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Historias unidas

 

Parada Juvenil

En la pasada Parada Juvenil, en Medellín, El Espectador realizó una actividad que consistía en escribir una historia a varias manos. Todas las personas que se acercaron al puesto del periódico continuaron el relato propuesto con una o dos frases. A continuación los dos textos que resultaron.

Relato I

Escribir mal no es escribir, no lanzarse a escribir, que es como no estar vivo. (Laiba Abu Shihab)

¡Vivo! Inhalo, aprieto la pluma y escribo, dejando en el papel el relato de mi vida para que tú me leas. (Altais)

Palabras que silencian, palabras que siembran mundos, hay silencios en el mundo, hay mundos silenciados. (Gustavo Posada)

Increíblemente aprendí a amar mi soledad, porque en medio de ella fluyeron las palabras. Todas aquellas que nunca dije, pero que pude escribir. Todas las que nunca imaginé y todas las que nunca leerán. (Ma. Eugenia Hernández)

Y es que la soledad es eso, leerse y releerse, convertirse en crítico, consejero, y hasta en amante propio, porque si te amas, créeme que vale la pena la soledad. (Santiago)

Para ser el espectador de la soledad ajena y de mi opinión propia. (Pedro)

… Y en la soledad me confieso conmigo mismo y me hago crítico de mis aciertos y desaciertos. (Edol)

Un día en la soledad, caminé bajo la lluvia hacia el café que frecuentaba, te encontré allí, sentada leyendo una de esas historias de terror que tanto te gustan. (Emily)

Y me atreví a hablarte, qué sería de mi vida ahora si no lo hubiera hecho, y sonreíste y yo también lo hice, y en ese momento, comenzó nuestra historia. (Daniel)

Lo primero que hice, después de mirarte, claro está, fue preguntar el nombre del libro y sobre qué trataba, desde ese día se convirtió en mi libro favorito. (Idy)

Allí decidí invitarte a dar un paseo por el desierto, fue difícil encontrar qué beber, sobrevivimos hasta el día del avión, un gran avión que cayó sobre ti… (nelson A. Tamayo)

Y en ese momento desperté de mi pesadilla, con la respiración agitada y sudando frío. Esa chica… la de mi sueño, ¿quién es? Tenía esa pregunta rondándome en la cabeza. (Isabella Martínez)

Luego recordé dónde la había visto. La había visto diariamente en el parque. Ese mismo día, fui al parque y la vi. Tan linda como siempre. No sé si tendría la valentía de hablarte. Al fin me decidí. La invité a tomar un café en su lugar preferido. Ahí hablamos toda la tarde. Al fin me pidió mi número celular. Se lo di con gusto. Esa misma noche recibí su llamada. (Salomé)

Contesté feliz pues ninguna chica me había gustado tanto como tú. Espero que algún día me puedas amar como yo te amo. Y de inmediato colgué, había sobrepasado mis palabras, era mi soledad la que hablaba, dije lo que nunca sentí. (María José Vallejo Miranda)

Y durante varios días, varias noches,  mi única compañera era la soledad… Y aunque la pensaba –recordaba ese día en el parque- no me sentía mal porque crecí pensando que lo que ha de pasar, pasará, nada se puede forzar… Las cosas así no funcionarán. Estoy bien así, juro que estoy bien (Mónica J.K.)

Y estando solo en el parque escuché cantar a un grupo de jóvenes, eran unos scouts, sonriendo y compartiendo. En ese momento me di cuenta de que mi felicidad no dependía de alguien más. (Sociedad Morrigan 15 Danu)

También decidí leer varios libros para ampliar mi conocimiento del mundo y no ser dependiente. Entre los libros encontré una verdad que hoy compartiré: fue y es hasta ahora y siempre “Que Dios no existe”.  Siempre fue una historia para aprender que al final no me sirvió de nada (Katheryn Zapata)

Con calma y sutileza, fui hasta la sala de mi apartamento, me preparé un té de frutos rojos porque no tenía ánimos de un café, y empecé a escribirle con vehemencia y desenfreno, hasta quedar dormido en un sofá. (Simón)

En mi escrito había vertido todos mis pensamientos, todo lo que nunca le había expresado a alguien. Era curioso el hecho de que lograra quitarme un peso de encima. Vertiendo mi alma en las palabras, unas palabras que se convirtieron en la esencia de mi ser. (Daniela E)

Escribía, sí, pero sin el ánimo de ser leído, simplemente lo hacía por desahogo, necesitaba sacar lo que sentía, necesitaba ser honesto por una vez en mi vida, nunca me fue tan fácil sentir empatía por alguien. A través del escrito decidí narrarle lo que sucedió aquella terrible noche. Comencé… (Juliana Gómez, Mañana, Luis)

Esa noche a matar gente para desahogar lo que tenía dentro de mí (JP)

Pero me arrepentí, porque aprendí que por medio del escrito podía reflexionar sobre mis actos (K.S.)

