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Las memorias del Okapi

Okapi (Okapia johnstoni), Flickr, Derek Keats
Okapi (Okapia johnstoni), Flickr, Derek Keats

 

Andrés Botero (*)

En la densa selva se esconden infinidad de formas algunas de esas formas son simples sombras de animales salvajes que buscan refugio por debajo de los arbustos, siendo los leones los amenazantes y las cebras los vulnerables aunque las intercaladas franjas les sirvan de perfecto camuflaje, ya que las líneas oscuras parecieran como sombras proyectadas de ramas u otras plantas sobre un fondo blanco que podría fácilmente ser confundido con el suelo.

En la région central de Africa, conocida por el nombre de Africa salvaje se esconde por siglos un animal que se convirtio en símbolo de desafio a los sentidos, el okapi; rarísimos en la extensión de la palabra, los okapi han ocupado libros y artículos relacionados con lo desconocido e incluso han servido como emblema a la Sociedad Internacional para la Criptozoología; los okapis son cercanos a las jirafas, si hablamos en términos de evolución con la diferencia, que los okapi poseen cuellos cortos y piel oscura con rayas blancas semejando cebras tan solo en el 25 % de sus cuerpos, éstos cuadrúpedos pasan desapercibidos por varias razones a saber:

–          Son extremadamente silenciosos es como si cada movimiento estuviera friamente calculado, incluso para el momento de nutrirsen son delicados y emplean una lengua larga y flexible que puede ajustarse fácilmente a orificios o bordes.

–          Sus dorsos oscuros se conjugan perfectamente con los suelos tupidos y húmedos de las selvas, mientras sus patas y región posterior aplican la misma técnica usada por las cebras de camuflaje.

–          Los okapi son solitarios, evitando a toda costa grandes aglomeraciones por lo que resulta complicado distinguirlos de otros animales que optan por movilizarsen en manadas.

–          Aunque nunca se han estudiado a fondo, muchos zoólogos afirman que los okapis se alimentan de noche de ese modo previniendo ser vistos o detectados durante esos momentos de vulnerabilidad.

Ha comienzos del siglo XX se recolectaron los primeros restos óseos de ésta criatura que se distinguía de otras especies; la mayoria de ésos esqueletos incompletos en gran parte fueron enviados a paises que empezaban a construir museos temáticos relacionados con la historia natural de sus propias colonias.

En aquellos lugares anexos a escuelas universitarias comprobarian que en efecto los restos pertenecían a una especie de cuadrúpedo africano desconocido para muchos, lo ejemplar de éstas formas salvajes es que representaban una categoria denominada como fósiles vivientes.

Los okapis se convertirian de esta singular manera en un símbolo universal, en paradigmas para la lógica establecida, y en un efectivo modo para aprender las técnicas sutiles de la evasión.

En la actualidad existen entre 40.000 a 50.000 okapis en libertad, curiosamente pocos en cautiverio debido a que tienden a morir por causas desconocidas que fácilmente se podrían relacionar con la monotonia; personalmente he visto una o dos parejas alimentándosen de frutos frescos, los okapis nunca retornan la mirada tal vez por motivos de auto-defensa; pausadamente esas criaturas se van desvaneciendo de la mirada sin sobresaltos, pareciera que se amalgamaran a la selva virgen en un singular tono cromático.

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(*) Colaborador.

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