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‘Comprimido’, surgimiento y caída del primer medio de Gabo

Gabriel

Esteban Dávila Náder

“Para mí compartir con un mago la rutina diaria fue como descubrir la realidad”, escribió Gabriel García Márquez en sus memorias sobre Guillermo Dávila, uno de sus amigos de aventuras, periodista pero antes que nada linotipista. Quien haya seguido de cerca la vida del nobel sabe de sus muchos intentos por crear y mantener un medio de comunicación propio, ésta es la historia de uno de ellos.

Era 1951 cuando ‘El Mago’ llegó a Cartagena para levantar los lingotes que materializarían el diario El Universal, no se imaginó que terminaría produciendo su propio periódico con quien un día se convertiría en uno de los periodistas y escritores más importantes del país, sino es que el más. Tampoco imaginaron que su aventura duraría apenas seis días.

Terminadas las labores del día los dos jóvenes salían a las calles de la heroica a recibir “el fresco” y a hablar. Temas como la magia, los viajes y la ansiedad del nobel por recibir el premio de su primera novela, La Hojarasca, se apoderaban de todas las conversaciones. “Eso lo hace a uno interesarse por el hombre, no como el redactor ni como el genio, porque en ese tiempo no teníamos ni la menor idea”, dice‘El Mago’.

Fue en una de esas tertulias nocturnas en las bóvedas de la ciudad que Dávila le dijo a Gabo:

-¿Gabriel por qué no hacemos un periódico? Se acabó ‘El Fígaro’ acá en Cartagena, ¿por qué no hacemos uno?

-¿Cómo lo llamamos? -Me pregunta-.

-Comprimido- Le digo, porque todo tiene que ser Twitter.” Haciendo referencia al carácter corto que deben tener las publicaciones hechas en ambos medios.

Así nació el primer proyecto periodístico de ambos, “un periódico media carta de ocho paginitas en donde decimos todo lo que le pasa a Cartagena”. Gabo hacía en una hora las notas, que más parecían telegramas, mientras que ‘El Mago’, que tenía ahorrados $140 de la época, se encargaba de financiarlo y montarlo en las dos horas siguientes para salir y repartirlo en la tarde de manera gratuita.

Comprimido arrasó, así lo demuestran los recortes de otros periódicos de la época que Dávila todavía guarda consigo. “El promisorio Gabriel García Márquez y el dinámico joven Guillermo Dávila”, así los califican en sus columnas Juan y Manuel Zapata Olivella, importantes escritores de la costa. Dávila recuerda con alegría el gozo de ver a todos los pensionados leyendo el periódico, muertos de la risa, disfrutando de lo que el hombre escribía.

Pero la dicha no duró mucho, la misma virtud que hacía tan atractivo a Comprimido fue también su maldición. De algún lado tenía que salir la financiación del periódico cuya producción costaba $28, salidos día a día del bolsillo del ‘Mago’ que sin más salió a buscar anuncios que nunca llegaron pues tenían que ser adecuados al tamaño del periódico pero lo suficientemente costosos como para cubrir la cuota, imposible.“Le digo oiga Gabriel, hasta aquí llegamos”, recuerda Dávila.

Fue una semana de gloria, primero porque era el primer periódico en ese formato que se hacía en Colombia. Segundo, la idea de economizar tinta, papel y palabra; tercero porque a la gente le encantó, que era lo básico. Y cerró con broche de oro, pues en caso de que se lograra sacar una sexta edición, García Márquez escribió “La última piedra”, un editorial que más parecía epitafio y que cerraba diciendo: “En lo sucesivo, Comprimido seguirá circulando en su formato ideal, que ciertamente merecen para sí muchos periódicos. Desde este mismo instante, este empieza a ser –para honra y prez de nuestros ciudadanos – el primer periódico metafísico del mundo”.

Los dos se separaron tras la caída del diario, aunque con la frente en alto porque a pesar de que costaba un 99% más de lo que producía, no generó pérdidas. Gabo y el ‘Mago’ se volvieron a encontrar en varias ocasiones con los años, una de ellas en la redacción de El Espectador donde el segundo se convirtió en periodista hípico y se ganó, por su historia de vida, el título de ser el Hemingway colombiano, impuesto por el propio Guillermo Cano.

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