Un día la esperanza me dijo “no hay nada más inútil que lamentarse”, sólo hay que levantarse y decir basta, tener un plan para realizar, paralizar cada huracán que te devasta, sacar la casta que hay en ti, aunque a veces sea difícil, como infancias en Haití, y si vendí mi alma al diablo fue para alimentar a los míos (Yach)

En fin, quién dice que sólo hay un plan verdadero, miles de caminos encontramos en las adversidades que encontramos, aunque si hay algo cierto, las letras, los libros, y nuevos y maravillosos mundos que encontramos en éste, abren nuestras mentes y nos ayudan a encontrar nuevos caminos (Laura C. Posada)

Por eso y por todo busqué y encontré al diablo, que por supuesto pidió mi alma. Estaba algo cansado. (Fav)

Era la oportunidad para denotarlo, o quizá tratar de llegar a entablar un diálogo que me ayudara a comprender el porqué de mis actos o si él tendría alguna influencia en ellos, no sabía cómo hacerlo, pero me movía el ánimo a liberarme. (Marelina).

“Diablo, ¿Cuál de todos?” No puedo repartir mis necesidades a mí mismo, en un estado tan vulnerable como estoy, ni siquiera sé cómo estoy ni si soy real, pero algo claro es que necesito morir, así, sin más, como si seguir aquí sirviera de algo. (Nátali)

Cuando comprendí la cantidad de tiempo que perdí culpando a los demás, asumiendo que nada era mi culpa, sentí unas inmensas ganas de aprovechar mejor el tiempo, porque aunque no puedo controlar lo que pasa afuera, sí puedo controlar cómo asumirlo, así que después de todo sí sirve de algo estar acá. (T)

Sin embargo, el tiempo era efímero y un poco turbio. La culpa, fiel compinche del tiempo, saltó cual resorte sobre mi conciencia, ¡Mi conciencia!, esa conciencia inconsciente y amarga que con la culpa se volvió aún más agria. “Quiero un poco de azúcar”, le dije a la culpa. La culpa sacó del bolsillo un pequeñísimo recipiente. No era azúcar, era pimienta. La culpa no me daría gusto. “Tómalo o déjalo”, me dijo. Miguel García.

“¿Y ahora qué?”, se preguntaba solitariamente. La culpa invadía de nuevo su conciencia. Cada noche era más extensa que la anterior, cada pequeño instante era una tortura para este individuo. Generaba los más oscuros pensamientos para acabar con su culpa. (Steven G)

Una noche el tipo despertó sudando. Las voces en su mente no lo dejaban dormir. Pensó en morir. Las voces en su cabeza le decían que se apartara de la ventana. Ahí, diez pisos abajo, su cabeza dejó de emitir voces. (Polov)

Despertó confundido. Estaba oscuro, olía a azufre. “¿Dónde estoy?” No era el mundo real, ¿o sí lo era?” Escuchaba las voces a lo lejos, acercándose a él cada vez más. Tenía miedo. Sabía lo que le esperaba. Él vendría por él. (Stephi)

Una figura difusa se posó frente a él. Sus pecados serían cobrados de la peor forma posible. El cuerpo físico sufre, el astral también y el doble. Sería despellejado (Giselle)

Pero poco ocurrió. Todas las buenas acciones hicieron que el mismo Jesús salvara al pobre hombre. Fue entonces el momento en que Jesús se enfrentó, por un simple hombre, al diablo. Semejante batalla destruyó parte del mundo y de la humanidad. (Ricardo)

El hombre, al ver semejante batalla entre el bien y el mal, decidió convertirse al zoroastrismo y volverse Nietzschesiano. Así comenzó su camino a la locura. Pero al recordar que Jesús salvó su vida se convirtió en monje jesuita. (Valeria)

