El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

Ser mujer en Colombia no paga.

Por: Lina María Bermeo

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Recientemente el presidente sancionó una ley que amplía el tiempo de la licencia de maternidad para las mujeres. Las políticas públicas basadas en prejuicios en lugar de evidencia, solo deparan más desigualdad, y este caso no es la excepción.

Fuente: http://www.crecerfeliz.es/El-bebe
Fuente: http://www.crecerfeliz.es/El-bebe 

A partir de 2017, las mujeres que decidan ser madres podrán disfrutar de 4 semanas más para dedicarse exclusivamente a sus recién nacidos y, luego, reintegrarse a su habitual actividad laboral. Sin embargo, este tipo de políticas acentúan las brechas salariales por género y  fomentan menos oportunidades laborales para las mujeres. Esto resulta en que las mujeres ahora tienen menos probabilidades de ser contratadas, y recibirán menores salarios que los hombres, por lo cual reducen los incentivos para la educación femenina.

Cuando una institución contrata a una mujer en edad fértil enfrenta el riesgo de ausencia laboral durante mínimo 4 meses y medio. Entonces, la empresa para suavizar este riesgo disminuye la contratación femenina u ofrece un menor salario con respecto a un hombre con habilidades y competencias idénticas para el mismo cargo.

La política no sólo afecta a las mujeres que desean ser madres, sino también a las mujeres que no desean un rol materno; ya que no existe ningún mecanismo de diferenciación a priori de las mujeres que desean ser madres y las que no.

Lo único que reconoce esta ley es que las mujeres en Colombia tienen una mayor carga social en el cuidado de sus hijos con respecto a los hombres. La responsabilidad de criar hijos saludables y con habilidades cognitivas recae, casi exclusivamente, en las madres; porque, según se puede inferir de los defensores de la ley, los padres son incapaces de trabajar por el bienestar de sus hijos desde esta área y fortalecer el tejido de la sociedad colombiana. Si la ley hubiera sido diseñada por personas no prejuiciosas, las semanas de licencia serían compartidas de manera proporcional entre ambos padres. De esta manera el empleador no puede anticipar que empleado va a solicitar la licencia, y por tanto, no puede discriminar por género.

Es cierto que estudios de la Organización Mundial de la Salud exponen los beneficios de la leche materna, pero esto no quiere decir que las madres deben ser quienes se consagren totalmente al cuidado del bebé.  En su lugar, la madre con ayuda del padre pueden diseñar alternativas que no atenten con el desarrollo adecuado del niño.  En efecto, el padre puede cumplir a cabalidad muchas de las responsabilidades que históricamente se han asociado exclusivamente a la mujer.

¿Quién puede imaginar que el padre sea capaz de suministrar al bebé leche materna almacenada por la madre? Nadie que legisle. Se niega la posibilidad de que la madre pueda extraer su leche y almacenarla, para que otra persona la suministre.

La facultad de gestar un hijo no debería traducirse en desventajas para el desarrollo profesional y personal de la mujer. La participación laboral de las mujeres no sólo posibilita su sustento e independencia, sino también es un espacio para su felicidad y potencial. Un reciente estudio sobre el impacto de la  Ley 1468 de 2011 – ley que aumentó 2 semanas la licencia de maternidad en Colombia – encontró que ampliar el desbalance en los tiempos de licencia entre los padres deterioró las condiciones laborales de las mujeres en edad fértil. La investigación  indica que las mujeres en edad fértil experimentaron mayor inactividad laboral, niveles superiores de informalidad laboral, e incrementos en el autoempleo de baja calidad [1].

Por su parte, las estadísticas de desempleo en el país señalan que las mujeres son más vulnerables que los hombres. En el contexto nacional, la tasa de desempleo de las mujeres (11.8%)  fue casi el doble en comparación con la misma tasa de los hombres (6.7%) para el año anterior [2]. Las mujeres en edad fértil son aún más vulnerables, pues su tasa de empleo se ubicó en el 23.7% mientras para los hombres fue 12.1% [3]. En el informe del Observatorio Servicio Público de Empleo, los económicamente inactivos representan el 34.9% de la población en edad de trabajar y el 66.1% de esa población económicamente inactiva son mujeres. La mayoría de los hombres inactivos (56.4 %) se dedicaron a estudiar, mientras que la mayoría de las mujeres inactivas (58.5%) se consagraron a los oficios del hogar.

Es lamentable que sean lideradas políticas que acentúan la desigualdad de género, ya que no socializan los costos de la reproducción y crianza entre los padres. Si tanto preocupa el desarrollo integral de los bebés ¿Por qué desconocer la relevancia del rol paterno durante los primeros meses de vida? Es deseable que niños nacidos compartan el mayor tiempo posible con sus padres, no solo con su madre. Aunque aún falta bastante para distribuir las labores de crianza de los bebés, se reconoce la pertinencia del fallo a favor de proteger a los padres del despido laboral mientras su pareja este embarazada o en licencia de maternidad, y dependa económicamente de él.

Cada autor es responsable por el contenido de su texto, el cual no refleja necesariamente la posición de El Mal Economista, ni compromete a los miembros de su comité editorial.

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Referencias:

  1. Natalia Ramirez & Ana Tribin & Carmiña Vargas, 2015. Maternity and Labor Markets: Impact of Legislation in Colombia
  1. Observatorio Servicio Público de Empleo, 2016. Mujeres en el mercado laboral colombiano.
  1. Dane, 2016. Resultado de la Gran Encuesta Integrada de Hogares.

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