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Hernán Botero Moreno: ¡Un verde que falleció con colores de olvido!

 

 

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Por Gonzalo Medina P*.

Mientras que como empresario y directivo del fútbol profesional colombiano, Hernán Botero Moreno fue un hombre que habló en exceso, que generó polémicas, y por ende hizo noticia, su reciente fallecimiento, el último 30 de junio, pasó casi que inadvertido para el país, parte del cual ni siquiera recordó que se trató del primer compatriota extraditado a los Estados Unidos el 5 de enero de 1985 bajo la acusación de “fraude al correo”, comportamiento legal que por entonces no aparecía aquí como delito, con todo y la existencia del acuerdo existente desde 1979 entre ambos estados.

El diario El Espectador hizo célebre la fotografía, el 11 de octubre de 1981 en el Atanasio Girardot, cuando jugaban Nacional y Medellín, imagen en la cual aparecían los directivos verdolagas Botero Moreno y Gilberto Molina mostrándole al árbitro un fajo de billetes de dólares, tratándolo con ello de “vendido”. Las autoridades futbolísticas de la época lo sancionaron con una multa de 10 mil pesos por irrespeto al juez.

Al momento de ser extraditado, Botero Moreno poseía el 76% de las acciones del Atlético Nacional y el 17% de las del tradicional Hotel Nutibara, de Medellín. Además de ello, desarrollaba actividades en el transporte de cereales y tenía una oficina de finca raíz. Hernán Botero Moreno pagó 17 años de prisión en Estados Unidos; regresó a su país el 20 de febrero de 2002.

Con el fin de realizar en 2006 una serie de documentales de televisión sobre la historia del deporte en Antioquia, como parte del gran proyecto audiovisual “Paisas, memoria de un pueblo”[1], el autor de este artículo conversó en ese mismo año con Hernán Botero Moreno. Compartimos a continuación algunos pasajes de su testimonio:

Sobre Pacho Maturana y el baby fútbol: “Comienzo diciendo que alguien tan importante en el fútbol mundial, como es Francisco Maturana, comenzó a relacionarse con los Botero, y con Atlético Nacional, desde 1958, cuando nosotros todavía estábamos en el fútbol aficionado. Mi relación con este deporte viene entonces desde muy joven, cuando mi mamá me llevaba los domingos a misa, a las 10 y media, a  la iglesia de San José, en el centro de Medellín,  y de ahí nos íbamos para el antiguo estadio de Los Libertadores, que estaba frente a la empresa Tejicondor”.

Su primer patrocinio: “Estaba yo jugando fútbol cuando se me acercaron varios jovencitos que jugaban en el baby fútbol y me pidieron que les patrocinara su equipo. Yo era ya presidente de Sulfácidos,  una empresa de fertilizantes y ácido sulfúrico, muy importante para la industria de Colombia; no olvidemos que la industrialización de un país se mide por la producción de ácido sulfúrico. A pesar de que les dije a los muchachos que después hablábamos, me respondieron que “no nos vamos de aquí hasta que nos diga que sí”; y se sentaron y se estuvieron ahí. Les dije que bueno, que nosotros los apoyábamos. Esa fue, pues, mi primera experiencia como empresario del fútbol.

“Mi vinculación al Atlético Nacional”: “Un día cometimos una locura al mandar una carta a la Dimayor preguntándole qué requisitos exigían allí para tener un equipo profesional en Medellín y nos contestaron, en una carta muy elegante, que nos felicitaban por nuestra gestión en el fútbol, por nuestra labor en él, pero que en ese entonces únicamente se podían tener dos equipos profesionales por ciudad; bueno, yo guardé la carta, hasta que un día llegó a mi oficina Antonio Patiño Vinasco y le dije: “Antonio, mirá esta locura”, vio la respuesta y nos reímos.