Tiempo después, cuando habían pasado años y años después de su conversión, notó que no envejecía. Algo en él había cambiado al ver aquella batalla. Vio personas nacer y morir, conoció nuevas religiones e ideologías, conoció personas pero verlas morir lo destruyó y decidió alejarse de todo contacto humano y animal. Perdió la noción del tiempo y se encerró en la escritura, publicando anónimamente. Fue una tarde de primavera en la que todo cambió. Una mujer única, nunca vista, se le apareció envuelta en luz blanca. Su nombre era Aurora. (Mafe)

Sus ojos irradiaban más luz de la que pudiera denotar. Claramente era la amada que buscaba. Al parecer, la espera había tenido sus frutos. Intenté acercarme para tocarla, pero cuando posé la mano en su pecho, ésta traspasó. (Andrés)

Y noté que no era cuerpo sino espíritu y que seguía amándome como al principio. Siguió mis pasos y me acompañó, diciendo que no olvidaba aquella primera cita en donde sus cuerpos se unieron en un solo sentir y empezaron a terminar aquella cita que por cosas del destino se acabó, y volvía a comenzar para escribir y recordar que no siempre los amores se pueden tocar. (Aída Henríquez)

Los recuerdos, los momentos e instantes de su vida pasaban frente a sus ojos, todo lo que había vivido entraba en perspectiva, habría acaso todo valido la pena, tendría este “final” algún sentido. De repente varias puertas se aparecieron a su alrededor, una incógnita llegaba que habría de ser de una alma perdida y una nueva luz naciente.

Era el nuevo amanecer donde su ser empezaba a transcender su ser ya lleno de tanto amor represado, estalló y brindó a este hombro su más pleno sentir de humano imperfecto, donde su alma se empezaba a regocijar en un nuevo amanecer. (Heidy Tobón)

Amanece y él siente que algo le quema ¿sería el diablo? No, era algo más… recuerdos de una mujer –mil personas muertas por su mano- todo está allí, en el recuerdo…la angustia –la angustia- la angustia.

Miro un espejo, cerró sus ojos. Al abrirlos todo igual: un mundo sumido en la sombras.

-¿Para qué despertar cada día y verse al espejo?

A lo lejos cantaba la muerte; la muerte gritaba. (Daniel)

Su nombre porque sabía que aún vivía, puesto que una parte de su alma pertenecía al mundo de los vivos pero su otra mitad buscaba a su gran amada en el mundo de los muertos. (Andrés Ceballos)

En el fondo, quería encontrar vida, en esa parte muerta, vida que solo podía encontrar en ella, en el amor que desde un inicio le había generado la vida que no tenía sentido mientras estaba vivo.  (Camilo V.)

-Entonces buscó a la muerte que gritaba su nombre y le propuso un trato. El resto de su alma que aún no permanecería en pena a cambio de que liberará el alma de su amada. El trato fue firmado; más sin embargo él debía de buscarla en el mundo de los muertos para liberar su alama; el trato consistía en darle el alma a su amada aquella que no estaba en pena, y él recibir las penas del alma de su amada para que así ella pudiera ascender. (Alis Marín)

Ese acto de amor, purificó su ser volviendo al mundo ambos. Él después de verla en carne y hueso solo podía mirar sus ojos donde veía hermosos paisajes. Lo mismo le sucedía a ella. Los dos se volvieron adictos a mirar ojos y juntos buscaban víctimas para sacar sus ojos y hacer sopas de amor.

Pero de nuevo un sueño, un vil sueño que me atormenta y que me hace vivir una dulce felicidad que juramenta mi mente en el tiempo. Pero hasta cuando seguirá esa cruel broma del destino.

Ella siempre estuvo ahí, adentro de mí, esa soledad… fría, angustiante… ella siempre fue el reflejo de lo que mi corazón siempre quiso… ella solo era el producto de mi imaginación.

