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Hoy pido una conversación (El Caminante en video)

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Por: Fernando Araújo Vélez

En estos tiempos de conciertos y multitudes, de tecnología y luces, de risas estridentes, de gestos impostados, preguntas de manual y respuestas políticamente correctas, yo pido una conversación, sólo una conversación.

Una conversación como las de antes, cuando las interrupciones eran por algún asunto trascendente, cuando las palabras salían y caían y se oían como gotas, lentas, certeras, profundas. Una conversación que se desprenda del amor y que concluya con amor, como aquella idea de que el amor debe ser una larga conversación. Una conversación calmada y profunda, que responda o intente responder a esos grandes interrogantes que intentamos ocultarnos: amor, muerte, tragedia, angustia, felicidad, el sentido de la vida y sus millones de sinsentidos.

Yo pido una conversación en la que se cuelen de vez en cuando el sentido del humor, el absurdo, la pasión, e incluso la rabia. Una conversación que sea como un libro, con sus necesarias y llanas partes aburridas y sus momentos de clímax, para que así esos instantes tengan más fuerza y sean inolvidables. Como un libro, sí, con una historia que sean mil historias, aunque no sean verdad. Con algunas frases que sean como puñales y hieran y destruyan lo supuestamente eterno e inmodificable. Yo pido una conversación sin dogmatismos, sin absolutos, con argumentos, sin que importe tener la razón, ganar o perder, ser mejor o peor, el éxito o el fracaso, pues en últimas, ganar o perder en la vida es una cuestión que nadie puede definir, pero conversémoslo para ver si es así o no.

Conversemos y lleguemos a la primera razón de quienes somos hoy: aquella mágica frase que retumbó en nuestro interior por días, meses y años y les abrió la puerta a otras frases; la imagen que nos marcó de niños; el libro de dibujitos que nos hizo querer ser uno de esos dibujitos; la canción que nos llevó a otras canciones que determinaron nuestras decisiones; la estúpida sentencia de algún profesor o de un tío que nos llevó a creer que la vida era competir y nos hizo alejarnos y desgastarnos durante tantos y tantos años. Conversemos, aunque haya pasado de moda.

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