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Cuestión de sentido de pertenencia

 eulalio

Las buenas intenciones son excelentemente valoradas.

 Viosil junior.

 

Silvio Modesto Echeverría Rodríguez

A varios autores le han acreditado la canción del cienaguero Eulalio Meléndez (El Helado de leche), una pieza que fue adoptada (como tantos personajes que ha adoptado la ciudad de Santa Marta) por la sociedad samaria de la década del 28, cuando el equipo samario quedó campeón en un torneo de fútbol en Cali. A partir de allí comenzó la sociedad samaria a hacer suya esta canción, pero lo raro no es que esta hidalga ciudad haya adoptado esa joya que Eulalio Meléndez paseó con lujo de detalles por varias ciudades de Colombia, sino los diferentes comentarios que se han tejido alrededor de ella.  Antes de entrar en detalles objetivo de este artículo, leamos apartes de lo expuesto por Alfonso de la Espriella Ossío en su libro “Historia de la Música en Colombia, edición de 2005”:

“Eulalio Meléndez, nacido en Ciénaga, Magdalena, en el año 1846, después de sus estudios primarios, inició su formación musical bajo la dirección del virtuoso músico samario José Alarcón, quien dominaba la ejecución de varios instrumentos, con especialidad el piano. Eulalio trabajaba como ayudante de farmacia o “botica” de propiedad del protomédico José María Torres y de su señora María Teresa Macías (calle Magdalena, callejón Bucaramanga,  esquina), donde los cienagueros conseguían  no sólo toda clase de medicamentos sino un exquisito surtido de helados de diferentes sabores y el popular raspado de cola. Como en casi todas las familias notables de la ciudad, el matrimonio Torres Macías tenía un piano alemán que Meléndez utilizaba al final de su jornada laboral para recibir la instrucción del maestro Alarcón. Por su disposición natural y talento artístico, asimiló toda la enseñanza, y la armonía, solfeo, contrapunto, fuga y demás materias fueron dominadas con sorprendente rapidez.

No tarda mucho Eulalio en iniciarse como compositor. Una de sus primeras inspiraciones fue el danzonete Helado de leche, que rápidamente se popularizó hasta convertirse en una de las canciones tradicionales de la región, especialmente a partir de 1925 (Ya Eulalio llevaba 9 años de fallecido, pues murió en 1916), cuando un equipo de fútbol samario ganó una especie de cuadrangular  que jugaron en Cali y Bogotá, fue así como un final de copa mundial”  (Páginas 102-103-104).  Si esta ilustración escrita por De la Espriella Ossío, músico, escritor, investigador de temas históricos musicales y folclóricos, abogado, nacido en Barranquilla, no satisface al musicólogo Luis Antonio Bonilla Meza, allá él.

Esta canción también se la han acreditado a Humberto Gómez Vega y Gabriel Angulo, quienes por razones cronológicas están por fuera de esa autoría, que no es necesario demostrar ahora puesto que este artículo va encaminado a refutar los planteamientos del musicólogo Luis Antonio Bonilla Meza, quien en la revista Dominical de El Heraldo Latitud del 22 de septiembre de 2013  publicó un artículo denominado “El Helado de leche” y da la autoría de esta pieza a un mejicano, Manuel M. Ponce, considerado por él como un tremendo compositor.

Aquí está mi planteamiento: no es la primera vez que el musicólogo Luis Antonio Bonilla Meza, como él mismo se denomina, denigra de un compositor colombiano, y sobre todo costeño, dándole el lado al compositor extranjero. Ya lo había hecho verbalmente con José Benito Barros Palomino, a quien niega sea el autor de “A la orilla del mar”, canción que se la otorga a José Berroa, manifestando tener en su poder una comunicación corroborando lo afirmado,  pero todavía no la ha mostrado ni a José María  Acuña Campo, director del Programa Sonorazos del Caribe, que ya anda en sus 35 años  de estar al aire, ni a este servidor.

Ahora pretende negar la autoría del Helado de Leche al compositor cienaguero Eulalio Meléndez. Para ello se afianza en la partitura de una canción con doble error gramatical titulada “No sé qué hacer”, a la cual le destaca la melodía del Helado de leche, partitura fechada en 1880 (cuando yo vi ese número pensé que sería el número de esa canción, ya que el musicólogo lo presenta como un prolífico compositor, pero no, es la fecha en que se compuso esa canción y que aparece en un cuadernillo de 20 piezas fáciles para piano.

Para  hacer este juicio no tuvo el cuidado el musicólogo Luis Antonio Meza de cotejar las fechas de nacimiento del autor cienaguero Eulalio Meléndez con la del autor que él defiende, Manuel María Ponce, y que publicó en el artículo. Resulta que Eulalio Meléndez nació en 1846 y muere en 1916; por su parte, el señor Manuel María Ponce nació en 1882 y muere en 1948, es decir, nació 36 años después que Eulalio Meléndez, quien ya llevaba una serie de canciones compuestas, entre ellas El helado de leche. Entonces, mal puede el musicólogo afirmar que en 1880 se compuso esa canción, y lo afirma con la partitura con esa fecha, ya esa canción para esa época le había dado la vuelta al mundo y el maestro Eulalio Meléndez, quien tenía su banda, la había llevado a diferentes lugares. Luego mal puede el musicólogo Luis Antonio Bonilla Meza afirmar que el señor Manuel María Ponce es el autor, y Eulalio, un ladrón de canciones, habiendo nacido en 1882, según demuestra el musicólogo en el documento que le sirvió de apoyo.

Escribe Guillermo Henríquez Torres en su trabajo titulado “Música del Magdalena Grande en el siglo XIX”, Eulalio Meléndez, publicado en el Boletín Cultural y Bibliográfico, vol 37,  número 53 del 2000: “Es el padre de la música cienaguera, pero también podría ser el padre de la música costeña”. El primero en el Magdalena en adaptar a la banda los ritmos básicos de nuestra  música. Autor de un ritmo de su invención: el rumbalé, en razón de su origen cubano.

Con su banda Armonía de Ciénaga viajó por toda la costa y llevó a lo largo y ancho de ella estos ritmos. De sus correrías sólo queda el registro histórico de su lúcida intervención en Riohacha, cuando se inauguró la estatua de José Prudencio Padilla. Un historiador de esta ciudad da testimonio del hecho acaecido en 1887. Estuvieron presentes las bandas de música de Santa Marta y Ciénaga, esta última, dirigida por el virtuoso instrumentista, señor Eulalio Meléndez.

Es bueno, como afirma Guillermo Henríquez Torres, señalar que nada de lo producido por Eulalio Meléndez figura como de él. Su producción se la han apropiado compositores de antaño y hogaño. Su producción El Helado de Leche, danzonete acubanado, es hoy un himno de la clase samaria, la cual lo adoptó en 1928 cuando el equipo de fútbol de Santa Marta ganó el campeonato nacional en Cali. Carlos Vives ha reeditado las glorias de Meléndez sin darle un merecido crédito.          

 Foto: tomada de agendasmaría.com

 

 

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