Así, un día en uno de sus encuentros mentales, mientras bebía una sopa de amor hecha de los ojos de sus víctimas decidieron cuál sería su próximo paso a seguir; para su verdadero encuentro: uno de los dos debía de morir. (El que no debe ser nombrado)

Todo era confuso, él debía tomar una decisión si arrancar de su mente lo que más amaba o de un tajo arrancarse él su propio corazón y dar inicio por fin a una eternidad cósmica con flores y gaticos junto a ella, pero. (Daniel)

Todo era demasiado confuso para él ya que sabía que ella era producto de su imaginación pero al mismo tiempo era por quien se levantaba a diario. Le veía un sentido diferente a la vida y si él decidiera matarla se mataría a sí mismo pero si se matara a sí mismo ella también dejaría de existir… entonces… (Valeria Álvarez)

Él decidió que no podía matarse ni matarla, por lo que decidió convertirla en una persona real, y buscando una solución para que se convirtiera, dio con un libro de una religión antigua y temida “Harry Potter” que en uno de sus manuscritos decía que para volver a la vida se debían crear horrocrux. Los horrocrux funcionaban con una única condición, no te crecería la nariz cuando volvieras a la vida. (Sarath)

Entonces encontró las respuestas en los libros. A lo mejor no era producto de su imaginación: se preguntó: ¿qué habrá sido de mí en mi vida anterior? Y recordó las palabras de aquella mujer de su adolescencia que tanto había amado: – Tal vez no estemos juntos porque nos amamos demasiado en otra vida. Tal vez la recordaba, no solo estaba en mi imaginación, aquellos eran los recuerdos de una vida pasada. (Mia K)

Una vida sin tormentos, sin la angustia de afrontar una perdida y sin cuestionar un amor que a sus ojos y a sus sentidos, era real. No se perdonó ni en ese pasado, ni ahora, tener que dudar de su existencia y la de ella. (Paula R, Kt Cuervo y Diego B.)

Recordando un pasado oscuro cuando vivía en la estrella de la muerte, esclavo de Dark Bleider, quien lo obligó a asesinar al capitán de los ¡yedais! Sin darse cuenta que el capitán era Penélope el amor de su vida. (Dairon David y Adriana)

Fue y le profesó su amor, y Penélope dichosa contestó que ella también lo amaba; juntos decidieron escapar y para esto crearon una revolución. (Carolina Rojas Duque y Ana Sofía Marulanda)

Pero a un paso de empezar la revolución, en un pasillo de la nave, Penélope le dice al profe ¡stop! No puedo seguir la revolución es una mentira, yo soy una, tu eres una mentira. Todo es una mentira, este amor es una farsa, el profesor, le dice ¿por qué? ¿Qué pasa? Soy un robot y en la estrella de la muerte de reúnen con Harry Potter y explotan en mil pedazos. ¡Bom! (Carina)

Los trozos de la nave y de los amante se esparcieron por doquier y se convirtieron en polvo de estrella que empezó a deambular de un lado a otro hasta que finalmente estuvo tan esparcido que contaminó todo el cielo. Desde la tierra ya no se veía el negro de la noche sino que una nube púrpura que enloquecía a todo el que la miraba. Era como si el amor envenenado de los amantes muertos captara la voluntad de todos. Había besos, lujuria, infatuaciones, romance sin sentido y tóxico que terminaba con muertes por canibalismos porque  los amantes se devoraban. (Juan Mesa)

Comiendo cada pedacito de carne como de alma polvo de tierra polvo, de átomos que se digerían en cada mordida, masticando con ruidos grotescos y profanos, se ahondaban en el vacío profundo de la galaxia y retumbaba en sus tímpanos como digiriendo sus átomos, sus polvos, sus cuerpos y así se explayaban a medida de que eran partículas en explosión que se transforman en cena…

La cena de ella no podía ser más tediosa y monótona era a la misma hora y para cada empresa en la que consistía sentarse de lado derecho de la mesa, con siete cubiertos para cada lado; Él por el contrario comió solo con una cuchara.

Y así nuestros dos caníbales amantes empezaban a devorarse cada uno a su forma y allí comienza otro proceso. (R. Andrés)

El cual es perderse en los cráteres de la luna, se vuelven seres del espacio, van fumando y riendo felizmente cuando de pronto… (Jeni Navas)

Y como todo cuento por malo o bueno que fuese llega a su fin, el caníbal se volvió vegetariano, los vampiros contagiados de VIH, las princesas patiquebradas y con la pestañina regada, los príncipes borrachos y sin ganas de princesas. Y yo terminé escribiendo estas bobadas sin sentido como efecto del cansancio. (Erika Botero, 5:20 a.m.)