Como a los dos o tres años me habló de nuevo Antonio y me preguntó: “¿Hernán, ustedes todavía están interesados en entrar al fútbol profesional?”; le respondí que sí; resulta que entre los dueños actuales del Nacional hay unos que quieren salir, otros quieren entrar y quieren llevar socios nuevos; bueno, conversamos con ellos y casi que no llegamos a un acuerdo, hasta que lo concretamos en el 61. Mandamos por unos jugadores uruguayos, trajimos como ocho y despachamos 14; con todo y entrenador los  despachamos, entonces yo me demoré la bobadita de 10 años; comencé en el 65, cuando fui a Argentina y me traje a los famosos “Tres Óscares”: Óscar “Coco” Rossi, Óscar Romero y Óscar López, aparte de Juan Carlos Biagiolli; quedamos subcampeones, pero realmente yo empecé en el fútbol en forma fue a finales del 60; me demoré diez años para medio aprender, ahora quieren aprender en tres meses a manejar un equipo, eso es imposible; en el fútbol nadie aprende del todo, entre otras cosas, pero menos en tres meses, ni en un año, ni en dos; necesitamos mucha experiencia y ahí fue cuando a finales del 60 yo tomé el Nacional en forma; resulta que en enero del 71, o sea cuando vinieron Raúl Navarro, Óscar Cálics y Tito Gómez; ya estaban aquí Teófilo Campaz, Jorge Hugo Fernández, Gilberto Osorio, Gerardo Moncada, Gilberto Salgado, Abel Álvarez, en la media cancha, y adelante Leonidas Hurtado, Javier Tamayo y Gustavo Santa; y ahí empezó el fútbol del Atlético Nacional.

Y en esos doce años que yo estuve dirigiendo en forma al Nacional, obtuvimos tres campeonatos de un año de duración cada uno, no lo que tenemos hoy en día que es un remedo de campeonato, campeonatos de seis meses que arrancan de cero para la final, que se lo puede ganar cualquiera; eso es una lotería, por eso digo remedo, porque eso es una lotería, que es muy interesante en el sentido de que en la última fecha, debido a la nivelación por lo bajo, pueden clasificar prácticamente diez o doce equipos y porque hoy en día les gusta mucho podérselo ganar cualquiera. Antes lo ganaba, por lo general, el mejor, porque era de un año y yo me los gané cuando era presidente en esa época; tres campeonatos nacionales de un año -73, 76, 81-, dos subcampeonatos y tres de semestre, son 3, 5, 8; ahora las directivas actuales vienen desde el 95 y se han ganado dos de medio año, he ahí la diferencia”.

“Yo hice el Nacional con las uñas”: “En diciembre del 70 fui a conseguir los jugadores porque el equipo había quedado de último en ese año, y sin merecerlo; entre el 70 y el 71 jugamos aquella famosa temporada internacional con Ferencvaros de Hungría, Benfica de Portugal, Botafogo y Santos de Brasil. Fui a conseguir jugadores, yo me fui con US$ 10,000 en el bolsillo para comprar cuatro jugadores, increíble pero cierto, y traje los jugadores que ya mencioné. Yo a Nacional lo hice con las uñas, si yo tuviera la plata que tienen las directivas actuales, ah poquitos campeonatos que me ganarían a mí, creo yo; de manera que entonces yo ponía plática, pero no eran las cifras de hoy en día; yo hice a Nacional con las uñas y así logré hacer lo que hice”.

“Y se hizo justicia verde”: “En el 71 formamos ese gran equipo del que le hablé ahora; no quedamos campeones por esas cosas del fútbol, quedamos subcampeones, después quedamos campeones en el 73, y luego, en el 76, traje a Osvaldo Juan Zubeldía. Yo hablé con el ex jugador y ex técnico Miguel Ángel “El Zurdo” López, quien viajaba con frecuencia a Buenos Aires, y le dije: “Quiero a Zubeldía, aquí tiene un cheque personal mío de US$ 6,000 para que se lo entregue como abono a la prima; se fue, y a los tres días me llamó y me dijo: ya está hablado, ya hablé con Oswaldo y aceptó, que lo llame mañana a su casa, a tal hora, por la noche, a las ocho de la noche; lo llamé y dije que estábamos muy contentos de que viniera a colaborar con nosotros, que iba a amañarse en esta ciudad y que aquí se le daba autonomía plena al técnico. Sobre el cheque, Zubeldía dijo: “no, yo recibo cuando llegue a Medellín, mientras tanto yo no recibo un centavo de prima”; y vino, y empezó la gestión ya más en forma con las divisionesmenores.

