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Cuando la imaginación se plasma en letras

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Por:  Alba Nelly Cedeño Castañeda

La literatura le roba los mundos a la imaginación. Salida de la creatividad de una mente inquieta, transporta a esos universos a quienes están al frente de las letras.

 

Su diversidad fascinante trae a la realidad lo que el autor quiere expresar y, a su vez, traslada al lector a escenarios no palpables.

Cuando se habla de literatura, además de la re-creación de nuevos mundos o de mundos posibles, se habla de la comunicación dentro de un colectivo social, o del ser individual visto desde los diferentes ámbitos de la vida. En ella se refleja la sensibilidad del individuo, se crean realidades nuevas e imaginarias a partir de una realidad cotidiana.

Y es que la literatura tiene mucho que aportar a la humanidad, tiene múltiples posibilidades,  se puede leer desde lo psicológico, desde lo filosófico, lo político o lo religioso, entre otros ámbitos. Son muchas las disciplinas que alimentan lo literario. Es una manifestación del sentir más profundo del hombre en su función como ser social que le permite visualizar y comprender más a fondo los fenómenos sociales, culturales e ideológicos que han marcado las diferentes épocas de la historia.

Tan importante es la literatura que presenta diferentes generaciones que marcan una época determinada, desde los diferentes movimientos literarios que comparten características en común hasta períodos concretos en la historia después de la primera publicación en la imprenta de tipos móviles de Gutenberg.

Adicionalmente, la literatura, como expresión y lenguaje del hombre, es producto de un proceso de creación a partir de una realidad y experiencia de vida, y como arte que es, nace de la interacción del hombre con la sociedad. Se trata de una lectura individual en un contexto determinado. El escritor expresa o refleja a través de su texto toda una colectividad y una manifestación de la misma.

El lector, al encontrarse con el texto escrito, lo que hace es identificar esa realidad que ha surgido de la misma sociedad.

Sin lugar a dudas, cuando un lector se acerca a las obras literarias lo que hace es tener en cuenta su propia realidad o simplemente la crea o la refleja de acuerdo al grado de identidad que le suscite.

En la literatura se encuentran ciertos niveles de identidad que permiten recrear nuestros imaginarios y reflexionar en valores y problemáticas de los cuales somos responsables de manera directa o indirecta de acuerdo al grado de participación o de indiferencia hacia los diferentes fenómenos sociales y políticos que se mueven dentro de nuestro medio.

Así, la literatura logra que quienes la consumen logren desprenderse de la realidad, enfocarse sobre lo inimaginable y viajar por orbes inesperadas… la literatura le roba los mundos a la imaginación.

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