Relato II

Ella sabía que él estaba esperándola aunque –y gracias a eso- los demás dijeron que no. (Camila Builes).

Caminó sin rumbo por las calles del centro de la ciudad, sentía en todo su cuerpo el recuerdo de él… (Vanessa R.)

Aunque ella sabía que no volvería a verlo mantenía la esperanza de poder hacerlo. (Oveira)

¿Qué la hacía seguir esperando? Ella no sabía pero él sí. (Juan M. Cano)

Solo una decisión los separaba. Una decisión que  consumiría completamente la vida de ella para poder ofrecerse a él. (Juan Pablo Estrada)

Es que él era su vida. Ella sentía que estaba vacía. Era necesario MORIR porque estaba segura de que él no la perdería (Angélica C.J.)

Pues al morir nacía la mujer que hay dentro de él. Nació de nuevo. Nació como mujer transgénero y vivió feliz. (Marco Fidel)

Luego de ello quiso dará a conocer al mundo su nuevo género. Allí fue aceptada tal y como era.

Luego, su niña llegó a ser una gran científica. Aunque no fue muy famosa, fue alguien quien innovó en la sociedad. (Rafael Gómez)

Y con sus pequeños aportes logró grandes cambios. Ayudó a que los niños perdieran el miedo al odontólogo y que las terribles fresas no fueran tan terroríficas. (Jhon Díaz)

Pero un día llegó Alicia que venía de su mundo maravilloso a cambiarles sus pensamientos y darles a conocer que hay vida en las cosas que no nos imaginamos. (Laura Cruz)

El científico estaba algo drogado para olvidar a su chica, ¿cuál científico? Era yo. Estaba en un trance de amor por ella, a la que había querido cambiar y fue ella la que me cambió (James)

La trataba como un experimento. Estaba experimentando su manera de amar y de sentir. No quería nada en serio, solo quería probar y no se dio cuenta que en ese supuesto experimento se enamoró de verdad, sin querer, sin darse cuenta y ahora quería seguir y no tratarla como un objeto. (Carolina M.)

Entonces, como su vida se resumía en probar y experimentar recordó aquella chica trasngénero de hace años y se preguntó: ¿Cómo ama este tipo de gente?  ¿Por qué sienten la necesidad de transformar sus cuerpos? Y ¿Cómo influye en sus relaciones amorosas? Así que decidió realizar una búsqueda de investigación en la comunidad LGBTI para resolver sus dudad, que, de cierto modo, aliviaría el origen de sus propias historias amorosas. (Daniel M.V.)

Grato fue conocerte aquel día. Mis miedos nublaron la vista e hicieron que me vieras como un libro roto, no dije nada: me quedé ahí mirándote fijamente a los ojos, escuchando cada palabra que salía de tus dulces labios y entonces, tu corazón jamás sintió el mío. (Laura Pérez Múnera)

Aquí entre nos, para mí no fue tan grato, son muchas las razones pero solo advertiré dos cosas: prefiero los libros completos a los rotos; sé que está conectado al primer punto, los dulces labios no leen libros completos. Por eso lo siento: no me podés leer… (Cristian L. Quesada)

Como yo te leí a ti, animal de costumbres…y por eso empecé a ignorar las cosas que había advertido…a ignorarlas como a las cadenas que te atan en mi sótano, los gritos que salen de tus dulces labios, las sirenas retumbando en la calle y sin pensar en consecuencias ni en rutas de escape disfruté de cada gota de tu sangre derramándose sobre mi cuchillo, mis manos, tu ropa y mi piso. (Joy)

Y en ese sótano fui tuya y tú me perteneciste hasta tu última gota. Abandoné ese sótano y me llevé tu alama y tu espíritu. Continué mi camino y alimenté las sordas de incomprendidos…al final de la vida comprendí que nunca dejaría de buscarte. Bebí de ti sin saciarme, nunca… (Mar)

Seguiría viviendo en la incertidumbre…si habrías existido. Cerré ese libro y decidí volver a enfrentarme al mundo. ¿Qué habría afuera mientras me encerré a buscarte? (J.R.)

El tiempo pasó, pero en mi mente siempre estuviste  presente, cada segundo, cada minuto, cada hora se hicieron más largas. Se prolongaron convirtiéndose en una agonía casi eterna. Mi felicidad se hizo efímera, mi dolor constante, tu triste recuerdo pesa en mi mente, como aquel que no quiere olvidar aquella imagen que me volvió al principio. (Teo)

Pero, ¿dónde estás? En aquel libro que decidí cerrar, pero que en este momento llama mi mente. Decido volver a esa página interminable y endulzarme de ti. (Karen S.)