Desde ese momento el fútbol colombiano se divide en antes y después de Zubeldía; nosotros veníamos trabajando con unas divisiones menores, pero cuando vino Osvaldo Juan ya se hizo una labor… porque Zubeldía era un experto en eso, en hacer jugadores, entonces nosotros comprábamos buenos jugadores, verdaderos jugadores y hacíamos mucho jugador, y así fue como logramos llegar hasta donde llegamos. Y ahí fue cuando surgieron Pedro Sarmiento, Hernán Darío Herrera, Norberto Peluffo.

Pero nosotros no solamente hicimos futbolistas; ¿de esa camada cuántos son técnicos? Puede que se me olvide algún nombre: Francisco Maturana, Luis Fernando Suárez, Víctor Luna, Pedro Sarmiento, Norberto Peluffo, Hernán Darío Herrera, Gabriel Jaime “Barrabás” Gómez, Santiago Escobar, Hernán Darío “Bolillo” Gómez; se me escapan uno o dos porque son como 10 o 12; Miguel Ángel “El Zurdo” López no fue de esa camada, pero también participó en el equipo de esa época. ¿Es coincidencia? yo no creo que lo sea. Incluso del Independiente Medellín han llegado para contratar jugadores o técnicos del Nacional. Todo eso se hizo en la época aquella del 71 al 81, en la época dorada del Atlético nacional; no porque yo esté aquí, sino porque es la verdad y la verdad hay que decirla ¿o no? Y la gente lo reconoce.

Ya le estoy explicando, se trajeron estrellas, se trajeron buenos jugadores, pero verdaderos buenos jugadores y al mismo tiempo empezaron a promocionarse la divisiones inferiores, así fue como se catapultó, se hizo la catapulta del fútbol colombiano; ¿y quién la hizo? el Atlético Nacional con Zubeldía… con las uñas le advierto otra vez… con muchas limitaciones económicas. Después de que mi familia y yo vendimos nuestras acciones en el Nacional, debo reconocer que los directivos que siguieron hicieron una importante labor; inclusive ganaron la Copa Libertadores, eso fue en el 89, o sea hace 17 años, ayer hizo diecisiete años que ganaron la Copa Libertadores*[2], pero la infraestructuras se acabó,  porque ¿qué jugadores está formando el Atlético Nacional hoy en día?. De pronto Camilo Zúñiga y ese muchacho David Ospina, el arquero,  de resto pocos; entonces se acabó la infraestructura y se para el carro; pero los que siguieron mientras la estructura funcionó, hicieron una gran labor y ellos también la realizaron, consiguieron buenos jugadores; acuérdese los que le compraron a Medellín – Luis Carlos Perea, Leonel Álvarez, Gildardo Gómez, León Villa-; con toda esa gente ganaron la Copa Libertadores e hicieron una gran labor, nadie se la puede discutir, pero también hay que decir que se acabó la gasolina de la infraestructura”.

“¿La empresa privada? ¡Pocón, pocón de fútbol!”. La empresa privada antioqueña, que yo recuerde, no ha hecho nada por el fútbol profesional, ni hoy, ni ayer, ni mañana; ojalá mañana, pero no, no ha hecho nada; a ellos lo que les interesa es la plática, para ellos todo es el signo pesos y el fútbol no es eso, el fútbol es civismo, es una mística, es algo que lleva uno en la sangre, el que no lo lleva en la sangre no puede comprometerse con el deporte. Para mí, el fútbol es como una enfermedad, una enfermedad porque yo de lo poquito que tenía puse plática de mi bolsillo, hasta que ya no pude poner más y tuve que vender; hay dos cosas que le hacen meter la mano en el bolsillo al hombre: son las mujeres y el deporte”.

