso con las antiguas selecciones de nuestros amigos renunciados de esta semana gocé de lo lindo. Disfruté la magia del Tino Asprilla, la inteligencia rápida del lento e hipnotizante juego del Pibe Valderrrama, los misiles de Valenciano, la fuerza del Tren Valencia, las g… perdón, la verraquera que le imprimía Leonel, las locuras de Higuita, o la seguridad en los tres palos que nos regalaba Óscar Córdoba, la fortaleza física y el empuje de Rincón… Quién no recuerda la genialidad del “Bendito” Fajardo, la lucidez y el dominio de Diego León Osorio, la seguridad y presencia de Andrés Escobar en la zaga, las salidas del escurridizo Chontico Herrera por el “andarivel derecho”, etc. (Perdón, profesor Vélez).

De modo, mis amigos, que lo ideal – y de eso se debería encargar la opinión pública con el apoyo de Juanma, el pre, – es presionar para que el técnico sea un honrado trabajador colombiano, con carácter suficiente para no dejar meter manos sucias en sus convocatorias, y menos en sus alineaciones. Y dejarlo trabajar en paz desde los micrófonos. ¡Miércoles, pero habíamos dicho que no sobáramos con falsas ilusiones!

Colofón: Alexis García es un señor que sabe mucho de fútbol; como jugador fue excelente y exquisito en el trato del balón, buen compañero y todo lo que quieran. Desde hace unos años realiza un productivo proceso con Seguros la Equidad, pero para Colombia no es conveniente porque está muy “contaminado” con la filosofía chavochapulinesca del perder es ganar un poco y con la perversa manía rosquera de que sólo los jugadores antioqueños tienen méritos para integrar una Selección Colombia. Punto. Nos vemos la otra semana.

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