Sin embargo, al volver a esas corroídas y gastadas páginas, sentí la nostalgia de mis recuerdos, de nuestros momentos, de cuando juntos fuimos uno. (Pablo Molina)

Así decidí continuar mi rumbo, buscando más gritos provenientes de dulces labios. Pero, lo que en realidad nunca supiste ni llegaste a sospechar… (Debido a tu bajo coeficiente intelectual) era que mi objetivo como científico se trataba de extinguir a las de tu especie. Para mí solo fuiste un número más en mi lista de especímenes.  (John A.)

Años después encontré una chica más para mi lista de especímenes. Cumplía con mis objetivos a un 100% ya que era bastante sumisa y era la chica indicada para mis experimentos. A la cuál decidí colocarle el nombre de Sova. Con ella comencé a convivir por medio de los experimentos. Yo no creí que me iba a enamorar de ella. (Estefanía)

Pero era mágico. Me puso a soñar cada momento. Sentía que mi experimento fallaba porque puso a prueba la frialdad con la que empecé a crearla. Ahora era yo quien me ponía a sus pies. Tenía control de mí, no podía salirse de mi mente. Ocupaba toda mi alma. (Juli Marín).

Dejarla podía ser una opción, pero qué iba hacer con lo que sentía. El experimento tenía que seguir. (Vatahi)

No era sumisa, era silenciosa y daba a luz cuando la conocías. Creaba mundo a partir de su silencio y la experiencia de conocerla y vivirla, crea paraísos. (O.)

Me sentía impotente, serio. Para recuperar mi lucidez cerré los ojos y en mi interior volví a ver el rostro que recordaba y a oír la voz que susurraba su nombre. Volví a sentir el olor que la evocaba. Todo estaba bien. Abrí los ojos y ahí estaba ella. (Claire)

Así que el científico encontró lo que buscaba. Pero si en realidad ella no era como cada persona de LGBTI. Ella quería ser diferente y cómo a él le encantaba y su vida se basaba en probar y experimentar, la trató de ayudar. Aunque en el fondo de él sabía que no era necesario  intentarlo… (Alejandra B.)

No es probar. No es probar y experimentar, es atreverse a ser diferente. Ser mujer trans o ser hombre trans, transformándose en su ser y en su cuerpo, salir del clóset y visibilizarse como se siente. (Jessica Suárez)

Sin embargo, él se dio cuenta que lo importante era encontrar y reconocer al otro tal y como es, sin etiquetas, sin prejuicios. Aceptándose tal y como son. (Mexicanos)

Aunque debemos tener en cuenta que estas críticas estarán. (Mariana Ramírez)

Por ende, él decidió volverse un transformer. Empezó a alimentarse con gasolina por la parte de atrás. La mujer desconcertada por tal hecho no acepto su cambio de género y… (Los algodones)

La mujer se dio cuenta que ella era la causante de esto y se mató. Él se volvió a drogar por atrás… (Mariana Castañeda)

Después de que se le paso el efecto de tal droga decidió ir al cementerio donde estaba enterrada su amada, le colocó un ramo de rosas blancas al pie de la lápida, sacó un cuchillo, se cortó el cuello y las rosas se tiñeron de rojo… (Sara G.C.)

– Rojo, color de la sangre saliendo de mis venas.

– La humanidad está dormida – dijo – ya no queda ningún sol.

Se levanta y mira el cielo, las estrellas temblaban bajo la niebla de sus ojos; todo temblaba… el llanto de las sombras…

– Las montañas duermen.

-¿Y quién no duerme?

– Ellos no lo hacen… ellos se desesperan y gritan.

– y el sol negro sigue saliendo entre la maleza… el cementerio vacío…

Cada palabra se repetía, se contrastaba y recreaba en sí misma.

– ¿Y ahora qué?

– Estas muerto.

– ¿ Y qué es estar muerto?

– Solo cerrar los ojos… callar hasta olvidar el nombre.

– Recuerdo a una chica, su voz a lo lejos me llama. (2/4 de Café)

– Escuchar esa cálida voz susurrándome.