“Ardila Lulle no me puede ver”. La labor más bonita que yo he hecho como empresario en el fútbol se  la voy a contar: se llamó “Niños gratis al estadio”. Eso no lo ha hecho ningún equipo en el mundo; una vez estaba yo almorzando donde mi mamá, en el día de la madre, que en paz descanse; yo venía por la Avenida Oriental y le dije a mi señora Lía: “mija, se me prendió la lamparita…, resulta que muchas veces quedan 15.000 puestos vacíos en el estadio, en otras doce, otras diez, otras siete, a veces ninguno porque se ha vendido toda la boletería; pero yo voy a dar esos puestos vacíos a las escuelas y el día que se llene el estadio voy a sacar 5.000 más, de todas maneras, de la boletería y los voy a regalar, mínimo voy a regalar 5.000.

Hice una rueda de prensa, les expliqué todo a los periodistas en el club de ejecutivos; pero un periodista me dijo: “No doctor, yo creía que nos iba a hablar de contratación de jugadores; ¿hombre, no le parece que esto es lo más novedoso que les puedo traer, lo más lindo del mundo?”. Hablé con Confamiliar Camacol, con Alfonso Núñez Lapeira; él se entusiasmó y repartía su boletería en una forma transparente en todas las escuelas; repartimos dos y medio millones o tres millones de boletas gratis para entrar los niños al estadio. Después se reunieron la alcaldía y los dos equipos de aquí y acordaron que apenas 250; tienen cerebro de gusano, 250, y no para todos los partidos; he ahí la diferencia, entonces de ahí viene la afición que comenzó a tener el Nacional y que  aumenta en las distintas generaciones.

Es una lástima que el Grupo Ardila Lulle, después de que compró al Nacional, no reconozca nada; ¿Por qué esa afición que yo sembré terminó usufructuándola quién? Eso es lo que me duele, porque le confieso que no me pueden ver, porque los Ardila Lulle no me pueden ver; el Grupo Ardila Lulle no me puede ver, no sé por qué, porque yo nunca le he hecho nada… y se han estado beneficiando de la obra mía, de los niños entrando gratis al estadio, que es la obra más linda que se ha hecho en el mundo, porque esa es una afición que juega contra las hermanas de la caridad y van como mínimo 18.000 personas. ¿Sí o no?”.

“Cuando no se impone la disciplina”. Yo trataba muy bien a los jugadores, pero les exigía mucha disciplina porque a mí nadie me iba a manejar el equipo, nadie; te voy a poner un ejemplo: Una vez estábamos concentrados en un hotel, teniendo en cuenta que yo les daba los premios el viernes cada vez que iba a empezar un hexagonal, un triangular, un cuadrangular, lo que fuera. Ese día, viernes o sábado, no pude arreglar con ellos; muy bien, me senté con mi señora ahí a tomar una gaseosita; ahí estaban los demás directivos, estaba Oswaldo Juan Zubeldía con el preparador físico; cuando veo que los jugadores van saliendo, van desfilando para los carros; yo me quedé como aterrado, pero no dije nada, se montaron y se fueron.

Le dije: “Oswaldo, yo nunca he intervenido en la alineación del equipo, usted lo sabe. Esta vez le voy a pedir un favor en bien de la institución: A todos los que se montaron en el carro, no los ponga el domingo por favor; “doctor, estoy de acuerdo con usted”;  y empezaron los otros directivos: “¿Hernán, estás loco? ¿Cómo se te ocurre?”, “Vamos a perder el partido”; era con Millonarios, en el 78. Les dije: “Vamos a perder el partido si juegan esos, así es como los vamos a perder”. Después de muchas discusiones y presiones, le dije a Zubeldía: “Bueno Oswaldo, con esta gente es imposible, póngalos; los pusieron y perdimos 2-0 con Millonarios el primer partido de ese octogonal, y eso nos costó el campeonato porque terminamos empatados con Cali; fue cuando el famoso gol de Ángel María Torres, empatamos con Cali y Millonarios nos ganó por 1 punto, de manera que si Nacional gana ese partido, pasa a Millonarios, y pasa a Cali, hubiera quedado campeón; ese partido que jugaron con los titulares, y que se perdió, fue porque a los directivos se les metió en la cabeza que sí, fue el que nos costó el campeonato; como siempre se decía que en Nacional se hacía lo que decía Hernán Botero…nada más falso; ahí está la prueba; cuando en 1973 salió José Curti de la dirección técnica, ¿quién lo sacó? la junta; la única vez que votamos cuando yo estuve de presidente del Nacional fue el día en que echaron a Curti, y nos derrotaron por 5 votos a 4.

Y como los otros directivos ya tenían nombrado a Vladimir Popovic, entonces le dicté a la secretaria mi carta de renuncia irrevocable y hasta luego; en julio me volvieron a llamar, que por favor fuera a salvar el barco que se estaba hundiendo; pero  yo me fui, le había dicho a Curti que “el día que lo echen yo me voy con usted, yo soy un hombre de palabra; de manera que allá había disciplina, allá nadie me iba a manejar un equipo, allá se le respetaban sus derechos a jugadores y directivos, allá se les trataba bien, pero con disciplina; que un jugador me fuera a manejar el equipo, del que yo era presidente, olvídese, de eso olvídese, porque si no hay autoridad no hay nada”.

“La cárcel me ayudó a madurar”. Pues no es que la cárcel y los 17 años que allí pasé me hayan cambiado, sino que me dieron más entereza, porque es la injusticia más grande que se haya cometido en Colombia; yo nunca, nunca, cometí ningún delito, ni me acusaron por lavado de dólares como dicen aquí, ni lavé dólares, ni me acusaron; me acusaron dizque porque le dije a alguien que enviara cheques de gerencia por correo que a nadie se lo dije y porque no envíe una información en un formulario que no era obligación mía enviarla.  Entonces se cometió una injusticia muy grande, pero eso lo alecciona a uno, eso le enseña; a mi me dijo un negro americano, en mi pieza, un negro que lo tenía de compañero de cuarto: “Señor Botero, usted de aquí va a salir más sabio; ¿Sabe por qué? Porque usted aquí tiene mucho tiempo para pensar y va a tener más tiempo para tomar las determinaciones exactas, determinaciones más precisas”; y es la verdad, eso es muy duro, nadie en Colombia hubiera aguantado lo que yo aguanté, y más siendo inocente, pero eso lo forma a uno, yo no quisiera, pues, que me hubiera sucedido, nunca, eso lo forma a uno para el resto de la vida.

Mire hombre, para mí cualquier cosa, por grave que sea, ya es nada; yo veo que la gente se preocupa por bobadas, por bagatelas y yo me río. ¿Sabe cómo veo yo lo que me pasó? Pues de una forma increíble, yo miro y digo: “Esto no puede ser”; ¿”Entonces yo cómo lo visualizo? Como si en este momento me entregaran una pelota de fútbol, esta por ejemplo, me llevaran para el océano Pacífico, en Buenaventura, y me tiraran al mar a esta hora, cuando ya está oscureciendo, y me dijeran “atraviéselo”;  así visualizo yo lo que me pasó; ¿y cómo pasé ese trago tan amargo? con un estribillo; primero, antes del estribillo, les quiero decir: amo a Dios, tengo una familia muy linda y una conciencia muy tranquila. Entonces yo me sentaba cada dos o tres días o cuatro días y me decía: “Boterito, Boterito…” así con esas palabras, “Boterito, Boterito no te puedes dejar vencer, tu familia te necesita, adelante; ese era el estribillo, uno tiene que hacerse su propia terapia; porque si no, se lo traga la tierra”.

 


[1] Coproducción desarrollada en 2006 entre el Instituto para el Desarrollo de Antioquia –IDEA- y la corporación Tiempos Modernos, bajo la dirección de Jorge Mario Álvarez.

[2]Entrevista realizada en 2006. 

*Periodista, politólogo y profesor Universidad de Antioquia

 

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