Pensé estar muerto podría ser lindo pero todo en un momento se acaba así como ella en mi corazón. (Juan Montoya)

Ahora vagaré eternamente por el mundo, pensando en ella, y eventualmente mirando los rostros de la gente que vaga sin encontrar un camino para llegar a casa, eternamente miraré sus cráneos. (Valeria)

– ¿Y qué es la eternidad?

– No es más que un instante en el infinito de la vida, donde estamos condenados a enfrentar nuestros mayores temores y seguir así… hasta que acepté mi culpa por asesinarte pues me liberaré. (Fabián Ariza)

Después de reflexionar sobre la eternidad me he dado cuenta de que es justo lo que vivo ahora mismo…

En ese momento se despertó. Después de aclarase la vista, se dio cuenta que se sentía mucho más pesado y sin energías. La última vez que había estado vivo definitivamente no se sentía así, ¡era joven! Se miró ambas manos y notó su piel arrugada, casualmente, justo al lado de él había un calendario, ¡habían pasado 50 años! Y, por fin, comprendió que la eternidad no era más que un limbo. (Santiago Gaviria)

Salió a la calle con una nueva energía, estaba preparado para iniciar una nueva vida. Empezó a explorar la ciudad que era nueva ante sus ojos y a lo lejos divisó una silueta conocida, dio media vuelta solo para confirmar que se trataba de ella. Su primer amor. Quedó mudo.

Ella lo miró con extrañeza y le preguntó: Hola, ¿quién eres tú? (J&C)

Fueron los soles y las tristezas, el olor, su maldito e inefable recuerdo. Era ver su vida tras sus ojos y a la vez el olvido que ahora era como aquel dilema que no tenía más origen que antaño. El temor a elegir dedicar su tiempo, sudor y lágrimas para obtener su propio amor. (J.Rivers)

“¿El precio de su amor?”, pensó. Devolvió sus pasos con la misma energía con que salió de casa, empezó a observar a las personas que caminaban con algún rumbo los miraba fijamente mientras caminaba y pensaba, pensaba.

Cuando volvió a casa, abrió la puerta y encontró una carta, ¿de quién? tenía sellos, sí, tenía una letra cursiva que incitaba leerla desesperadamente.

¿Quién era? Firmaba como Amapola, sí, en el sobre… A pesar de tener sellos no tenía dirección, ¿cómo era posible? Se recostó en su cama a observar el sobre, lo palpaba, lo sentía. Pero mientras lo hacía se durmió con él en las manos.

Al día siguiente caminó durante horas por su estudio, aún no sabía si leer o no la carta, pues quería continuar con su decisión. La curiosidad no le permitió seguir sin saber nada, así que se sentó en su escritorio y leyó una revista “Play hoy”, pero no lograba dejar de pensar en la información que traía el sobre. Desesperadamente lo abrió y se encontró una lista de nombres: Luis Felipe Pérez (padre), Yessica Yurani Pérez Garzón (Hermana), María del Carmen Garzón (Abuela). Estos resultaron ser  los nombres de sus familiares. Se asustó, pues supo que esa persona lo había investigado muy bien ya que siempre tuvo en incognito la información familiar. Este era su talón de Aquiles. Luego de la lista había una carta con instrucciones muy específicas:

-¡Tengo un juego para ti! Deberás ir al centro comercial Premium Plaza en el segundo piso, allí te encontrarás a una mujer con características similares a una sádica, sin embargo, matarla ocasionará la muerte de Luis Felipe Pérez de forma tortuosa. No puedes dejar de buscar a esta mujer, al encontrarla sabrás que hacer. Tienes 10 minutos de lo contrario morirá Pedro Pérez Garzón de la misma forma que mataste a tu última víctima.

Encuéntrame si puedes. (Yeraldine Jimenez García)

Al encontrar a la mujer ella le dijo: “es simple, solo tienes que traer la cabeza de un niño que tenga más o menos cinco años. Lo harás en la próxima hora, de lo contrario mataremos a Yessica Yurani Garzón. Ya solo pensaba cuál de los familiares perder, su mente sádica quería seguir con este juego. Apresuradamente fue por la cabeza de su hermano menor. (Joaquín Palacio Higuita)

Cuando ella tenía la cabeza del niño en sus manos se dio cuenta de que estaba infestada de diminutos animales chupasangre y le habían dejado el rostro de un zombie. Al darse la vuelta reconoció los inconfundibles tenis de su hermano bajo un cuerpo sin cabeza que buscaba a tientas y de manera torpe algo que sentía que le faltaba. Su hermana no alcanzó a sospechar que luego de haber tocado la cabeza del pequeño se podría convertir también en un zombie. (Ana María Valencia)

En ese momento un sobresalto llegó, era toda una pesadilla. ¡Los zombies no existen! Que sueño sin sentido acabo de tener. Entre sudor y ganas de ir al baño esta historia se fue por el retrete. La mañana llegó. Me siento extraña siento la misma sensación y hasta las mismas ganas de ir al baño y… cuando regresó al baño sintió en su interior que los zombies son sus propios fantasmas que la acompañan día y noche. (Luz Enith Lara P.)

Al dia siguiente… me encontraba sentado en el árbol de siempre. Leía un libro de “Escalofríos” y de repente escuché un sonido muy fuerte dentro de la casa; salí corriendo hacia allá, noté que todas las luces estaban apagadas. No lograba encontrar a mi madre, simplemente grité por instinto: ¡Mami, mami!

El silencio seguía, ella no respondía. Me empezaba a sudar el cuerpo: era un sudor frío el que me corría de pies a cabeza… decidí adentrarme más a la casa para buscar a mi madre. Fui hasta mi cuarto, posiblemente estaba doblando ropa con los audífonos puestos… Al subir las escalas iba notando que había una gota de sangre en cada escalón. Al llegar a mi cuarto encontré un charco de sangre en el suelo y efectivamente estaban sus audífonos pero no estaba ella. Nuevamente grité: ¡Mami, mami! Aún no hay respuesta de ella, decidí salir de la casa en su búsqueda. Al salir la encontré parada en el jardín, fui tras de ella, le use la mano en el hombro, se volteó y simplemente… (Andrés Stiven Henao Ríos)

Vio una mujer con los ojos en blanco, parecía no tener alma, la tomo por los hombros y la sacudió de un lado al otro preguntándole ¿qué te pasa? No estás bien. Al terminar su frase ella se movió bruscamente intentando arrancarle un pedazo de carne del cuello. Él solo gritó y con un bruco ademan la empujo lejos y corrió a su antiguo hogar. Cerró todas las ventanas y apretó la puerta con el sofá, pero desde el piso de arriba se escuchó un ruido. (Leisa Johanna A’O)

El ruido que oyeron sus inquietos oídos simplemente fue el sonido que ocasionó la alarma de su despertador, empezaba un nuevo día laboral. Limpió el sudor de su frente y se dio cuenta de que era muy infeliz. (Carvalcho)

Infeliz en el sentido de verle el lado amargo a la vida. Tras perder a su madre y volverse loco y también haber perdido un amor estúpido. Aunque ese amor era estúpido era el que le daba luz al oscuro camino que guiaba su corazón. Caminó al trabajo, encontró un letrero que lo conmovió, lo animó, lo fortaleció más que nada. “Huir es un sueño, amar es una ilusión y morir es una promesa”. (Juan Montoya)

Ella entra a internet y se da cuenta que nada fue real, solo producto de unos hongos raros que compró en la Iguaná y mucho Netflix. Así que decidió salir a atrapar pokemones e ir a la próxima pokeparada, pero era muy tarde en la noche y fue víctima de la delincuencia común. Recordó entonces las películas de Rambo que lo habían acompañado en su infancia y al mejor estilo de Van Damme. (Jessica, Juan y Martín)

Mientras escribía esta historia había una mosca en el cuadro de la sala, estaba cansada de escuchar un relato tan volado. Necesitaba más poesía. Poesía que encontró en las nubes del cuadro en el que estaba parada… Leyó los primeros versos escritos en las nubes y la pared del cuadro se rompió… por fin podía ser libre y volar hacia donde ella quisiera. (Mateo Velásquez)

Pero el cuadro rotó en mil pedazos era la historia no contada de un asesinato. Un círculo vicioso de amantes que se traicionaron y simplemente no fueron capaces de aceptar ser olvidados. Ahí se quedaban los pedazos de un sartal de mentiras, engaños, silencios y olvidos. De moscas muertas en la entrada de un pórtico envejecido. (Juan C. Mesa).

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